En 1986, el trasandino se presentó en el Teatro UdeC para disfrute de sus fanáticos, que llegaron desde distintos puntos de la Región a escucharlo. Y es que este genio no solo revolucionó el tango, sino que influyó en la música de todo el mundo.
Incontables son las presentaciones que la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción ha ofrecido a lo largo de estos años para homenajear el talento del gran compositor argentino Astor Piazzolla. Desde los ’80, las y los músicos de la agrupación penquista han interpretado con orgullo sus creaciones, las que dan muestra de su genio y explican a cabalidad cómo logró influir en la música de todo el mundo y revolucionar el tango, transformándolo para siempre.
Sin embargo, este es un año especial, pues en marzo se celebra el centenario del natalicio de este grande de la música, un hito que la Corporación Cultural Universidad de Concepción quiso conmemorar con todo. Así, anticipándose a esta especial fecha, en enero -en el marco del cierre de la Escuela de Verano UdeC- la orquesta universitaria presentó el concierto Piazzolla Sinfónico, el que replicó este mes en la apertura de su Temporada 2021 para celebrar los 100 años del compositor trasandino.
En un conversatorio realizado antes de la primera presentación, el Director de Extensión y Pinacoteca, Rodrigo Piracés, comentó que el concierto daba cuenta de lo que significó la obra de Piazzolla dentro de la tradición de la música e, incluso, cómo influenció a la propia Escuela de Verano UdeC. “Su aporte muestra los móviles que se han generado en la dinámica de esta Escuela, y cómo rompió paradigmas, mostrándonos necesidades que desembocaron en un cambio del modelo, que nos llevó a replantearnos la forma de relacionarnos y a mejorar nuestra vida cotidiana en un modo colectivo”.
Por su parte, Mario Cabrera, gerente de Corcudec, destaca la perseverancia de Astor Piazzolla, quien tras buscar infructuosamente el reconocimiento musical y cultural de la Argentina de los ’40, siguió recorriendo el mundo con su música, logrando cautivar al público.
La historia de un revolucionario
Astor Piazzolla nació el 11 de marzo de 1921 en Mar del Plata, Argentina, y muy joven se mudó junto a su familia a Nueva York, donde comenzó a estudiar el bandoneón junto al maestro Alberto Ginastera. Ganó el concurso Fabien Sevitzky, con lo que financió un viaje a Europa para estudiar armonía, música clásica y contemporánea con la compositora y directora de orquesta francesa Nadia Boulanger.
“El niño que creció en la pequeña Italia, como solían decirle a la colonia italiana -casi gangsteril- de Nueva York, no habría tenido los elementos finos de su constructo sin haber merodeado los viejos cabarets, night clubs y bares jazzeros de bop, todos antros llenos de ‘despojos humanos’ tocando en vivo”, dice Mario Cabrera sobre los comienzos del músico y su influencia norteamericana.
Al poco tiempo de comenzar su carrera musical presentó los primeros arreglos al tango, transgrediendo la tradición de la denominada Guardia Vieja, que se mostraba conservadora frente al ritmo y armonía, y que llegó a considerar a Piazzolla como el “asesino del tango”.
Cabrera explica que la gran diferencia de este controvertido compositor con otros músicos que intentaron seguir el mismo camino fue su visión amplia de la música, su melomanía y su formación en música clásica, gracias a la instrucción de Bela Wilda y Terig Tucci. “Pero, sobre todo, su mirada del jazz, más neoyorquina, y su forma única de ver la música, que no lo dejaba detenerse en aspectos exteriores”.
El mismo Piazzolla dijo en 1954 a la Revista Antena: “Sí, es cierto, soy un enemigo del tango; pero del tango como ellos lo entienden. Ellos siguen creyendo en ‘el compadrito’, yo no. Creen en ‘el farolito’, yo no. Si todo ha cambiado, también debe cambiar la música de Buenos Aires. Somos muchos los que queremos cambiar el tango, pero estos señores que me atacan no lo entienden ni lo van a entender jamás. Así que seguiré adelante, a pesar de ellos”.
En Concepción se le recuerda como uno de los grandes que ha pisado el Teatro UdeC. En 1986, luego de dar conciertos en Santiago y Valparaíso, Piazzolla -acompañado de Fernando Suárez (violín), Pablo Ziegler (piano), Héctor Console (contrabajo) y Horacio Malvichino (guitarra)-, llegó hasta nuestra ciudad, donde hizo estremecer a sus fanáticos, que llegaron desde diferentes puntos de la región a disfrutar de una mágica velada junto al revolucionario compositor trasandino.
El concertino de la Sinfónica UdeC y del Teatro Colón, de Buenos Aires, Freddy Varela, opina que “si bien todavía existe el sentimiento de que Piazzolla fue un enemigo del tango y de que trató de romper con las tradiciones, la mayoría de los argentinos, incluso los jóvenes, lo aceptan como un emblema nacional, un compositor contemporáneo que marcó un camino para quienes hacemos música clásica”, dice sobre el compositor fallecido en 1992 y altamente galardonado en forma póstuma.