¿Cambiarle el nombre al Estadio Ester Roa? La arista legal de la polémica propuesta del senador Keitel

/ 20 de Marzo de 2025
EN CONTEXTO

Se trata de un proyecto de ley del parlamentario por Biobío para que el recinto rinda homenaje a Marlene Ahrens. Pero el lugar es de propiedad y administración municipal, y el alcalde dijo que no es resorte del Congreso cambiar el nombre. ¿Quién tiene la razón?

Por Elías Meza Falcón

Es un documento bastante corto: su único artículo se extiende por solo dos líneas. Pero causó polémica inmediata. El pasado miércoles, 12 de marzo, el senador por Biobío Sebastián Keitel presentó un proyecto de ley para que el actual Estadio Municipal Alcaldesa Ester Roa Rebolledo se denomine Marlene Ahrens Ostertarg.

¿El motivo? Hacer un reconocimiento a la fallecida medallista olímpica nacida en Concepción, la primera en llegar a un podio olímpico y un símbolo del deporte y la vida saludable, valores que -reza el proyecto- el Estado debe promover. Por eso, argumenta el legislador, el principal recinto deportivo de la comuna debería llevar su nombre.

El Senado dio cuenta del proyecto ese mismo día y lo envió a la Comisión de Cultura, Patrimonio, Artes, Deportes y Recreación. Pero la iniciativa no pasó inadvertida. De inmediato acaparó portadas en la prensa y despertó desazón entre los penquistas. Eso porque apenas 15 años el principal recinto deportivo de la capital regional fue engalanado con su actual nombre.

¿Por qué Ester Roa?

Fue el 29 de octubre de 2010, tres exactos meses después del fallecimiento de la exalcaldesa, que el municipio a través de un decreto bautizaba al, hasta ese entonces, Estadio Municipal de Concepción, conocido popularmente como el “Collao”.

La propia exalcaldesa Roa había manifestado su opinión al respecto. En una íntima conversación con Revista NOS, expresaba: “Si hubiera justicia, me encantaría que (el estadio) llevara mi nombre”. La abogada fue la primera alcaldesa mujer de Concepción y enfrentó uno de los periodos más duros: los terremotos de Concepción y Valdivia de 1960 que dejaron a la ciudad en ruinas.
Los cataclismos, que obligaron a trasladar la sede del mundial del 62’ a Rancagua, también destruyeron el estadio. Sin embargo, tras su liderazgo y gestión -que canalizó recursos y donaciones- el coliseo logró levantarse de nuevo. Por eso el municipio, tarde (cuando ya falleció), lo bautizó con su nombre.

¿Quién tiene la atribución para cambiar su nombre?

“El actual nombre tiene mucho valor en lo histórico, especialmente en lo que se refiere a la construcción del recinto y la reconstrucción (de la ciudad) post terremoto de 1960”, respondió el alcalde de Concepción, Héctor Muñoz, al ser consultado por el proyecto de Keitel.

De paso, descartó la posibilidad. “Cambiar el nombre al Estadio Municipal de Concepción es una atribución solo del municipio y no es resorte de un proyecto de ley”, dijo el edil.

Y tiene razón. Si bien en Chile no existe una ley que regule explícitamente los nombres o denominaciones de edificaciones públicas y la Ley Orgánica de Municipios no lo considera en su texto original, un Decreto con Fuerza de Ley (DFL) de 2006 que fija y refunde la ya mencionada ley sí lo regula.

El Artículo 6 del DFL detalla: en ejercicio de sus atribuciones, a los municipios “les corresponderá (…) asignar y cambiar la denominación de tales bienes. Asimismo, con el acuerdo de dos tercios de los concejales, podrá hacer uso de esta atribución respecto de poblaciones, barrios y conjuntos habitacionales en el territorio bajo su administración”.

En simple, les corresponde a los municipios denominar o cambiar nombres de edificios y recintos públicos. Sin embargo, esto aplica solo para los establecimientos que pertenecen al municipio, como el Ester Roa.

Para los recintos que pertenecen a instituciones ligadas al Ejecutivo -por ejemplo, el Instituto Nacional del Deporte (IND)- la fórmula más común es un Decreto con Fuerza de Ley o un proyecto, como el que presentó Keitel (que sería válido si el estadio perteneciera a alguna institución gubernamental).
Por ejemplo, el Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos se llama así tras promulgarse una ley cuyo único artículo modificaba la denominación y la bautizaba con el nombre del periodista. El recinto, eso sí, pertenece al IND.