Concepción es una ciudad ordenada y racional. Así lo afirman arquitectos y urbanistas chilenos y extranjeros que la conocen. La razón es simple. Es una urbe que se construyó desde cero como consecuencia de dos grandes terremotos que la destruyeron, primero en 1939 y luego en 1960.
Los sismos permitieron la llegada de profesionales titulados de las Escuelas de Arquitectura de Santiago (las primeras del país) decididos a reconstruirla rápidamente. Lo hicieron con una mirada funcional de los espacios y con la tendencia arquitectónica vigente en ese momento en el mundo entero: el modernismo.
Las circunstancias que facilitaron la aplicación de los postulados modernos en la arquitectura fueron muy parecidas a las de Europa, cuna de esta tendencia internacional que abarcó también al arte y las ciencias. Partió como una reacción al academicismo de los estilos neoclásico o neobarroco para plantearse una arquitectura nueva influenciada por una serie de corrientes ideológicas que nacieron en los años 50. También por la creciente ola industrializadora marcada por todo un estilo de vida que se lo identificó como “moderno”.
EL AUGE POR LO NUEVO
El arquitecto Gino Schiappacasse ha dedicado buena parte de su carrera a la investigación sobre la identidad arquitectónica de Concepción. Concluye que las ideas del modernismo han sido cruciales en la construcción de la imagen actual de la ciudad. “En la arquitectura, lo moderno está siempre a la vanguardia, expresándose en diseños que manifiestan una configuración fluida e interrelacionada del espacio habitable. Este manejo del espacio deja de lado los cánones históricos, academicistas y estilísticos para adentrarse en un juego abstracto de llenos y vacío que tiende a la intangibilidad, sin referencias formales”, explica.
Esta búsqueda desencadena una nueva manera de hacer arquitectura y ciudad, que da cuenta de los avances tecnológicos y los cambios sociales como la industrialización, la producción en serie y lo prefabricado. Es la época en que aparece el hormigón armado y la albañilería reforzada y con ello, la construcción en acero, las losas de hormigón y materiales sintéticos como el fibrocemento, el plástico y el acrílico, que permiten construir más rápido.
A estas características se suma el funcionalismo y la levedad del material que interpretan una nueva manera de habitar y comprender la dimensión espacial-temporal del hombre.
Este cambio se produce a partir de la transformación desde una sociedad preindustrial a la sociedad industrial y urbana moderna provocada por la Revolución Industrial y el triunfo del capitalismo. Hoy, la superación de la sociedad industrial por la postindustrial, conocida como postmodernidad, representa una nueva visión que supera el “estilo moderno”, pero como etiqueta, “porque en esencia es una nueva forma de la misma modernidad”, aclara Schiappacasse.
IMAGEN DE CIUDAD
La imagen de la urbe penquista tiene la impronta de obras modernas, tales como el campus de la Universidad de Concepción, edificios funcionales como el de la Galería Universitaria (ex FIUC), el edificio Tucapel (calle Tucapel entre O’Higgins y Barros Arana) y residencias particulares construidas por arquitectos de la talla de Roberto Goycoolea y Osvaldo Cáceres, entre otros.
Se trata de una arquitectura influenciada por el funcionalismo de la Escuela Bauhaus y por la edificación que desarrolló Le Corbusier en la Europa Mediterránea basada en sus cinco postulados para una arquitectura moderna: los pilotes o columnas, la estructura independiente, la planta libre, la fachada libre y la terraza jardín.
Además, los volúmenes de esta arquitectura están influenciados por el cubismo de Picasso, con espacios muy limpios. Casi minimalista. El uso de la estructura es muy racional y no hay referencia al adorno. Es una arquitectura esencial donde está muy definida la función para lo que se crea el espacio. Esta cualidad se diferencia de la arquitectura actual que también emplea líneas simples, pero con otra connotación, ya que hoy el espacio juega con el vacío, es mucho más transparente y no hay alusión a la estructura ni a la función. Por ejemplo, una casa actual es una caja como puede ser una oficina o una iglesia y no hay lo que logró el modernismo que es definir muy bien el carácter de cada edificio.
VOLUMEN FUNCIONAL
El edificio del FIUC, conocido hoy como Galería Universitaria, es el más paradigmático de la arquitectura moderna hecha en Concepción. Su diseño estuvo a cargo de Osvaldo Cáceres y participaron los arquitectos Gabriela González, Edmundo Buddemberg y Alejandro Rodríguez. Se comenzó a construir en 1956 y concluyó en 1966.
Es una obra funcionalista de líneas muy simples. Carece de adornos y su construcción empleó por primera vez el muro cortina, que es una placa vidriada con paneles transparentes. Posee la tipología conocida como “placa-torre”. La placa es de dos pisos y sobre él se levanta una torre de 11 niveles para oficinas y departamentos que parece despegarse de ella. Este modelo de diseño se adecuó bastante bien a Concepción y su clima, razón que explica la proliferación de este tipo de edificios en la ciudad.
El recorrido que conforma la placa, así como el circuito de galerías interiores, generan conexiones con edificios adyacentes y la calle. Así, la obra interpreta el carácter y la actividad urbana de Concepción. La tensión horizontal de la placa y el plano vidriado dan dinamismo a esta parte del edificio y una nota de fugacidad del espacio.
INTERACCION ESPACIAL
El edificio del colegio Inmaculada Concepción es otro buen ejemplo de la arquitectura moderna penquista. En esta obra están separadas las estructuras de los elementos del espacio. El interior está muy bien armado a partir de un patio al que confluyen los pasillos bajo el concepto de interacción espacial y se producen dobles alturas. Y es que hasta antes del modernismo, el lugar era el acto y su función: la cocina, el baño, el comedor, el dormitorio. Pero, la arquitectura moderna comienza a relacionar los espacios y aparece el living comedor. El loft que es un sólo espacio habitable, demuestra la vigencia del espíritu moderno.
LA CASA GOYCOOLEA
Innumerables obras en Concepción tienen el sello del arquitecto penquista Roberto Goycoolea, Premio Nacional de Arquitectura 1995. La casa que diseñó para su residencia, ubicada en Pedro de Valdivia, deja en evidencia su factura moderna. En ella está muy clara la interacción espacial, ya que el espacio interior fluye hacia el exterior y viceversa. Es una arquitectura de líneas muy simples y hay un interesante manejo con la luz. Además, en esta casa se aborda muy bien el concepto de patio interior como una referencia a la casa chilena, de patio, de galería. El espacio está adosado y la casa ocupa todo el sitio.
CIUDAD CAMPANIL
La plaza del estudiante de la Universidad de Concepción es de una arquitectura muy moderna. Es un espacio abierto con espíritu de convocatoria. Tiene un foso y murales que arman el campus de la universidad. La estructura sobre la cual se monta el campanil es una versión de la tipología placa-torre que consigue crear espacios interiores que a la vez son exteriores.
Al interior del campus existen otros edificios modernos. Se trata de obras diseñadas por los arquitectos Roberto Goycoolea y Emilio Duhart para la Facultad de Ingeniería Forestal. Hoy se los identifica como “los edificios metálicos de la UdeC”. En ellos se aplicó por primera vez una estructura de acero y dejan en evidencia el juego de los espacios y la funcionalidad racional de la estructura.
ESPACIO CUBICO
Ubicado en calle Tucapel, entre O´Higgins y Barros Arana, el edificio Tucapel es una buena manifestación de la racionalidad, el funcionalismo y la abstracción de la arquitectura moderna. Es una obra conceptual y abstracta, porque en ella no hay alusión a lo histórico. La interacción de los espacios se consigue de la mano de la tipología placa-torre a la que se suma una galería interior que juega con la fluidez del interior-exterior.
En esta selección quedaron fuera varias obras de destacados arquitectos chilenos que dejaron su huella moderna en la ciudad. Sin embargo, estos ejemplos ayudan a entender por qué los especialistas concuerdan en afirmar que Concepción es una ciudad moderna. Lo hacen en alusión a su ordenamiento, a sus líneas simples y puras. Tal como sostiene Gino Schiappacasse, “esta es una ciudad que se armó con la cabeza y no tanto con la emoción”. Es el espíritu de la modernidad en plenitud.
TEXTO: Murielle Gonzalez