Harboe en la Cordillera

/ 20 de Marzo de 2014

Felipe-Harboe-6En la Octava Cordillera. Es en esa circunscripción, que integran 28 comunas distintas en clima, gente y paisaje, donde Felipe Harboe espera mojar la camiseta. Quería una región donde fuera necesario. Y eligió la zona que tiene más problemas de aislamiento, cesantía y estancamiento, pasando por sequía y crisis sectoriales de la industria. Pero está feliz de haber llegado a uno de los poderes del Estado por los votos, sabiendo que podría haber seguido en La Moneda. Y allí va a estar, pero para golpear las puertas en pos de la gente de este lugar que necesita a un político que proyecte sus angustias y aspiraciones.
Por Carola Venegas | Fotografías Gino Zavala.
 
Pide algunos minutos para terminar una de las 17 reuniones que tiene ese viernes en Chillán. Está en un salón del hotel frente a la plaza de esa ciudad, una de las 28 comunas que comprenden la circunscripción Octava Cordillera y que desde el 12 de marzo representa en forma oficial en el Senado.
Felipe Harboe Bascuñán recita con soltura metódica cada una de las ciudades que son ahora su preocupación. Es mateo, total. Y parece más ondero cuando se aplica en su iPhone y iPad Mini, donde guarda documentos y libros de cabecera.
Sí, este comentario es farándula. Pero se agradece que alguien de la estampa del ex intendente, ex subsecretario, ex diputado y ahora senador, deambule por los lugares comunes de la Región del Biobío.
Tiene 41 años, siete de los cuales trabajó en La Moneda. Fue una de las mayorías nacionales en las elecciones parlamentarias de 2009, como diputado por Santiago, y ahora conquistó los votos de una zona que difícilmente acepta afuerinos. La Octava Cordillera tiene sus códigos, sus requisitos y aún así lo catapultó en las urnas con casi un 38 por ciento de los sufragios. “Es que supimos entregar el mensaje”, dice Harboe con énfasis. Un mensaje que en cuentas resumidas inspira positivas aspiraciones para lo que será su gestión. Quiso venirse porque quiere demostrar que hay una estirpe de políticos que vale la pena, que trabaja con nobleza y cuya motivación es la gente, sus angustias, sus sueños. Es una de las zonas en las que hay más aislamiento, donde conviven problemas laborales, de cesantía, agrícolas, pesqueros, forestales. “Aquí es donde debo estar”, ratifica, pues sabe que de su mano los problemas van a pasar a primera línea. La experiencia, la cercanía con los hombres y “La” mujer de La Moneda serán un impacto para las políticas que resuenen en la Octava Cordillera.
-¿Y por qué Octava Cordillera?
“Cuando uno ha tenido la oportunidad de servir al país en cargos importantes, como por ejemplo en La Moneda, tiene la obligación de poner sus capacidades y sus conocimientos a disposición de la gente que lo necesita. Tengo la percepción de que yo soy más útil en una región que en Santiago, porque cuando uno recorre zonas aisladas, como Antuco, Alto Bio Bío o Contulmo, se da cuenta que transformar la necesidad local en un tema de agenda nacional es muy difícil. En Santiago no se conoce la aspiración del teatro en el Lago en Contulmo, o no se sabe que el paso Pichachén puede ser determinante para el turismo en Antuco, o no se tiene idea cómo la sequía ha afectado los últimos años a Biobío y a Ñuble, más allá de lo netamente agrícola. El que yo haya estado en el lugar donde se toman las decisiones genera una capacidad de poder colocar estos temas en la agenda. Eso es lo que me motivó a postular por la Octava Cordillera”.
-Pero ese argumento se podría haber ocupado en cualquier otra zona del país.
“No, me interesó esta circunscripción porque ésta es la zona que tiene mayor aislamiento y necesidad. Pensemos en la zona de Biobío… en toda la zona cordillerana o precordillerana. Pensemos en la provincia de Arauco que tiene cuatro de las 10 comunas más pobre del país, por lo tanto aquí se reúnen algunas condiciones de aislamiento y de pobreza que hacen necesario tener mayores vínculos. Y si, más encima, la persona que encabeza el proyecto es la presidenta con quien tuve la oportunidad de trabajar siete años, entonces la posibilidad de hacer nexos entre la necesidad y la solución es mayor. Por eso, con todo el sacrificio familiar que significa tomé la opción de venirme a trabajar por esta zona”.
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-¿Era más ganable esta zona?
“No. En el momento que tomé esta decisión estaba Mariano Ruiz-Esquide, un hombre al que le tengo mucho cariño y respeto. Y le dije ‘Mariano, te voy a competir’. Era muy difícil ganarle por su prestigio, por su historia. Fue un acto audaz y hasta osado. La política es para tomar riesgos”.
-Pero también es osado venirse a una circunscripción con tres perfiles territoriales y humanos tan distintos…
“Quien tiene la capacidad de conocer las tres zonas, puede darse cuenta que el perfil, las necesidades y las angustias de los habitantes son distintas. Es muy distinto a lo que aspira una persona que vive en Los Ángeles, a quien vive en otra de las comunas de la provincia de Biobío como Antuco, Quilaco o Quilleco. Son igualmente distintas a las preocupaciones que hay en Chillán, y las preocupaciones de Chillán son diferentes a las que tiene la gente de El Carmen o Coihueco. Mientras en Chillán existe un problema de contaminación igual que en Los Ángeles, en las otras comunas existen problemas como la sequía, la falta de servicios, la centralización… Cuando tú vas a Arauco te encuentras con una tercera realidad completamente aparte, pues tiene una condición de falta de inversión estructural. Por lo mismo, hay que pensar un modelo de desarrollo distinto, sobre la base de entender que las fuentes productivas de Arauco terminaron. Me refiero al carbón y la pesca. Si a eso le sumas que la industria forestal se ha tecnificado tanto, que cada vez se necesitan menos trabajadores y que el subcontratista no tiene las condiciones laborales adecuadas, estamos frente a un problema serio. Hay que ver cómo atraemos capital privado que lleve inversión a esa zona para generar empleo y dinamismo económico”.
-Se vino a una de las zonas con más cesantía.
“Si uno observa los indicadores, durante los últimos cuatro años la Región del Biobío ha tenido un estancamiento en el crecimiento, con un 1, 5 %. A pesar de la tremenda inversión pública que se hizo con la reconstrucción, la Región creció muy poco. Es decir, si dejamos de lado la inversión por reconstrucción tendríamos un crecimiento negativo. Eso habla de una crisis del modelo de desarrollo regional y lo que se necesita con urgencia es generar un modelo de desarrollo de la Región del Biobío que sea sustentable desde el punto de vista económico, industrial y medioambiental por los próximos 20 años”.
-Aparte de eso está la emigración de los trabajadores hacia el norte.
“Hay cerca de 10 mil personas que trabajan en la minería y que pertenecen a la Octava Región y, mayoritariamente, de la provincia de Arauco. Cuando te preguntas por qué la Región del Biobío tiene que ser exportadora de trabajadores ¿es porque aquí no hay capacidad? La reflexión es ¿vamos a seguir siendo una Región exportadora de trabajadores o vamos a crear las condiciones para que vengan capitales a invertir acá y se generen aquí mismo condiciones de desarrollo regional?… Yo creo que es lo segundo lo que tenemos que hacer. El desafío para el nuevo intendente y con las autoridades de uno o de otro lado es generar una estrategia de capitales que genere nuevas oportunidades y que a los jóvenes, por ejemplo de Arauco, no les signifique una condena meterse a trabajar en el mundo laboral del norte del país. O tener que abandonar sus casas y sus familias porque no tienen posibilidades”.
-Pero el plan Arauco que surgió en los gobiernos de la Concertación no fue exitoso.
“Yo tengo una percepción distinta. Esta zona tiene una condición histórica que dio origen a una cultura basada en un producto (el carbón), como hoy día puede ser Chuquicamata o Antofagasta por el norte, con el cobre. Cuando el producto se viene al suelo y se cierra la industria, lo que uno tiene que hacer es generar medidas de conversión mucho más profundas de las que se hicieron. El plan trajo capitales, pero no suficientes, porque tiene que hacerse de forma mucho más profunda. Un Arauco 2.0 no sólo va generar empleo de un año o dos años, sino que va a generar industrias, incentivos tributarios, inversión y a transformar a la zona en un destino turístico de verdad rescatando el patrimonio. No se puede seguir trabajando en base a los empleos de emergencia, que son útiles para atenuar necesidades sociales, hay que dar un salto”.
-¿Y para un inversionista es atractivo Arauco, cuando tiene una etiqueta de zona violenta?
“Nosotros tenemos una deuda con los pueblos originarios. Hay un gran número de comunidades que no tiene ninguna relación con la violencia, que es la gran mayoría. Esa deuda tiene que ver con ayudarlos en su inserción y cuidar los predios y las tierras originarias y evitar que la industria forestal siga depredando y rodeando a estas comunidades. Pero por muy legítima que sea la reivindicación yo jamás voy a justificar la violencia, no me parece que sea el camino correcto y, por lo tanto, no se puede justificar”.
 
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La energía, el agro y Ñuble Región
Es en este punto donde el ahora presidente de la Comisión Constitución del Senado saca todo su conocimiento y retórica a la cancha. Habla de resguardar la producción de los campesinos, de la responsabilidad de las centrales hidro y termoeléctricas, de construir una gran carretera del agua desde “el sur profundo” para el riego. Ñuble Región también está en la lista de las aspiraciones.
“La provincia del Biobío tiene la mayor cantidad de centrales eléctricas del país y tiene las cuentas de luz más caras”, aclara moviendo la cabeza para un No. “Eso se explica porque el modelo de construcción de la energía está desagregada, es decir, generación, distribución y cobro no está en las mismas empresas, ¡son tres distintas! Creo que es tremendamente injusto y parte de lo que tenemos que reivindicar son las compensaciones. Yo soy autor de un proyecto de ley que está en discusión, que establece un sistema de compensaciones en virtud del cual, todos los habitantes que pertenecen o residen en el sitio donde hay una central de más de 200 mega, tienen que tener un 40 por ciento de beneficios en los cobros de consumo de energía. No es compensar por contaminar, sino que es por el uso del suelo y creo que es un elemento que uno puede utilizar como mecanismo de compensación”, comenta Harboe.
Y esto lo explica, porque al tener la provincia de Biobío el mayor número de centrales hidroeléctricas se está utilizando esa agua originariamente para riego, en generación de energía. Y eso afecta a la agricultura y redunda en un serio problema de sequía.
“En nuestras provincias de Biobío y de Ñuble la sequía no debería existir. En la Región tenemos más de un millón de metros cúbicos en materia pluviométrica, es decir, lluvia suficiente hay, el problema es que no tenemos embalses suficientes para poder distribuir cuando hay escasez. El uso que se está dando de ciertas fuentes de agua, como la laguna Laja, por ejemplo, es completamente abusivo. Estamos viendo cómo los agricultores carecen de agua para riego, lo que produce en la práctica un aumento en los costo de producción y competitividad“.
“Romanos y visigodos” style
El senador argumenta ideas que significan megaobras. Parecen inalcanzables, pero ¿por qué no una gran carretera del agua? “La sequía podría solucionarse con una política de largo plazo con la construcción de acueductos, que canalicen el agua desde el sur profundo hasta la zona centro sur, así como hacían los romanos, los visigodos. Además, un sistema de almacenamiento del agua. El Punilla va a ser un avance, pero no es suficiente. Necesitamos otros embalses para regar otras partes de la Región”, sentencia el parlamentario.
-¿Y esto sería público?
“Bueno allí tenemos que llegar a una discusión como país. Porque si se van a distribuir con fondos públicos, entonces la distribución de esa agua tiene que tener también una función social. Hay que buscar mecanismos de equilibrio de manera que se asegure el agua para consumo humano, para riego y para energía “.
-¿Y qué ha podido evaluar en el tema agrícola de la zona que representará?
“Tenemos una situación que afecta por igual a las provincias de Biobío y de Ñuble, que es el suelo utilizado por industrias forestales. La industria forestal ha entregado mucha riqueza y muchos recursos, pero también efectos positivos y efectos negativos. Uno de los negativos es que la plantación de especies exóticas genera sequía en las napas subterráneas, porque consumen más aguas que las especies originarias. Cuando se planta una hectárea de pino o de eucaliptus es dramático para un pequeño agricultor. En consecuencia, el producto es más caro y menos competitivo. Qué hace el pequeño agricultor que vive de eso… termina vendiendo su predio a una forestal. Yo soy partidario de zonificar, pero de zonificar de verdad, pues cada vez hay menos espacios de suelo para cultivar alimentos y los más perjudicados son los más pobres y, por lo tanto, la economía familiar campesina”.
Harboe dice que el Estado tiene que tomar una decisión de proteger lo poco que queda de nuestra agricultura para no mantener esta postura abierta y permitir que lleguen productos extranjeros a anularla. “Yo soy partidario de establecer mecanismos de protección. Creo en un sistema de libre mercado, pero también creo que no puede ser sólo libre mercado. Debe existir un mercado social donde haya cierta influencia del Estado para regular competencias, porque los pequeños productores versus los grandes no están en equivalencia para poder negociar”.
-¿Cómo será su aporte en ello?
Cuando uno ve aquí los productores de leche y la relación que tienen con los grandes compradores que son uno o dos, el monopolio es tremendo. Cuando uno ve los productores de vino y tenemos que de las cinco viñas más grandes, tres están en las manos de un mismo empresario y manejan el poder de compra, bueno ahí es donde quiero aportar con una visión moderna donde haya libertad, pero también se manifieste la protección social”.
-Cómo fue su experiencia de campaña.
“Fue espectacular, conocí gente maravillosa que logramos incorporar no a la campaña sino a un proyecto y a una forma de hacer las cosas. Estoy agradecido por la tremenda votación. Esto habla del gran compromiso de la gente con la campaña, de un equipo espectacular que me acompañó y que logramos transmitir el mensaje de renovar la política, de una forma distinta de relacionarse y además pensar en el futuro de la Región”.
-Usted es un fiel creyente de la política…
“La política tiene que ver con pedagogía, con visión y con los sueños de la gente. La política de qué se trata: de que la gente viva un poquito más feliz, de que no haya angustias, ni abusos de los bancos o de las casas comerciales. Pero también de que las personas, que por alguna circunstancia no puedan competir en este sistema competitivo puedan tener una ayuda. Yo veo la política y reivindico la política más allá de los detractores. Creo que la política es una actividad noble, aunque no siempre se ejerce con la nobleza que requiere la política, que tiene que ver con liderazgo, con proyecciones”.
-Usted es del selecto círculo de Bachelet. ¿Qué tan cercano?
“Ah, no, que lo diga ella”, dice entre sonriente y serio. Pero yo no me muevo por aspiraciones de poder. Si hubiera sacado cálculos, como decía un comercial antiguo no tenía que moverme del escritorio y probablemente habría estado acompañándola en el Gobierno. Aquí corría un riesgo, una campaña súper desgastante, lejos de la casa. Hay una serie de elementos que conspiraban contra esta aspiración. Pero la diferencia de estar en el Gobierno o en el Parlamento es que cuando uno hace una ley independiente del gobierno de turno uno plasma la visión que uno tiene”.
-No pensó lo mismo la ministra Ximena Rincón…
“Son opciones. Yo estuve en el gobierno casi diez años, tengo la experiencia de gobernar, que es una tarea preciosa la de servir al país, es un tremendo honor haber servido a dos presidentes. Es un orgullo que ellos me hayan elegido dentro de sus equipos, pero creo que para uno que tiene vocación de servicio público, pasar por el Parlamento, estar en un gobierno regional, en dos subsecretarías en el Palacio la Moneda, en la Cámara de Diputados, y ahora asumir como senador para mí es un tremendo orgullo”.
-¿Y qué piensa de la Reconstrucción?
“Antes de de mis aspiraciones fui a Talcahuano y junto a un concejal recorrí un campamento… Me resisto a llamarle aldea, porque no es más que un maquillaje. El sufrimiento de la gente era evidente, pero la manipulación política para desacreditar al Gobierno o para hacerse autobombo me parece una vergüenza. No se puede jugar con el dolor. Valoro que el Gobierno haya tenido la visión de avanzar fuerte en la reconstrucción, valoro la decisión del Parlamento en su conjunto para aprobar los presupuestos que le permitió al Gobierno llevar la tarea adelante. Y se avanzó fuertemente. Pero de ahí a decir que está todo hecho. Que hay un 99,7 por ciento como escuché estos días es exagerado, hay edificios que he recorrido que tienen siete pisos y el agua llega hasta el piso quinto. Cuando uno entrega una vivienda a la gente le entrega una ilusión, llega feliz porque llega a un techo, abre la llave y no tener agua es una frustración. Uno va a la localidad de Llico y ve que hay un campamento que se llueve o que hay un conjunto de viviendas muy bonitas, pero que no le construyeron alcantarillado… Cuando uno ve que se avanza en caleta Tumbes y Dichato, que son zonas turísticas, me parece fantástico y lo aplaudo, pero que de la misma forma el puerto de Lebu sigua botado siendo una zona de trabajo, tenemos un problema. Hay que agradecer la voluntad y el esfuerzo, pero también hay que ser justos y reconocer que hay muchas cosas pendientes”.
-¿Y qué espera usted resolver en estos cuatro años de gestión?
“Podría enumerar varias cosas, por lo pronto Ñuble Región, porque el crecimiento de Concepción impide preocuparse de los detalles tan específicos de esta zona, creo que mi experiencia en la creación de la Región de Los Ríos me da una buena perspectiva. Pero si tuviera que decir algo puntual, me gustaría que la gente que votó por mí se sienta orgullosa del senador que tiene. Que los que no votaron por mí digan que más allá de las diferencias políticas, Harboe es un senador que escucha y me representa. Y que también pasado los ocho años pueda mirar a mis hijos a los ojos y que ellos también quieran participar, porque han visto que yo he tratado de hacerlo lo mejor posible. Uno siempre puede cometer errores, pero al final del día, obras más, obras menos, lo que me interesa es que la gente sienta que votó por una persona y que no fue decepcionada. Se decepcionará el que piensa que voy a ser un senador asistencialista. Lo que comprometí fue trabajo, decencia y escuchar, y, como presidente de la comisión de Constitución del Senado y como presidente de la comisión de Agricultura, el próximo año mi aspiración es que esta Región sienta que tiene un representante de verdad en el Senado”.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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