Bótox, gran aliado en enfermedades oftalmológicas

/ 23 de Enero de 2017

Contrario a lo que se piensa, la toxina botulínica se utilizó originalmente con fines oftalmológicos, para corregir el estrabismo en niños. Hoy, se le conocen más de 300 usos en Medicina.

 

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Dra. Renate Kocksch.

La vanguardista clínica oftalmológica Redlaser, ubicada en pleno centro de la capital regional, dispone de avanzados tratamientos para la recuperación de pacientes de enfermedades oftálmicas de diversa naturaleza y gravedad, siempre de la mano de los mejores especialistas del área. En este contexto, han incorporado el uso de la toxina botulínica (Bótox) para abordar distintos problemas de salud oftalmológica.

Es que, a pesar de que esta sustancia ha alcanzado notoriedad en el ámbito de las terapias estéticas y cirugías plásticas, la verdad es que su origen y sintetización están directamente ligados a la recuperación ante enfermedades oftalmológicas. Así lo señala la doctora Renate Kocksch.

“La toxina botulínica fue descubierta por un oftalmólogo en los ‘80, siendo su primer uso en el tratamiento de niños que tenían estrabismo. Con el tiempo, se descubrió que esta toxina tenía una gran cantidad de usos, casi 300 en Medicina”.

En Oftalmología es usado principalmente para tratar espasmos faciales, que suelen ocurrir cuando las personas han tenido parálisis en la cara. “Lo tratamos inyectando Bótox en la zona de alrededor del ojo, con lo que se elimina o disminuye la contracción de los músculos y, por ende, las molestias de quienes lo padecen. Hay que entender que estas enfermedades son bastante invalidantes y no permiten a las personas llevar una vida normal”, explica la doctora Kocksch.

Pero los beneficios del Bótox en enfermedades oculares no terminan ahí, pues también se utiliza inyectándolo en los músculos del ojo para corregir el estrabismo en niños pequeños, ya que a temprana edad es cuando hay mayores posibilidades de tener éxito y un resultado permanente, es decir, que el ojo afectado desarrolle equilibrio, y la desviación se supere. “En general, se obtienen buenos resultados y puede ser un tratamiento complementario a otros relacionados”, explica.

En términos cosméticos, los oftalmólogos también usan el Bótox, “especialmente en el tercio superior de la cara, inyectándolo en la zona de alrededor de los ojos para disminuir las llamadas ‘patas de gallo’ o las arrugas del entrecejo y la frente, algo que hacemos de forma muy sutil para que el resultado sea natural. Este tipo de tratamiento tiene una duración de entre cuatro y seis meses, tras los cuales se debe repetir la inoculación, ya que el organismo va degradando naturalmente la toxina”, señala.

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