El exalcalde de Tirúa es claro en indicar que es la vía institucional, por medio del órgano constituyente, la forma en que se podrían resolver los problemas que aquejan a su pueblo. Asume que es una apuesta arriesgada, y que si no les va bien, seguramente van a ser enjuiciados por la historia. “Buscar otros caminos es desviar el mandato que recibí cuando fui elegido”, expresa.
Han sido días intensos que nos han tenido muy ocupados, y eso está bien, porque significa que hay algo que decir y que hacer”, dice el convencional constituyente en escaño reservado, en representación del pueblo mapuche, Adolfo Millabur Ñancuil.
La programación para la segunda semana de septiembre tenía objetivos concretos para el exalcalde de Tirúa. Trabajaría con sus pares de la comisión transitoria de Derechos Humanos en armonizar las conclusiones de las más de 300 audiencias públicas que tuvieron, con el fin de llevarlas a la futura comisión permanente. Eso, hasta la sesión del pleno del jueves 9, donde se comenzaría a discutir el reglamento de la convención.
Pero hubo varios hechos que de alguna manera alteraron esta bitácora: primero fue la información de el constituyente Rodrigo Rojas Vade no padecía la enfermedad que usó como ícono de su campaña. “Nos sorprendió de mala manera”, dice Millabur. Y días más tarde, la discusión en torno a que ciertas normas del reglamento de la comisión de Participación y Consulta Indígena se rigieran por un quórum de 2/3, que obligó a aplazar para el martes 14 de septiembre la votación del texto que regirá al órgano constituyente.
Otro de los momentos tensos fue la llegada de integrantes de comunidades mapuche en resistencia de Malleco hasta la ex sede del Congreso Nacional, donde sesiona la convención. Los manifestantes acusaron que no se sentían representados por los constituyentes mapuche,y les pidieron que renunciaran a la instancia. Tras ese capítulo, Adolfo Millabur realizó una vocería donde indicó que “un pueblo también tiene derecho a tener diferencias,”, pero que cada diferencia cumpliría un rol”. Estuvimos. Nosotros sí estuvimos disponibles para conversar, enfatizó.
-¿De qué forma, ustedes, como constituyentes representantes del pueblo mapuche, pueden responder a esos reclamos?
“Nosotros sabíamos que venía una delegación desde Malleco. Los estuvimos esperando para dialogar, ese era nuestro ánimo. Se les dijo que se les recibiría, pero que no podían entrar todos, por un tema de aforo. Y ahí salieron con la idea de que no era con nosotros con quienes querían reunirse, sino que venían a conversar con el vicepresidente de la convención, Jaime Bassa, y no con nosotros”.
-Vinieron a pedir que ustedes renunciaran a la convención.
“No es algo nuevo lo que están planteando. En pleno proceso de campaña para elegir a los constituyentes, ellos nos dijeron que no participarían del proceso, y que no estaban de acuerdo con que hubiese candidatos mapuche, y se han mantenido en coherencia. Su opinión es que nosotros no deberíamos estar acá, y eso se escucha, se entiende y se respeta, pero no tenemos por qué tomar su petición como un mandato. Nosotros fuimos electos y tenemos que hacer la tarea que se nos encomendó”.
-Sobre este tema, la presidenta de la convención dijo: “Las puertas están abiertas, pero cuando la gente no quiere dialogar, no se puede hacer nada”. ¿Comparte esa opinión?
“Ellos vinieron a pedirnos que saliéramos de la convención, y nosotros por cierto que no podemos hacer eso, porque nuestro mandato es discutir la constitución. Sin embargo, siempre se puede dialogar. Nunca se tiene que agotar esa posibilidad. Yo no soy de la idea de que por un desencuentro no hay más diálogo”.
-¿Van a buscar alguna forma de acercamiento?
“Por mi parte, todos los fines de semana tengo despliegue territorial para escuchar a las organizaciones y a los territorios. Al menos en mi caso, siempre he estado dialogando y trabajando con las comunidades”.
-El descontento de las comunidades en resistencia de Malleco no es el único. La Coordinadora Arauco-Malleco (CAM) también rechaza la participación mapuche en la convención.
“Sí, lo sabemos. Ellos nos dijeron hace tiempo que no estaban de acuerdo. Lo que se tiene que entender es que nosotros somos un pueblo que, al igual que el pueblo chileno, que tiene diferentes partidos políticos y corrientes religiosas, también tiene divergencias internas. Yo creo que la vía institucional a través de la constitución es el camino para avanzar en soluciones a los problemas de nuestro pueblo. Hay otros grupos que dicen que no, y es legítimo que tengan su posición. De no ser así, no estaríamos funcionando como pueblo, sino que seríamos un ejército, y ese no es el caso de los mapuche”.
-Tras la gestión de rectores de universidades de la novena región, el Centro Nansen está trabajando para generar un diálogo en La Araucanía. ¿Usted se ha involucrado en esta instancia?
“Yo no, porque las universidades nunca han sido representantes de los mapuche. Entonces que tengan no más todos los diálogos que necesiten tener ellos, pero yo no he visto a ningún mapuche dialogando en condición de representante. Están las universidades y está el Centro Nansen, pero el pueblo mapuche no ha dicho que quiere dialogar a través de esos mecanismos”.
-¿Cuál sería el mecanismo entonces?
“Yo estoy dialogando a través de la convención constitucional. Ese es el camino que estoy siguiendo como convencional mapuche y como integrante de la identidad Lafkenche, pues es el mandato que tengo. Buscar otros caminos es desviar la misión que recibí cuando fui elegido”.
-¿Cuáles son los puntos con los que usted está comprometido para sacar adelante en esta convención?
“A nosotros nos interesa que el Estado se repiense, para que no sea ni monocultural ni uninacional. Queremos que sea un estado intercultural y plurinacional, que son conceptos de un paradigma distinto a como hoy se concibe el Estado chileno. Resuelto eso, tenemos que hablar sobre la distribución y la participación en el poder, que hasta ahora no la hemos tenido. A lo más, hay una institucionalidad, que se llama Conadi, que es un servicio público pequeño que no tiene facultades para resolver los problemas que hoy enfrentan los mapuche con el Estado chileno. Cuando hablamos de eso significa discutir el poder en todos los espacios colegiados que tiene el Estado: el Parlamento, el Poder Judicial, el Poder Ejecutivo, a nivel regional y a nivel local. Luego tendremos que discutir en los territorios del Wallmapu, primero la autodeterminación y luego la autonomía, hay que regular esa convivencia y creo que es necesario que se dé esa discusión. Después abordaremos la restitución del territorio”.
-Usted dijo que los constituyentes mapuche estaban haciendo una apuesta en la convención, y que corrían el riesgo de salir mal parados en la historia.
“Es que es una apuesta. En una de esas no nos va bien y, naturalmente, vamos a ser enjuiciados por nuestro pueblo. Pero también tengo que reconocer que es un desafío que nosotros voluntariamente asumimos. Si tenemos un mal desempeño, o hay una falta de voluntad de los otros pueblos que están representados en la convención para reconocer los derechos de los pueblos originarios, particularmente del mapuche, para nosotros va a ser un fracaso, y el fracaso no se mide con parabienes, sino con críticas”.
Caso Rojas: no a las defensas corporativas
-¿Cómo se recibió en la convención la noticia de que el constituyente Rojas Vade había mentido, y que no tenía el cáncer que dijo padecer?
“Hay un ambiente de perplejidad. No he escuchado a ningún convencional que no esté asombrado con la noticia, por la imagen que tenía Rojas Vade como ícono en la revuelta social. Nos sorprendió, por supuesto, y de mala manera”.
-¿Se ve afectada la credibilidad de la convención con este tipo de hechos?
“Los medios masivos han querido afectar a la convención desde que comenzamos a funcionar, porque hay demasiados intereses en juego, y casos como este los aprovechan para amplificarlos. Lo que yo digo es que situaciones como las de Rodrigo Rojas son responsabilidades personales, y ojalá la sociedad así lo entienda y los medios de comunicación también sean capaces de informarlo de esa manera. Si no, queda la idea de que la convención entera está involucrada en este hecho. Hay que recordar que la crisis del 18 de octubre se produjo porque había una decadencia de los actores políticos y una falta de credibilidad tremenda hacia las instituciones. La fe pública está por el suelo, y si queremos salir adelante como sociedad, yo espero que actos como este, que son graves, no nos involucren como colectivo, porque la tarea que estamos encomendados a hacer es de interés superior”.
-¿Rodrigo Rojas debería continuar en la convención?
“Yo he evitado tratar de ser juez en una cuestión que, primero, tiene que resolver el constituyente Rojas. Ya está claro que no hay mecanismos para que renuncie, por lo tanto, pasa por una decisión que él debe tomar y, luego, tienen que funcionar los mecanismos internos. Lo que no hay que tener es una actitud de defensa corporativa en función de hechos y responsabilidades que son personales”.
-Tanto usted como otros constituyentes están promoviendo en sus redes sociales el hashtag “La convención se defiende”. ¿De qué o de quiénes tiene que defenderse?
“Es que hay demasiados interesados en que esto no salga bien. Está la Derecha, que no quería una nueva constitución, y que comenzó a hacer tormentas de hechos aislados, y algunos medios de comunicación se han prestado como una especie de amplificación de sus voces para desvirtuar los temas de fondo y quedarse en polémicas menores”.
-¿Cómo está su ánimo después de esta semana tan intensa?
“Yo voy a mantener mi ánimo hasta el último día para avanzar en todo lo que significa una discusión de esta envergadura. No va a ser fácil, pero estaremos atentos y alertas para completar nuestra tarea”.