Algunos dijeron que era un tsunami. Otros, lo llamaron la gran ola. Cualquiera sea la forma de denominarlo, el triunfo del Partido Republicano en las elecciones del 7 de mayo tiene esa connotación: “arrasador”.
Con el 99,8% de los votos escrutados, correspondiente a 38.659 mesas (de 38.665), la coalición que lidera José Antonio Kast obtuvo 23 de los 51 escaños (se agregó uno a los originales 50, para un representante de pueblos originarios) del consejo constituyente.
Una victoria rotunda, que también se extrapola a la región del Biobío, donde este partido se quedó con dos de los tres cupos que la circunscripción elegía. Pero, además, es un logro histórico, pues hacía 57 años que un partido político no obtenía un triunfo de este tipo. El anterior hito, ocurrido en 1965, lo había marcado la Democracia Cristiana, cuando con el 40% de los votos logró sacar 82 diputados en una elección.
Los cupos obtenidos por los republicanos, sumados a los 11 que obtuvo el pacto Chile Seguro (UDI, RN y Evópoli) dan 34 asientos a la derecha y, con ello, la mayoría en el órgano constituyente. Pero también esta victoria le entrega al Partido Republicano lo que muchos llaman “la llave” del consejo, pues por sí solos tienen los 2/5 de los representantes, lo que les da la posibilidad de veto en la discusión de las normas constitucionales, que para aprobarse necesitan el apoyo de los 3/5 de los consejeros.
De esta manera, entre el anterior y el actual proceso constituyente, las preferencias de los electores se movieron como un péndulo, de izquierda a derecha, creando una nueva mayoría, que es radicalmente opuesta a la que tuvo la convención constituyente.
Conocidos estos resultados, apareció la “gran” duda: cómo administrará la derecha y, especialmente, los republicanos este poder en el órgano constituyente. Uno de los primeros consejos sobre la ruta que deberían seguir vino del propio presidente de la República, quien en la noche del 7 de mayo se dirigió a los chilenos para referirse a los resultados de la elección de consejeros constitucionales. En este mensaje, donde el mandatario reforzó la necesidad de diálogo para avanzar en este proceso, llamó la atención su llamado al Partido Republicano a “no repetir el error que cometimos nosotros en su momento”, aludiendo al escaso diálogo que demostró la izquierda en la convención constituyente.
¿Hay peligro de que se repita esa historia? Líderes y candidatos con mayores apoyos del partido ganador, como el consejero electo por la Región Metropolitana, Luis Silva, salieron a responder que los republicanos llegarían al consejo con una actitud dialogante, para lograr una buena constitución. Ello, a pesar de que el partido no participó del acuerdo que habilitó este segundo itinerario constituyente, porque no estaba de acuerdo con la idea de reemplazar la actual constitución.
Lo que pase verdaderamente con esta nueva mayoría se comenzará a ver en un mes más, cuando el consejo inicie su trabajo, a partir de la propuesta que le presentará la comisión de expertos. Se dice que “otra cosa es con guitarra”, en alución a cómo actuarán quienes tienen mayoría una vez instalados en el órgano constituyente, pero también, que hay que aprender de los errores que nos muestra la historia.
En materia constitucional fuimos testigos que los chilenos valoran el diálogo y la capacidad de llegar a acuerdos y que, por el contrario, están muy lejanos y rechazan actitudes que vayan en contra de aquella dirección. Es así, y este movimiento del péndulo electoral nos confirmó esa idea.
