“Como un gremio vivo” define Ananías al organismo empresarial que lidera. Una opinión que fundamenta en el sistemático y comprometido trabajo que la multigremial realiza a través de sus comités, proponiendo nuevos proyectos, vinculándose activamente con otros actores sociales, dedicando horas de trabajo al desarrollo de la región y midiéndose de igual a igual con organizaciones nacionales. Una labor que además tiene una fuerte veta social, y que muestra que -desde regiones- también se puede aportar al crecimiento de Chile.
Abocada a ayudar a las familias afectadas por los incendios forestales ocurridos en febrero en la región, encontró este 96° aniversario a la Cámara de la Producción y del Comercio Biobío (CPC Biobío). Una iniciativa que se enmarca en su creciente rol social, que ha llevado a sus empresas asociadas a preocuparse cada vez más de apoyar a la comunidad de los lugares en que operan.
Y es que, desde sus inicios, esta multigremial se ha enfocado en ser el nexo entre el mundo público, los privados, la academia y los habitantes de la zona, y también se ha constituido en un actor fundamental en la respuesta ante desastres ocurridos en el territorio, convirtiéndose así en un potente motor de apoyo al desarrollo de la región. “Nuestra misión es acercar, comunicar, gestionar y facilitar en beneficio de la comunidad local, y sabemos que la mejor forma de lograr que la región avance es aliarnos con los distintos actores de la sociedad para trabajar mancomunadamente en pro del crecimiento regional. Esa es una definición estratégica de nuestro gremio”, afirma Álvaro Ananías Itaim, presidente del Directorio de la CPC Biobío.
Y haciendo eco de esta veta social, apenas ocurridos los incendios en distintas comunas de la región, los socios de la CPC se volcaron a apoyar individualmente a sus comunidades, pero también se unieron para coordinar ayudas mayores. En esta línea, el gremio se ha mantenido trabajando muy de cerca con el gobierno regional, determinando adónde llegar con la ayuda; suscribió un convenio con la fundación Desafío Levantemos Chile para la construcción de viviendas para los damnificados, y ha logrado que el sector privado de la región participe de este proceso de reconstrucción, al que ahora están convocando a empresas nacionales.
-Fueron más de 200 mil las hectáreas afectadas por los incendios en Biobío. Desde el punto de vista económico, ¿cuál es la repercusión más grave de esto?
-“Lo más grave es que la mayoría de los terrenos quemados pertenecían a pequeños y medianos productores forestales, una situación que se ve agravada al pensar que lo más probable es que no tengan la capacidad económica de replantar esos bosques y, aunque la tengan, ¿querrán hacerlo? ¿se sentirán seguros para hacerlo? Y esa respuesta, probablemente negativa, es un duro golpe a la economía de la región.
Además, cuando se queman los bosques y se deja de producir madera, se afecta a todas las partes del proceso productivo: los contratistas forestales que trabajan en la cosecha, los aserraderos, toda la cadena productiva se daña. Más allá de que al final la madera la compren grandes empresas, estas subcontratan todo el proceso intermedio, así que todos se ven afectados”.
-En cuánto a la construcción de viviendas que ejecutan con Desafío Levantemos Chile, ¿en qué etapa están?
-“Lo primero es decir que no se trata de viviendas de emergencia, sino de casas definitivas, de 50 metros cuadrados, cuya construcción comenzó hace más de un mes. Desgraciadamente, el que todas las familias que perdieron sus casas puedan volver a tener una, va a tomar tiempo. Nosotros estamos empujando esto lo más que podemos, y fue por eso que invitamos a sumarse a esta tarea a empresas nacionales. Como gremio, somos socios de Sofofa, así que le pedimos que invitara a sus socios de todo el país a ayudarnos en esto, porque hay muchas empresas nacionales que tienen operación en el Biobío, y creemos que también deben participar en esta iniciativa”.
Más que una caja de resonancia mediática
Este apoyo a los damnificados por los incendios es solo una parte de la labor que la multigremial lleva a cabo en pro del crecimiento de la región. De hecho, como una forma de hacer foco en temas claves para el desarrollo regional, hace dos años organizó a sus asociados en comités permanentes, que se encargan de impulsar iniciativas en distintos ámbitos.
Uno de ellos es el de Generación de Valor Compartido y Capital Humano, que revisa en qué lugares y en qué ámbitos –como gremio- pueden ayudar a la comunidad, logrando llegar de forma más eficiente a cubrir necesidades que no siempre el estado puede solucionar.
También están el comité de Infraestructura y Logística, que busca empujar iniciativas que redunden en lograr una mejor logística e interconectividad entre las distintas industrias de la zona y sus lugares de embarque de carga, y el de Inversiones y Desarrollo, que monitorea las potenciales inversiones que se desarrollan en Biobío, buscando ayudar a que avancen más rápido.
Otros comités son el de Innovación y Pyme, dedicado a apoyar por medio de la innovación a la pequeña y mediana empresa, y el de Energías Limpias y Cambio Climático, que busca un equilibrio entre el cuidado del medio ambiente y el desarrollo productivo. “En este punto, es importante señalar que la normativa que regula los aspectos mediambientales funciona muy lento. Eso hace que cuando -5 o 6 años después de presentada la propuesta- le dicen al inversor que está aprobada, este ya no ejecute el proyecto, porque ya no es el momento correcto. Entonces: hay que cumplir con la normativa, pero generando decisiones más rápidas, que no hagan que el inversor cambie de idea por la demora”.
Y finalmente el comité de Equidad de Género, que busca impulsar iniciativas que tiendan a la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres al interior de las empresas.
-¿Cuál fue la motivación para crear estos comités?
-“Involucrar más a nuestros socios en el trabajo de la Cámara, para así poder impulsar más proyectos e iniciativas en distintos ámbitos, gracias a la vinculación activa con el sector público, el privado, el gobierno regional y también el central. Y ese trabajo hay que destacarlo, porque hay quienes se quedan solo en la queja. Nosotros, en cambio, somos más que una caja de resonancia mediática: no solo comunicamos, también generamos contenido. Cuando ves que los integrantes de nuestros comités se juntan cada 15 días, que van en ayuda, que desarrollan proyectos, te das cuenta de que somos un gremio vivo… Tenemos personas trabajando, construyendo políticas públicas para avanzar, y eso requiere dedicarle horas de trabajo a la región, y eso estamos haciendo”.
–Ya están trabajando para la realización en agosto de una nueva versión de IMPULSA.¿Han definido las temáticas que abordarán este año?
-“Aun cuando todavía no tenemos definido 100% el programa del IMPULSA 2023, hay temas que sabemos que sí o sí estarán presentes. Por ejemplo, como gremio, estamos comprometidos con la innovación y el emprendimiento, porque entendemos que son un motor de desarrollo. Por ello, al igual que en las últimas dos versiones, en que invitamos a grandes emprendedores y referentes en materia de innovación, este año nuevamente queremos tener un panel en que se hable de estos temas. Asimismo, sabemos que no nos podemos sustraer del tema de la seguridad en la zona, o de lo que pasó con los incendios forestales, por lo que creo también serán parte de las temáticas contempladas en el IMPULSA 2023”.
“Faltó análisis en las nuevas normativas laborales”
El presidente de la CPC Biobío hace hincapié en que una parte importante del trabajo de la multigremial en los últimos años ha sido impulsar políticas públicas nacionales desde la región. “Hasta hace un tiempo eso era muy difícil, pero hoy el concepto de descentralización y la importancia de las regiones se encuentra en su punto más alto. Tenemos gobernadores regionales hablando de cosas que están pasando a nivel nacional, y estamos felices de que existan, porque al ser electos por los habitantes de la región, responden directamente a las necesidades de su territorio”, afirma.
-A propósito de políticas públicas, ¿qué opina de la recién publicada Ley de 40 horas?
-“Nos preocupa. Cuando se modifica en forma transversal la jornada laboral de 45 a 40 horas, basándose en un deseo de mejora de productividad a cinco años, no parece una decisión objetiva. Nosotros, como gremio, proponíamos -y lo hablamos con el gobierno- que se redujera la jornada de trabajo, pero controlando la productividad. Por ejemplo, poniendo un hito de control a los dos años y medio para ver si la productividad había mejorado… Porque si no mejora, y seguimos reduciendo la jornada, los productos y servicios en Chile van a ser más caros. Esto porque si antes demoraba 45 horas en hacer algo y en 5 años me sigo demorando lo mismo, eso significa que me demoraré más de una semana en hacer el mismo trabajo. Por lo tanto, ese trabajo va a ser más caro.
Además, se ha perdido de vista quiénes van a ser los más afectados con esto: las pequeñas y medianas empresas, que son las más intensivas en mano de obra. Las grandes compañías, en cambio, pueden defenderse, porque cada vez están más automatizadas”.
-¿Y qué pasa con la idea de anticipar la subida del sueldo mínimo?
-“Nuevamente son las empresas pequeñas las más afectadas, porque son las que más pagan el sueldo mínimo en Chile. Por eso es que la multigremial de emprendedores, la Asech, la Conapyme han reclamado. Ellos proponían, por ejemplo, cambiar la jornada por tamaño de empresa, o por sector: las que son intensivas en mano de obra y las que no.
Desgraciadamente, faltó análisis en la implementación de las nuevas normativas laborales. Son buenas medidas, pero no se miró la figura completa, porque esto va a provocar que las pequeñas empresas que suban los sueldos, terminen quebrando o, derechamente, que se incremente la contratación informal, lo que implica generar un problema a largo plazo para el estado y para todos”.
Álvaro Ananías enfatiza que hoy tanto la región como el país viven un momento económico complejo, marcado por una inflación que sigue alta, lo que retrasa los procesos de recuperación, y por la incertidumbre aún no superada tras el último cambio de gobierno. “Los retiros de fondos previsionales fueron una medida que dañó el mercado de capitales y disparó la inflación. Y, por otro lado, también hay que reconocer que el último cambio de gobierno generó un cierto nivel de incertidumbre sobre las reglas del juego para desarrollar la economía del país… Este gobierno llegó proponiendo un cambio en la jornada laboral, un cambio tributario y un cambio en el sistema de pensiones. Eso sin considerar el tema constitucional, aun cuando también son macro-reglas que pueden afectar la inversión. Entonces, al decidir invertir, haces un cálculo a largo plazo. Si no tienes definidas las reglas laborales, las tributarias o las del sistema de pensiones, no puedes hacer ningún cálculo, y eso evidentemente genera incertidumbre y desincentiva la inversión”.
-¿Qué se puede hacer?
-“Nuestro llamado es a tratar de cerrar de la mejor forma posible todas las brechas que existen, y a entender que para crecer necesitamos ser un país competitivo. Nos encanta compararnos con la OCDE, y me parece bien, pero cuando se dice, por ejemplo: ‘Australia tiene esto, ¿por qué nosotros no?’ La respuesta va de la mano con que atrae mayores inversiones. ¿Por qué? Porque allá hay menos riesgo país, y es más rentable invertir. Si nos volvemos un país muy caro, los inversionistas se van a ir donde sea más barato y menos riesgoso invertir. Es cosa de ver toda la fuga de capitales que hubo en Chile en el último año.
No puede ocurrir que nuestro país deje de ser competitivo. Si perdemos competitividad, tenemos menos inversión. Por tanto, menos negocios, empresas con menos utilidades y que pagan menos impuestos… y así entramos en un muy nocivo círculo vicioso”.
Hacer país desde regiones
-¿Qué tan compleja es la situación regional?
-“Si bien la realidad macro es la misma, creo que nuestra situación es más positiva, desde el punto de vista de la sinergia entre el gobierno regional y los actores del ecosistema local para ver cómo impulsar y desarrollar nuestra región. En este sentido, estamos trabajando un proyecto con la marca Biobío, viendo cómo internacionalizar las empresas de la zona y cómo hacer más amigable la región para inversionistas, y esos son proyectos que el sector privado está desarrollando en conjunto con el sector público y la academia. Y si bien no son iniciativas de corto plazo, esperamos que empiecen a generar resultados”.
-¿Y cómo hacemos la región más atractiva para inversiones, si las reglas del juego son las mismas en todo el país?
-”Primero, en cuanto a la normativa, creemos que va a primar la razonabilidad, porque en el congreso hay un balance de fuerzas que va a llevar a eso. Espero que eso ocurra, y ojalá lo antes posible para reactivar la inversión. Dicho eso, nuestra región tiene ciertas ventajas relacionadas con el ecosistema de la innovación y el emprendimiento, que está muy ligado a bases tecnológicas. Y en ese sentido, hoy hay una vinculación sinérgica entre distintas instituciones locales, como el gobierno regional, Corfo, Desarrolla Biobío, las universidades, las incubadoras, Endeavor Biobio, organizaciones que están trabajando juntas para desarrollar emprendimientos locales que escalen fuera de la región y ojalá fuera del país”.
-¿Entonces, estamos en mejor pie que el resto de Chile?
-Sí, pero tenemos un gran problema: el 60% del PIB regional es del sector forestal, y se está viendo afectado por los conflictos y la violencia en el sur de la región. Ese es un tema que urge resolver, porque la inversión allí no se va a renovar mientras se mantenga la sensación de inseguridad. Y eso es gravísimo, porque se está dejando de invertir en una industria que es demasiado relevante para la región. Tenemos que recuperar la provincia de Arauco y devolverle el estado de derecho. Eso es importantísimo para el desarrollo regional”.
-Y, ¿cómo se resuelve eso?
-“Yo diría que, más allá de las reclamaciones de los pueblos indígenas, esto es un problema de violencia que ha generado un tema delictual, como el robo de madera. Se han desarrollado bandas que tienen intereses económicos. Por ello, la solución pasa por recuperar allí el estado de derecho, preocuparnos de que tanto el gobierno como los actores legales tomen las medidas para sancionar efectivamente a quienes son responsables de estos delitos”.
El directivo añade que, además de la seguridad, es fundamental potenciar los ejes para el desarrollo de la región, los que dicen relación con cuidar nuestra industria establecida, a la vez que desarrollar nuevas industrias, impulsando en la zona el ecosistema de innovación y emprendimiento. Asimismo -dice- es importante lograr una mayor movilidad empresarial, logrando que las empresas pequeñas y medianas crezcan, y salgan al mundo. “No podemos quedarnos solo con la industria tradicional, debemos empujar a que más empresas y emprendimientos de base tecnológica nazcan y se instalen en el Biobío. Y para ello es fundamental que la región sea lo bastante amigable para que a las empresas les sea fácil instalarse aquí. Si logramos avanzar en eso, yo creo que tenemos un buen futuro en el Biobío”.
Ananías hace hincapié en que estamos en el mejor momento para “hacer país desde regiones”, pues hoy la región cuenta con la capacidad y los talentos para impulsar políticas públicas que favorezcan el desarrollo de todo el país. Ejemplo de esto es la invitación que la CPC Biobío hizo a CPC Chile, a Sofofa, a los ministerios de Economía y de Hacienda, y a exministros, a conformar un comité para redefinir el concepto de empresa mediana en Chile, y discutir políticas públicas que las ayuden a crecer.
El directivo explica que hoy el límite de facturación para pasar de empresa mediana a grande son US$3 millones al año, “una cifra con la que en ninguna parte del mundo se le consideraría grande”. El problema radica en que las ayudas estatales solo llegan a las pymes, lo que evidentemente desincentiva su crecimiento. “Si pasan a ser consideradas grandes, pierden todas las ayudas, y con una facturación de 3 millones no pueden competir con las realmente grandes”.
“Eso es lo que estamos haciendo como gremio: empujar desde el Biobío políticas públicas que ayuden al desarrollo de todo el país. Hoy las regiones tenemos los espacios para ir a golpearle a las autoridades nacionales, así que es el momento de ser proactivo… No solo reclamar, también proponer, y eso estamos haciendo desde la CPC Biobío”.