Profesor. Andrés Medina Aravena
Licenciado en Historia UCSC.
Hoy es un lugar en el centro de la intercomuna por donde circulan diariamente miles de transeúntes y vehículos. Ayer, un punto de salida del camino que unía Concepción con Talcahuano. Se trata del cerro Gavilán, espacio que fue escenario de una trascendente batalla entre fuerzas realistas y patriotas el 5 de mayo de 1817.
Si bien no fue un enfrentamiento con importancia estratégica, sin duda tuvo gran relevancia en la marcha del conflicto, tras la victoria de O’Higgins y su Ejército de Los Andes en la batalla de Chacabuco.
Luego de esa acción, los defensores del rey huyeron hacia Chillán y Concepción, territorios donde la mayor parte de los vecinos se mantenían leales a la corona, con la esperanza de concentrarse en última instancia en el puerto de Talcahuano, donde podrían recibir refuerzos enviados desde el virreinato del Perú.
Desde Santiago, y con excesiva demora, el naciente gobierno nacional envió fuerzas que tenían como objetivo atacar al enemigo e impedir que organizara una defensa que podría, ser apoyada por la población y por la geografía, retardar o -incluso- hacer peligrar el futuro de los patriotas.
A cargo del mando realista, ahora guarnecido en Talcahuano, estaba el coronel Ordóñez, quien acondicionó una zanja defensiva que iba desde el puerto de San Vicente hasta las cercanías de Rocuant, asegurando de esta forma su posición en el puerto.
Liderando a los patriotas, en tanto, estaba el coronel Las Heras, quien ubicó su campamento en la ladera noroeste del Cerro Gavilán, aprovechando que desde dicha ubicación podría fácilmente controlar la ciudad de Concepción y los caminos hacia Talcahuano.
Un urgente envío llegó desde el Callao: una nave de guerra que trajo hombres, armas y provisiones, gracias a las que el jefe realista podía no solo resistir, sino que -sumando refuerzos de guerrilleros, presentes desde Chillán y los provenientes de las montoneras indígenas, del sur del Bío-Bío- estaba en condiciones de iniciar una contraofensiva que le permitiera volver al centro del territorio.
En vista de la llegada de estos apoyos, Ordóñez decidió atacar a Las Heras en su campamento, antes de que este recibiera los refuerzos que -aseguraban sus espías- O’Higgins había enviado al sur. Sus condiciones y recursos no eran los óptimos, pero
el arrojo estaba, y actuó.
El escenario no se veía favorable para las fuerzas patriotas dirigidas por el coronel Las Heras. Las tropas enviadas por el director supremo habían encontrado resistencia en sorpresivos ataques durante la marcha, a los que se sumaba la deserción de muchos
soldados -principalmente mendocinos-, lo que había menguado el contingente esperado.
Con el fin de optimizar sus recursos y aprovechar la morfología de Concepción, cuya amplia visión hacia Talcahuano le permitía una defensa eficiente, Las Heras intentó aprovechar su ventajosa ubicación y concentró toda la artillería e infantería con que
contaba en el cerro Gavilán.
Las fuerzas de ambos contendientes se encontraban emparejadas, y O’Higgins, al tanto de los recursos con los que ahora contaban los realistas en Talcahuano, decidió la última semana de abril trasladarse personalmente con un refuerzo adicional a Concepción.
Era la madrugada del 5 de mayo cuando Ordóñez, confiado en las fuerzas de que disponía, decidió atacar a los patriotas llevando a sus hombres en dos columnas paralelas
desde Talcahuano. Otro contingente se acercaría desde Puchacay, y un tercero, desde el sur cruzando en bote el río Bío-Bío.
Fueron largas horas de combate que, por momentos, parecían dar la victoria a los realistas. Sin embargo, las tropas de Las Heras lograron revertir el resultado, provocando la súbita retirada de los atacantes. Los realistas se replegaron hacia el puerto de Talcahuano, desde donde ya no saldrían hasta el inicio de 1818.
Tras su victoria, los patriotas sometieron a las tropas leales al rey de España a un largo sitio, que duró varios meses dado lo sólido de sus fortificaciones.
La batalla del cerro Gavilán fue un triunfo de las fuerzas patriotas. Pero, más que eso, aportó importante información al gobierno nacional, que pudo comprobar que un amplio
sector de los vecinos de Chillán, Concepción y del sur del río Bío-Bío aún
se mantenían fieles a la corona.
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