La campaña para las próximas elecciones de abril se está desarrollando en un contexto atípico, no solo por la pandemia por Covid-19, sino que, además, por la cuarentena que afecta al Gran Concepción y a otras comunas del país.
Tradicionalmente, a menos de un mes de un proceso electoral, las diferentes campañas se centrarían en foros, debates, entrega de volantes y el trabajo puerta a puerta que realizaban habitualmente los diferentes comandos. El uso de este tipo de estrategias ha debido modificarse por las condiciones sanitarias por las que estamos atravesando y, hoy día, la mayoría de las campañas ha tenido que traspasar sus contenidos tanto a las redes sociales, foros y debates online, como a la publicidad en los medios de comunicación.
Este cambio de escenario de todas formas ha sido paulatino. Las nuevas tecnologías y el surgimiento de nuevas plataformas, sin embargo, presentan un desafío adicional para los candidatos y para nuestro sistema democrático también.
Con miles de candidatos en todo el país en las diversas papeletas (2.800 a la convención constituyente a nivel nacional, por ejemplo), se hace difícil no solo dar a conocer sus propuestas, sino que asimismo sus nombres y que el electorado pueda recordarlos al momento de la elección. Probablemente sea esta la razón por la que algunos candidatos y candidatas optaron por campañas disruptivas a través de redes sociales para llamar la atención de los electores, mediante frases polémicas o slogans que llamaban la atención, pero sin entrar a discutir propuestas o planes concretos.
Por otro lado, la necesidad de buscar nuevas formas de campaña puede ser vista como una oportunidad para que los candidatos y los partidos desarrollen iniciativas más participativas, con plataformas para que la ciudadanía pueda discutir los temas que interesan en lo cotidiano, recogiendo las inquietudes y las propuestas que surjan en este tipo de instancias.
A partir del estallido social, una de las demandas que fue surgiendo con fuerza se vinculaba con la participación política, de manera de que esta no solo se limitara a procesos electorales cada cierta cantidad de años, sino que surgiera como una instancia permanente, involucrando a la sociedad civil. Lograr un proceso electoral más participativo puede ser una oportunidad única en el contexto de la cuarentena, pero depende de los candidatos generarlas y de la ciudadanía, aprovecharlas.