Columna de Galia Bogolasky
Académica de Cine,
Universidad del Desarrollo.
Este año tenemos nuevamente un cortometraje animado chileno nominado a los Premios Oscar. El 2016, Historia de un Oso, de Gabriel Osorio y Patricio Escala, ganó el primer premio para Chile de parte de la Academia de Hollywood. Este año, esta increíble hazaña se podría repetir.
Bestia es un corto animado dirigido por Hugo Covarrubias y producido por Tevo Díaz. Está inspirado en hechos reales y narra la historia de una agente de la policía secreta en la dictadura militar en Chile. La relación con su perro, su cuerpo, sus miedos y frustraciones develan una macabra fractura en su mente y en un país.
La película aborda desde una manera muy particular el horror ocurrido en la dictadura de Pinochet, donde agentes del estado cometieron crímenes de lesa humanidad. La historia se basa en el caso real de una mujer llamada Íngrid Olderöck, quien torturaba a los presos políticos con su perro en el centro de detención Venda Sexy.
Tanto Historia de un Oso como Bestia logran mostrar una factura técnica impecable, utilizando stop motion con mucha precisión y belleza en las imágenes animadas. La crudeza de la historia se contrapone con la belleza de la imagen. Ambos cortos tienen en común abordar la historia política reciente ocurrida en la dictadura, pero narrándola desde un punto de vista diferente, sutil, sin mostrar escenas brutales, sino que ilustrando lo que hay detrás, sin ser explícito.
Hugo Covarrubias me contó, en una entrevista que le hice previo a la nominación a los Oscar, que trabajó sobre la premisa: “Dentro de cada bestia, vive una víctima”. Además, me explicó que, a través de este corto, trató de meterse dentro de la cabeza de Olderöck para tratar de entender de dónde viene el mal.
Entendiendo que ya es un logro muy importante quedar nominado dentro de los cinco mejores cortos de animación del año, a nivel global, probablemente una temática de este tipo sea muy dura para la Academia, ya que no suelen premiar historias tan brutales como esta en la categoría de corto de animación, lo que incluso llamó la atención cuando ganó Historia de un oso, hace 6 años, al abordar una temática parecida.
La Academia suele premiar cortometrajes más familiares, más accesibles y digeribles por todo tipo de gente. “Bestia no es el corto que represente todas esas características que requieren los Oscar. Estoy súper consciente de eso porque es un corto bien crudo, bien duro, es sórdido, tiene imágenes chocantes. Es difícil que pueda ganar”, opina Covarrubias sobre la posibilidad de ganarse el premio al mejor cortometraje animado.
A pesar del escepticismo, lo logrado por Bestia en su recorrido por diversos festivales en el mundo, el reciente Premio Annie, y la nominación al Oscar, ayudan a darle mucha visibilidad al cortometraje, así como también, es una ventana muy importante para que el cine chileno se siga expandiendo por el mundo con su contenido, calidad técnica y fuerza narrativa.