Arquitectura sustentable: una revolución cultural

/ 20 de Julio de 2011

Pensar en arquitectura ecológica, bioclimática o sustentable pareciera ser una contradicción si entendemos que cualquier proyecto realizado en un lugar determinado modifica y altera su entorno.
Al apreciar el desenfrenado desarrollo de las ciudades, tales como Santiago, Concepción y Puerto Montt, vemos cómo han sufrido en pocos años transformaciones profundas –que no necesariamente han mantenido un crecimiento armónico– y que, por el contrario, sus destinos son regidos más por el poder del mercado que por sobre sus propios habitantes y planificadores.
Sin embargo, es posible pensar en desarrollo económico, identidad cultural y consciencia del sistema global del medio ambiente. Según la declaración sobre Desarrollo Sostenible de la Comisión Bruntland (1987), se define como “El desarrollo que satisface las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de futuras generaciones”.
Esta tendencia comienza, y pasará a convertirse en una necesidad real que deberemos abordar como arquitectos. Considerar energías eficientes en los proyectos que se nos encargan y, a la vez, menos contaminantes o con reducción de emisiones de CO2, lo cual mejora su comportamiento energético y genera paralelamente diferenciación en el mercado, es un estilo que llegó para quedarse.
Hoy el desarrollo de proyectos de arquitectura sostenibles aún está en etapa inicial en nuestro país. Por lo mismo, conocer estrategias que nos permitan elaborar iniciativas más acordes en periodos de escasez, se convierte en una oportunidad de hacernos parte de una revolución cultural.
Conocer de sistemas pasivos y soluciones utilizadas como parte fundamental de un diseño arquitectónico, la incorporación de energía eólica o geotérmica, son estrategias utilizadas con éxito en el planeta.
Proyectos de alta tecnología, como la torre de 300 metros de altura Peral River Tower de SOM Architects, ubicada en Hong Kong, busca incorporar aspectos aerodinámicos propios de los vientos predominantes del lugar, y así obtener independencia energética del sistema interconectado de la ciudad, gracias al uso de turbinas que generan electricidad suficiente para su autonomía.
En Chile, ejemplos como el edificio Consorcio, de Borja Huidobro y Enrique Browne, en Santiago, a una escala y uso tecnológico más cercano a nuestra realidad país también incorpora el uso de tecnologías más eficientes, cubriendo la orientación poniente con una doble fachada e incorporando un parrón vertical que le permite regular las temperaturas interiores y controlar la desagradable y peligrosa radiación solar. Junto con ello, incorpora un “pulmón verde” que no sólo reduce emisiones de CO2 del ambiente, sino que impacta positivamente en el paisaje de la ciudad.
La eco arquitectura puede convertirse, entonces, en una nueva revolución, donde ya no sólo baste una adecuada elección de materiales y procesos constructivos que bajen los costos, sino en esencia alcanzar –a través del diseño arquitectónico consciente– mejores estándares de calidad de vida en las viviendas y entorno urbano para cada habitante. Concepción también espera por ello.
Soledad Garay Pita
Directora de Escuela de Arquitectura
Universidad San Sebastián

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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