Este miércoles se inicia en el Vaticano el proceso secreto que reúne a 133 cardenales de todo el mundo para elegir al sucesor de Francisco. El aislamiento, el humo y la tradición marcan cada etapa.
Este miércoles 7 de mayo comienza el cónclave en el Vaticano, el proceso mediante el cual se elegirá al nuevo papa, el número 267 en la historia de la Iglesia Católica. Se trata de un rito cargado de simbolismo y tradición, donde el aislamiento absoluto y las votaciones secretas marcan cada etapa.
En total, 133 cardenales electores participarán en esta edición del cónclave, tras la ausencia confirmada de dos purpurados. Representan a 71 países de los cinco continentes: 17 de países de África, 15 de América (entre ellos el cardenal chileno Fernando Chomali), 17 de Asia, 18 de Europa y 4 de Oceanía.
El cónclave comenzará oficialmente con la entrada de los cardenales a la Capilla Sixtina. Allí prestarán juramento de guardar absoluto secreto sobre todo lo que ocurra durante la elección. Una vez cerradas las puertas, quedará prohibida toda forma de comunicación con el exterior: los electores no pueden usar teléfonos, acceder a Internet ni recibir noticias del mundo para asegurar que nadie interfiera ni se entere de lo que sucede en el proceso.
Si bien en el pasado los cardenales electores tenían prohibido salir de la Capilla Sixtina mientras durase la votación, hoy las reglas han cambiado, pues ellos se retiran a descansar a la Casa de Santa Marta, un edificio ubicado dentro del Vaticano que se utiliza como residencia oficial para los cardenales durante los cónclaves.
El proceso
Para elegir válidamente a un nuevo papa se requiere una mayoría de dos tercios de los electores presentes, lo que en este caso implicarían 96 aprobaciones.
Debido a que el cónclave se iniciaría a as 16, 30 horas (hora de Roma) de este 7 de mayo, hoy solamente se realizaría una votación. De no haber acuerdo, en los siguientes días se llevarían a cabo dos votaciones por la mañana y dos por la tarde
Si tras tres días de deliberaciones aún no existe acuerdo sobre un candidato, se permite una pausa de hasta un día para la oración y la libre discusión entre los votantes.
Luego de aquellas 24 horas se reanudarían las votaciones, y si no se produce ninguna elección luego de siete votaciones adicionales, nuevamente se realizaría una pausa. Eventualmente este proceso se reiteraría después de otras siete votaciones fallidas.
Tras cada votación, las papeletas se queman en una chimenea que fue instalada especialmente en la Capilla Sixtina para esta ocasión: el humo negro será señal de que no hubo acuerdo, el blanco, en cambio, significará que se ha elegido al sucesor del papa Francisco.
¿Qué ocurre tras la elección de un nuevo pontífice?
Una vez realizada la elección, el decano del Colegio Cardenalicio, en nombre de todos los electores le solicita el consentimiento del candidato elegido con las siguientes palabras: “¿Acepta su elección canónica como sumo pontífice?”. Recibido el consentimiento, se le consultará sobre el nombre papal elegido y, a partir de ese instante, adquirirá la plena y suprema autoridad sobre la Iglesia Católica.
El cónclave termina inmediatamente en este momento. Posteriormente, los cardenales electores rinden homenaje y juran obediencia al nuevo pontífice. Acto seguido, el cardenal protodiácono, en este caso, Dominique François Joseph Mamberti, anunciará a los fieles la elección y el nombre del nuevo obispo de Roma con la famosa frase: “Habemus Papam”. Inmediatamente después, el nuevo santo padre pronunciará la Bendición Apostólica Urbi et Orbi desde la Logia de la Basílica de San Pedro.