Gonzalo Cuadra, regisseur.
Con la presentación de la obra La Traviata, en cuatro funciones – los días 17, 19, 21 y 23 de agosto-, la Corcudec celebra diez años de ópera en Concepción.
Madame Butterfly, Lucía de Lammermoor, Don Giovanni, El Barbero de Sevilla, Rigoletto, la zarzuela Luisa Fernanda y Las Bodas de Fígaro son algunas de las óperas presentadas por la Corporación Cultural de la Universidad de Concepción en diez años. Todas producciones propias, realizadas íntegramente por la Corcudec junto a la Orquesta Sinfónica y el Coro de la Universidad de Concepción, con la participación de cantantes nacionales e internacionales, además de óperas de cámara como Il Signor Bruschino, Il Campanello, El Empresario y La Serva Padrona.
Y es justamente para festejar estos 10 años de ópera en Concepción que la Corcudec pone en escena un montaje emblemático del género lírico, la Traviata, de Giuseppe Verdi, los días 17, 19, 21 y 23 de agosto a las 20 horas en el Teatro UdeC. Dos de sus protagonistas: la soprano argentina María José Dulín, que interpretará a Violetta, y el director escénico de esta obra, Gonzalo Cuadra, nos cuentan lo que viene.
Una ópera compleja
María José realata que si bien La Traviata es la ópera que más ha interpretado durante su carrera, el rol de Violetta es uno de los más complejos desde el punto de vista técnico porque Verdi escribió el personaje como si tuviese que ser interpretado por dos o tres sopranos distintas. “Lo ideal es dosificar la energía y darle a cada momento de la obra la carga dramática que necesita. Sin embargo, a pesar de la complejidad, Violetta es uno de los personajes más bellos que existen. Es la historia de la prostituta más famosa de París, conocida por sus lujos, su elegancia, su personalidad única, una mujer que sabe cómo conseguir lo que desea, pero que se siente muy sola pues no conoce la amistad verdadera y menos el amor”, cuenta.
Y no sólo en lo vocal esta ópera es un desafío, sino que por tratarse de una obra de producción propia también implica un arduo trabajo el diseñar el vestuario y organizar el movimiento escénico de los personajes, labor de la que se encuentra encargado Gonzalo Cuadra, su director escénico.
El regisseur afirma que por ser La Traviata una ópera que desde su inicio apuntó a denunciar la falsa moral y costumbres de la época, “y como esas inquietudes son propias del hombre, viva en el siglo que viva, hemos juzgado fundamental jugar la carta de la contemporaneidad y ambientar esta Traviata en la época actual, en Francia, 2013, un poco chic, un poco perdida, un poco conservadora, un poco destruyéndose”.
Adelanta que en el escenario se verá a los personajes vestidos a la usanza actual y según la ocasión, con movimientos gráciles, transitando un escenario único que, acto a acto, se vuelve más liviano, más frágil. Los asistentes apreciarán una gran lámpara que poco a poco va cayendo, muebles que van de a poco tapándose… “ésa es la propuesta de nuestra Traviata”, afirma.
Cuadra agrega que en cuanto al tema lírico, Concepción ha sido privilegiada con una magnífica mezcla de cuerpos estables de innegable calidad y un creer en el proyecto de producciones propias. “La falta de una tradición lírica cotidiana hizo posible, además, la sana experimentación, el riesgo, y la Corcudec ha dado un voto de confianza al dejar que un regisseur pueda proponer respetuosas locuras, flanqueado de profesionales de la realización visual de magníficos méritos, quienes toman un concepto y con su fantasía completan el mensaje para darle unidad a una puesta en escena profesional”.
Una obra fascinante e inolvidable, para nominar agosto como el mes de la ópera en Concepción.