Las quemaduras de los niños son un tema que preocupa, por el desconocimiento de cómo tratarlas antes de llegar a una urgencia. Las fracturas también se han incrementado en estas últimas semanas, sobre todo, por juegos donde no hay supervisión de adultos.
Por Carola Venegas Vidal.
Benjamín, de poco más de dos años, estuvo casi 30 horas sin dormir. “Estaba como hiperventilado, irritable y hablando demasiado ”. Sus padres lo llevaron a una urgencia al constatar que dentro de sus juguetes había un pastillero de su hermano mayor que consume psicotrópicos por prescripción médica. Estaba vacío.
Los accidentes domésticos en niños han aumentado desde que empezó el periodo de confinamiento por el coronavirus. Los siniestros más frecuentes, explican los profesionales de las urgencias, son las quemaduras, caídas, cortes, golpes y tropiezos, intoxicaciones, asfixia y atragantamientos.
“Efectivamente, al estar más encerrados, somos más propensos a sufrir accidentes domésticos, los cuales están relacionados netamente con el quehacer diario. Dentro de estos ‘accidentes’ o incidentes que nos exponen a riesgo de lesión, podemos mencionar los cortes, quemaduras en la cocina, además de la probabilidad de sufrir caídas. Existen, asimismo, otros asociados al uso de artefactos eléctricos, que también son frecuentes en la actualidad, sobre todo, en el nuevo escenario tecnológico”, explica Cynthia Cariaga, académica de Enfermería de la Universidad de Las Américas.
La facultativa comenta que si bien todos estamos más expuestos a los accidentes intradomiciliarios, en los niños estos se relacionan con el uso del espacio y con las mismas actividades recreativas que realizan, como los juegos, donde dependiendo de la edad puede haber desde riesgo de asfixia con algún juguete de tamaño pequeño hasta caídas al tropezarse con objetos que obstruyan los espacios.
Quemaduras al alza
Las estadísticas apuntan a que lo que más se ha incrementado en este período en los más pequeños son las quemaduras. Y así lo observan desde sus respectivas áreas de trabajo, la enfermera Kathalina Merino, de Cirugía Infantil del Hospital Regional Guillermo Grant Benavente, y la médico Cirujano Infantil, Carolina Bastías, de la Urgencia Pediátrica de la Clínica Sanatorio Alemán.
Según datos entregados por Coaniquem (Corporación Ayuda al Niño Quemado), solo en el periodo de pandemia, el 53 % de los casos de quemaduras se concentraron en incidentes por volcamientos. 33,1 % es por derrame de tazas y 22,1 %, de hervidores eléctricos. Lo muy preocupante es que de los casos por volcamiento de tazas, el 67,7% se produjo en niños menores de cinco años.
Karen Campos, coordinadora regional de Coaniquem, explica que en lo que va del año, unos 7 mil niños de la Región del Biobío han sufrido algún tipo de quemadura y que, dependiendo de la edad y la gravedad, necesitan intervenciones que van desde una curación simple a injertos o distintos tipos de cirugías, según el proceso de cada paciente.
“Nueve de cada 10 accidentes con quemaduras en niños se provocan dentro del hogar, y casi la mayoría se asocia a derrames de líquidos calientes o el contacto con algún objeto caliente, una estufa, plancha, ampolleta”, explica Karen Campos, quien puntualiza que si bien la institución no atiende la urgencia, sino que se enfoca en el tratamiento de las cicatrices, durante el período de pandemia han implementado un exitoso programa de atención a través de mensajería, donde un profesional de la salud indica a los padres qué hacer en el caso de una emergencia con quemadura. Ese número es +56934319987.
No remedios caseros
Es clave saber cómo manejar una lesión por quemadura. La enfermera Kathalina Merino afirma que lo más dramático es cómo llegan las quemaduras de los niños al hospital. “Cuando ocurre una quemadura, la recomendación es despejar el área de la lesión y mantenerla en agua fría por, al menos, 20 minutos para bajar la intensidad del calor en la zona y, luego, ir al centro asistencial. La mayoría de las veces al niño le sacan la ropa, le echan agua fría, pero no permanecen el tiempo necesario bajo el agua fría”, enfatiza.
Advierte que las quemaduras son lesiones evolutivas y que cambian alrededor de los siete días. “Recién ahí podemos saber qué tipo de quemadura es. Si, por ejemplo, se trata de una lesión compleja que necesite antibióticos o escarectomía”, dijo, reiterando también que el común de los casos que llega al hospital es por causa de líquidos calientes.
Insistió en que uno de los factores que inciden en que una quemadura no evolucione bien son los tratamientos caseros que, lejos de ayudar, empeoran la lesión y la hacen más propensa a infecciones. “Los tratamientos caseros aportan a que estas lesiones que originalmente son limpias, se infecten. He visto quemaduras a las que les echan mostaza, aceite, mantequilla, papa molida, cenizas, vino, hipoglós, telas de cebolla, cataplasmas… todas estas cosas hacen más compleja la evolución de estas lesiones”, asegura.
Ahora, más fracturas La doctora Carolina Bastías concuerda con que las quemaduras fueron las lesiones más persistentes por los meses de pandemia. Pero en la urgencia pediátrica, advierte que ha habido un cambio en las últimas semanas.
“Hemos vivido dos fases. Al principio con la pandemia abundaron los accidentes como golpes de cabeza y las quemaduras en el invierno, con las estufas, sobre todo en manos y también por volcamiento de agua caliente. Los casos que nos llegaron de quemaduras no cumplían con criterios de gravedad como para haberlos dejado hospitalizados, pero es de cuidado que las zonas en que se dan con más frecuencia las lesiones sean las manos.
Ahora estamos en un vuelco, porque con el desconfinamiento, la gente ha salido más al patio y, otros, a espacios comunes de los condominios e, incluso, en lugares públicos, y hemos notado un aumento de las fracturas de extremidades superiores de antebrazo y codo”.
Indica que, en general, los padres han tendido a desafiar el encierro con artículos y juegos que sin la prevención adecuada pueden significar un riesgo como, por ejemplo, las camas elásticas. “Si los niños juegan sin supervisión está latente la lesión por golpes y caídas, o por aplastamiento, porque se sube una cantidad de niños mayor al permitido o por el rebote. Hay que estar siempre pendiente”, afirma.
La doctora Bastías recomienda que en el caso de los golpes en niños es primordial evaluar directamente la lesión, pues se puede minimizar o no observar ciertos daños que solo se detectan con un examen diagnóstico. “Es necesario, porque me ha pasado, que han llegado niños con fractura de cráneo con días de evolución, ya que los papás o cuidadores notaron recién un huevo cuando estaban bañándolos días después del accidente. Así como me han llegado pacientes con un volumen en la mano y no saben lo que es… y es una fractura que se está consolidando. Podría decir que estadísticamente todos los días tenemos una fractura en nuestra urgencia pediátrica”, sentenció.
Prevenir y estar preparados
Los accidentes ocurren sí o sí. Cinthya Cariaga argumenta que lo ideal es siempre tener un botiquín con insumos clínicos y medicamentos básicos a mano, de manera que podamos aportar primeros auxilios básicos, aplicando técnicas de curaciones y cuidados para un accidente. Además, siempre es recomendable tener a mano los números de emergencia como 131 ,132 y 133, que se conocen como el ABC (Ambulancia, Bomberos y Carabineros), los que nos permitirán comunicarnos de forma expedita con estas entidades según la asistencia que necesitemos en el momento.
Dependiendo del tipo de riesgo al cual estemos expuestos en nuestro domicilio, algunas recomendaciones que podemos mencionar, dice Cynthia Cariaga, son tener una rutina familiar clara y comunicación fluida, utilizar de forma óptima los espacios y establecer áreas libres para trabajar, cocinar y transitar, realizar un adecuado manejo de artefactos eléctricos y mantenerlos siempre alejados de los niños. No dejar a los menores sin supervisión, dejar objetos cortopunzantes fuera de su alcance, utilizar implementos seguros para realizar actividades domésticas. Asimismo, siempre recordar los rótulos de los insumos de aseo y almacenarlos fuera del alcance de menores, realizar acciones a conciencia y no sobre la marcha, y también es conveniente hacer alguna capacitación sobre riesgos domiciliarios.