Durante las últimas décadas y, de manera paulatina, la capacitación ha ido transitando desde un modelo lineal y externo a las organizaciones, hacia un proceso de perfeccionamiento continuo, con foco en la creación de valor social y laboral.
Esto implicó avanzar en la generación de competencias y apropiación del conocimiento transferible al mundo del trabajo, superando la mirada tradicional que se tenía de la capacitación. Esto es, cursos aislados para estrechar brechas en conocimientos o habilidades propias de sus funciones, a un modelo integrado de aprendizaje continuo, que permita dotar de herramientas que no solo estén asociadas al rol o perfil de cargo, sino que, también, a la diversificación de habilidades, pertenencia con la organización y sentido de su trabajo e impacto de su desempeño laboral.
Dada la transitoriedad de los modelos formativos que implican flexibilidad ante un escenario cambiante, es que la enseñanza en adultos adquiere un valor trascendental. Por esta razón, diversos especialistas en desarrollo organizacional, como Gary Becker, economista y Premio Nobel en esta materia, introducía en la inversión en capital humano y retorno, factores como mejor salud, cultura y sentido de pertenencia, activando la confianza, el compromiso, vínculo y colaboración con la organización que les proveía espacios para formarse y valorar la autoformación, como una condición a la base de la identidad y corresponsabilidad de las instituciones.
Actualmente, cabe la necesidad de agregar ese valor y sentido desde los procesos formativos, y que estos se vinculen de manera directa con procesos clave de las organizaciones, de modo tal que para determinar las necesidades de capacitación de los colaboradores no se debe considerar solo una brecha en un área temática o habilidad. Hoy la idea es ver una estrategia que convoque a pensar los procesos formativos como requerimientos clave en el desarrollo y en el logro de los objetivos e indicadores individuales y colectivos en el contexto organizacional.
Por ende, la detección de estos requerimientos está asociada no solo al desarrollo de competencias, sino también, a la necesidad de capacitación como producto de un análisis de oportunidades de mejora continua en el desempeño, para verificar los perfiles de cargo y nuevas habilidades que se requieran en los puestos de trabajo, ante un escenario fluctuante, donde la capacitación constituye parte de la estrategia y apoyo a la gestión del cambio de las empresas.
Desde AD Capacitaciones estamos comprometidos con la facilitación del aprendizaje de los trabajadores desde una perspectiva de involucramiento. Por ello nos interesa comprender las necesidades de capacitación, impulsando el desarrollo de la organización desde procesos de aprendizaje y trabajo en el fomento de competencias laborales y de transferencia. Desde este ámbito, queremos aportar a la productividad, al desarrollo humano y al bienestar desde la formación continua.
Nuestros pilares apuntan a la capacitación en diversas áreas de la organización, con cursos certificados por Sence y con planes de formación a medida, que responden a las necesidades de las empresas en distintas líneas de trabajo, entre ellas podemos mencionar desarrollo organizacional, liderazgo, habilidades y competencias de trabajo en equipo, retroalimentación y feedback. Asimismo, una oferta diversificada en contenidos multimediales, charlas especializadas y relatorías que combinan el modelo andragógico a la transferencia al puesto de trabajo, generando valor que desarrollamos desde nuestra propia plataforma de capacitación y en instancias presenciales.