Catalina Muñoz
Fonoaudióloga
Docente UST Concepción.
En estos días nos han sorprendido las declaraciones del actor chileno Héctor Noguera sobre su mala memoria, una situación difícil de creer considerando su actividad laboral y destacada trayectoria. Más allá de centrarnos en una situación personal, es un buen momento para conversar sobre la influencia del envejecimiento sobre los procesos cognitivos.
Es una realidad que existen mecanismos biológicos que influyen generando diferencias entre el rendimiento cognitivo de personas jóvenes y mayores, pero frente a esta situación, ¿ante qué escenarios deberíamos preocuparnos?
La clave para esto son las actividades de la vida diaria, esas acciones cotidianas básicas, como vestirse, comer, y otras más complejas, como manejar el dinero o el uso de fármacos, entre muchas otras. La respuesta a la pregunta es cuando percibamos que no podemos ejecutarlas con autonomía como antes y necesitemos asistencia para realizarlas.
Es importante la pesquisa precoz de situaciones que con el tiempo pueden volverse patológicas e impactar funcionalmente a una persona, a su familia y comunidad. También es crucial consultar al médico de atención primaria, realizarse el Examen Médico Preventivo del Adulto Mayor (EMPAM) o acudir a un especialista para poder recibir los apoyos necesarios para la persona y sus familias.
Asimismo, está el promover hábitos para un envejecimiento saludable y así prevenir el deterioro cognitivo o, inclusive, intervenir cuando sea oportuno, y con ello mejorar la calidad de vida de las personas mayores, permitiendo preservar la funcionalidad y prescindir de estereotipos asociados al envejecimiento.