Voces femeninas

Claudia Carrillo: líder de cooperativa de reciclaje que es un modelo para el país

Con una historia que comenzó en su infancia recolectando materiales junto a su familia, ha dedicado más de 25 años a perfeccionar su labor como recicladora de base. Hoy lidera una organización que no solo mejora las condiciones de trabajo de sus socios, sino que también innova con proyectos sustentables, promueve la educación ambiental y sirve como referente para municipios de todo Chile.

La historia de Claudia Carrillo es un claro reflejo de cómo el trabajo en reciclaje y el compromiso con la comunidad pueden ser motores de cambio y de desarrollo tanto personal como colectivo.

A sus 51 años, lidera, como gerente administrativa, la cooperativa de reciclaje Recyclab de Hualpén que, aunque joven, ya está dejando huella en Chile.

Esta iniciativa, que comenzó a operar formalmente el año pasado con 15 socios, tiene raíces que se remontan a 2013, cuando un grupo de recicladores de base, incluida Claudia, formó la Agrupación de Recicladores en esa misma comuna. Este espacio no solo les dio respaldo legal, sino que también marcó el inicio de una organización más sólida y coordinada para potenciar su labor.

Pero Recyclab no es una cooperativa cualquiera. Es la única en la región del Biobío que cuenta con monitores ambientales, un equipo que asegura que cada paso del proceso esté alineado con las mejores prácticas de sostenibilidad. Además,  ya tienen aprobadas las certificaciones laborales requeridas por la Ley de Fomento al Reciclaje, lo que implica que han debido demostrar tanto en la práctica como en la teoría las competencias necesarias para realizar su trabajo como recicladores de base y, luego, como operarios de maquinarias en la planta de proceso.

El alcance y el modelo de gestión de esta cooperativa han despertado el interés de otros municipios del país. Hace apenas dos meses, Recyclab recibió la visita de delegaciones de 21 comunas, incluidas Independencia, Maipú, Recoleta, Temuco y Villarrica, que se llevaron varias ideas para replicar esta experiencia con sus propios recicladores de base.

De la carretilla al torito eléctrico

Pero la relación de Claudia Carrillo con el reciclaje viene de muchísimo antes. Se remonta a su niñez, cuando junto a su mamá y sus hermanos vivían en Talcahuano. “Me acuerdo que cerca de la casa se instaló una planta de reciclaje, y que mi mamá iba a lavar plástico a esa fábrica. Nosotros, con mis hermanos, también vimos una oportunidad como lo vio ella, porque de chiquititos empezamos a ayudarle”, rememora.

Era un tiempo donde los recicladores de base no existían, y lo que se usaba era ir cada a casa recolectando distintos objetos como ropa, juguetes, zapatos u otros enseres que luego se vendían o cambiaban por otros productos.

En su adolescencia, Claudia y su familia también empezaron a vender materiales como cartón y diarios a empresas interesadas en reciclaje, diversificando así las formas de generar ingresos. Sin embargo, no fue hasta después de cumplir la mayoría de edad que decidió independizarse y dedicarse por completo a esta actividad. Mudarse de Talcahuano a Hualpén marcó el inicio de una nueva etapa, en la que asumió el reciclaje como su principal proyecto de vida, consolidando con los años su experiencia y compromiso en este campo.

El camino para formar la cooperativa fue largo y lleno de desafíos. Durante cerca de 25 años, Claudia recorrió las calles de Hualpén como recicladora de base, primero con una carretilla y, más tarde, con un triciclo que pudo tener gracias a un programa del Fosis. Sus rutas habituales la llevaban desde su casa, ubicada en la avenida La Reconquista, hasta el sector Parque Central que caminaba de punta a cabo. Eran jornadas extenuantes, pedaleando un triciclo que, cargado con materiales, se volvía muy difícil de maniobrar.

“Con el tiempo, las cosas fueron cambiando”, cuenta. “Empezamos a tener caseras que nos llamaban cuando necesitaban que recogiéramos cartón, papel o vidrio”. Ese vínculo con la comunidad allanó el camino para organizarse mejor.

Hoy, gracias a la creación de la cooperativa, los recicladores ya no tienen que recorrer las calles, casa a casa, en busca de materiales. Ahora, el retiro del material se hace en los 11 puntos limpios distribuidos en la comuna, para luego llevarlo a la planta de procesamiento. Los triciclos de carga fueron reemplazados por “toritos eléctricos” y un camión que alivian de sobremanera el traslado del material.  Este avance no solo les ha facilitado el trabajo, sino que también ha mejorado significativamente la eficiencia de sus operaciones.

Pero hay más, porque Recyclab está ejecutando un proyecto pionero en la región del Biobío con vidrio reciclado. A través de la UCSC y el Gobierno Regional, la cooperativa recibió capacitación y maquinaria para procesar el vidrio y crear productos como maceteros sustentables. Paralelamente, trabajan en educar a la comunidad y promover el cuidado del medio ambiente, enseñando a los vecinos sobre la importancia de reducir el consumo de plástico y cómo los materiales reciclados pueden tener un segundo uso útil.

Hoy, también, Claudia Carrillo es una voz importante en la mesa de gobernanza del municipio, donde trabaja con otras autoridades para impulsar el reciclaje y fomentar la conciencia ambiental.

Su camino comenzó desde muy joven, y a lo largo de los años ha logrado ganarse un lugar como líder, no solo por su trabajo en el reciclaje, sino por su compromiso con el crecimiento de su comunidad.

 


 

 

 

 

 

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