La reducción de luz solar durante esta estación afecta la producción de melatonina y serotonina, que influyen en nuestros ritmos biológicos y emocionales. Descubre cómo enfrentar estos desafíos climáticos y mantener un equilibrio emocional durante las épocas más oscuras del año.
Estado de ánimo deprimido, falta de motivación y alteraciones del sueño son algunos de los síntomas que podrían tener algunas personas tras la llegada del invierno.
Este fenómeno, denominado Trastorno Afectivo Estacional o también conocido como depresión estacional, es un trastorno del ánimo que puede llegar a manifestarse como un episodio variable, según la persona que lo experimente.
“En esta época, estamos expuestos a menos luz solar, lo que influye en la producción de melatonina y de serotonina. Ambas tienen un papel fundamental en la regulación de los ritmos circadianos como el sueño y la vigilia”, explicó Marcela Mora, jefa de Carrera de Psicología de la UCSC.
Agrega que en invierno se produce mayor cantidad de melatonina, lo que provoca que las personas sientan más sueño, necesiten acostarse más temprano y dormir más. “Por otra parte, la secreción de serotonina disminuye en esta estación del año, por lo que el estado anímico puede verse afectado de forma significativa”.
Esto haría, por ejemplo, que algunas personas tiendan mayormente a la introspección y a disminuir las salidas con amigos o familia en periodos donde prevalece mayormente la oscuridad.
“Es importante que quienes presentan una predisposición biológica a sufrir este trastorno, estén conscientes que son más susceptibles a vivirlo, por lo que pueden pedir apoyo antes de que cambien los ciclos de luz y oscuridad, para así estar más preparados para enfrentarlo”.
“La falta de luz del sol, la lluvia y el frío llevan a las personas a querer permanecer más tiempo en sus casas, vistas como espacios seguros y de protección. Sin embargo, el silencio y el tiempo para estar solos nos conecta con recuerdos, pensamientos con respecto al futuro, entre otros, que generan tristeza, angustia y desesperanza”, añadió.
De todas maneras, la especialista recalcó que el fenómeno también se puede dar en verano con temperaturas extremas. “Si bien, se debieran regularse las condiciones fisiológicas instaladas en las estaciones anteriores, ocurre que el calor extremo en ocasiones nos hace sentir incómodos físicamente y con limitaciones para realizar actividades que hacíamos habitualmente, por lo que también hay quienes presentan cambios de humor con mayor frecuencia de lo que desearíamos y con predominio de la irritabilidad”.
Hay remedio
En cuanto a estrategias que pueden adoptar las personas para mantenerse emocionalmente equilibradas frente a las condiciones climáticas, la psicóloga destacó que es importante que quienes presentan una predisposición biológica a sufrir este trastorno, estén conscientes que son más susceptibles a vivirlo, por lo que pueden pedir apoyo antes de que cambien los ciclos de luz y oscuridad, para así estar más preparado para enfrentarlo. “En la medida de lo posible, además, aprovechar los días que no estén nublados y que haya luz solar para exponerse a ella”, recalcó.
La profesional explicó que se requiere un correcto diagnóstico para poder entregar el tratamiento idóneo. Dentro de ellos, se encuentran el tratamiento farmacológico prescrito por un psiquiatra e iniciar un proceso psicoterapéutico, a cargo de un psicólogo clínico.
Agregó que es necesario hablar del tema con otras personas. “A veces pensamos que solo nos ocurre a nosotros, por eso es importante no avergonzarse, sino que, al contrario, reconocer que se está pasando por un mal momento y explicar lo que se siente a las personas que sean parte del círculo más cercano de esa persona”, indicó.