Envuelta en una mística de mitos y leyendas, la “Isla” se caracteriza por una historia ampliamente ligada a sus tradiciones. En esta oportunidad un recorrido por Ancud, Castro y Quellón pretende ampliar los sentidos en un viaje por el último reducto español de Chile.
Recorrer Chiloé es adentrarse en uno de los territorios que más fantasías despierta en el imaginario nacional. Tierra de mitos y leyendas, la cultura chilota ha sido por siglos uno de los sellos del sur de Chile. Palabras como palafito, curanto y Pincoya son conceptos muy propios de la zona y que despiertan gran curiosidad entre los miles de visitantes que arriban al archipiélago cada año. El viaje a la “Isla” se inicia a 58 kilómetros al poniente de Puerto Montt, en la costera localidad de Pargua, donde zarpan de manera frecuente los transbordadores que cruzan el canal de Chacao las 24 horas del día (Detalles en recuadro). El viaje dura un poco más de media hora y las embarcaciones cuentan con todas las medidas de seguridad que necesita esta travesía. A medida que avanza el recorrido aparecerán distintas especies de aves, junto a lobos marinos y toninas que parecieran juguetear con los transbordadores. “Chiloé es uno de los destinos más visitados de la Región. Su condición de archipiélago, sumado a su patrimonio natural y cultural lo hacen un imperdible a nivel nacional y, por supuesto, este cruce en ferry representa un gran atractivo para los turistas”, aporta la Directora de Sernatur Los Lagos, Claudia Díaz.
El encanto de Ancud
Chacao es la primera parada, en tierra, en Chiloé. Es un pequeño poblado que resalta por sus casitas envueltas en tejuelas de madera, su iglesia y la venta de empanadas de marisco y queso. Desde aquí se continúa la ruta por un poco más de media hora hacia Ancud. Fundada en 1768, esta naciente ciudad fue el principal puerto de Chiloé y sirvió de protección para los españoles que aún se mantenían fieles a la Corona durante el proceso independentista de Chile. Como vestigio de aquella época, el Fuerte San Antonio es un mirador que mantiene intactos varios cañones que apuntan hacia el Pacífico. Con el paso de los años esta ciudad se fue modernizando y se transformó en un importante centro comercial y gastronómico. Su oferta culinaria se basa en productos locales que son ingredientes estrella de las cocinerías y restaurantes cercanos de la costanera, lugar de donde también salen los tour que van hacia las pingüineras de Puñihuil, donde conviven los pingüinos Magallánicos y de Humboldt. Dicen que ésta es la única parte del mundo donde cohabitan ambas especies.
Castro, ciudad de palafitos
Ubicada en el corazón del archipiélago, Castro es una de las localidades más llamativas de la Región de Los Lagos, con más de cuatro siglos de existencia. Es el centro urbano más importante de la isla, famosa por sus palafitos y la monumental Iglesia San Francisco, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000. Desde la plaza de la ciudad y caminando hacia el sector oriente se llega a la costanera, una amplia vista hacia el fiordo de Castro con la península de Rilán de frente será una postal imperdible para el visitante. Siguiendo el paseo por los alrededores de la zona portuaria, la Feria Provisoria de Yumbel y la Feria Lillo son una parada obligada. Estas ferias colindantes ofrecen productos locales, artesanías, licores artesanales y una variedad de pescados y mariscos frescos. En los alrededores de la avenida Eusebio Lillo, a un costado de las ferias, los restaurantes y las cocinerías son una opción para quienes buscan un rico plato de exquisiteces marinas. Fermín Canales dice que ha trabajado desde siempre en la Pescadería Lillo. Con carisma y entusiasmo promociona sus productos, y haciendo gala de sus artes abre fácilmente un erizo para mostrar la frescura de lo que se ofrece. “Acá se puede encontrar todo tipo de mariscos y en el periodo de verano trabajamos mucho en la venta de cebiches, por eso invitamos a todo el mundo a venir y disfrutar de los productos del mar de Chiloé”. No es menor el ofrecimiento de Fermín, pues actualmente Chiloé es una pujante provincia que posee una dinámica matriz productiva, donde las actividades pesqueras, mitilicultoras y agrícolas ocupan un lugar importante dentro de la economía regional.
El nuevo Quellón
Por décadas ha sido uno de los puertos más importantes de la Región de Los Lagos. Es la última zona portuaria de Chiloé y el punto de encuentro con el Chile Austral. Constantemente frecuentado por embarcaciones provenientes de Aysén y Magallanes, este puerto hoy se consolida como un núcleo industrial, que ha visto mejorada su infraestructura urbana en los últimos años. Si bien Quellón se caracteriza por el alto desarrollo de su industria pesquera, lo cierto es que esta extensa comuna ofrece varios atractivos. Leonardo Latorre, encargado de la Oficina Municipal de Turismo, explicó que “para nosotros es importante el desarrollo turístico de la comuna para diversificar la actividad económica local. Desde un tiempo a esta parte todos hemos entendido que el turismo de intereses especiales es una buena alternativa para valorizar y relevar nuestra cultura de manera sustentable”. En los últimos años esta comuna ha variado su oferta turística de manera considerable, la creación de parques, la revalorización de las costumbres del campo y del mar presentan un nuevo Quellón que busca consolidarse como un destino turístico emergente al sur de la isla. Recientemente han florecido reservas naturales como el Parque Tantauco y el Parque El Pudú, ubicado en el sector de Chanco Yatehue. Estos parques ofrecen un contacto directo con la naturaleza y actividades al aire libre. Por otro lado y siguiendo el paso por esta enorme comuna, el agroturismo también se ha consolidado como una alternativa para quienes buscan ser partícipes de las tradiciones chilotas, es por ello que varios emprendimientos rurales se han levantado ofreciendo diversos itinerarios teniendo al campo como eje de inspiración. En definitiva, y con más de 9 mil kilómetros cuadrados, este archipiélago es un territorio que invita a recorrerlo de punta a punta, con decenas de islas contiguas a la “Isla Grande”, los tres sectores aquí presentados son sólo un breve ejemplo de la infinidad de experiencias y contrastes que encontrará.