En octubre de 1550, Pedro de Valdivia comunicó al rey de España que había instalado un cabildo en la recién fundada ciudad de Concepción del Nuevo Extremo.
Desde su nacimiento, Concepción tuvo que enfrentar el rigor de la guerra de la conquista, situación que marcó a fuego a sus habitantes y la transformó, a corto andar, en la capital militar del reino de Chile. Muchas veces fue destruida y vuelta a construir por la tenacidad de sus vecinos, fuerza que los revistió como encomenderos militares con un marcado carácter castrense.
El período colonial revela que, por largos años, la ciudad fue asiento permanente del gobernador y el lugar donde, además, por primera vez se instaló la Real Audiencia, el máximo órgano de justicia de aquella época. Así también, desde el siglo XVII y debido a la destrucción de La Imperial, recibió la segunda diócesis de la Iglesia Católica, en la más austral de las gobernaciones del imperio español.
No solo este duro rasgo de frontera destaca en su desarrollo. También templó el carácter de sus habitantes la periódica ocurrencia de fenómenos telúricos que se prolonga hasta nuestros días. Los terremotos y maremotos de 1570, 1657, 1730, 1751, 1835, 1939, 1960 y el más cercano para nosotros, el de 2010, acabaron con vidas y construcciones, pero no impidieron que sus pobladores, como el ave fénix, sacaran fuerzas de flaqueza y volvieran a levantar, con infinita esperanza, lo que la naturaleza destruía.
Junto a las características reseñadas que han acompañado a esta urbe y a su entorno desde sus orígenes, no se pueden omitir en una reflexión profunda y de larga perspectiva, aquellos hitos fundamentales sobre los cuales se han materializado iniciativas de carácter cultural con impacto nacional. De la actual capital regional se destacó en el siglo XX su condición de ciudad universitaria, cuando en 1919 se puso en marcha un proyecto impulsado por vecinos y organizaciones que levantaron la Universidad de Concepción, la tercera del país, la primera de la provincia y la continuadora de la colonial Universidad Pencopolitana, levantada en 1724 por el obispo Juan de Nicolalde, con el apoyo de la Compañía de Jesús. Sin duda que la cantidad de instituciones de educación superior existentes hoy deben conocer que su interés y trabajo por entregar la mejor formación de las actuales generaciones, tiene su origen en ese lejano precedente.
En el ámbito educativo, es digno de mención el desarrollo que desde el Liceo de Hombres N° 1, en el siglo XIX, muestra la cobertura cada vez más amplia de la enseñanza escolar que se alcanzó en el siglo XX, contando con el aporte del Estado, de credos religiosos, de laicos y de colonias de emigrantes avecindados y acogidos por la ciudad.
La Universidad de Concepción fue la matriz que entregó a la zona centro sur de Chile gran parte de los cuadros profesionales que, entre otros campos, permitieron el desarrollo de robustos proyectos industriales, conformando desde los años 40 lo que se conoció como el riñón industrial del país, con su primera industria pesada, la CAP, y teniendo en la minería del carbón la fuente energética que impulsaba el progreso de la sociedad.
El deporte y el arte que tuvieron como centro a Concepción mostraron actividades sobresalientes en el transcurso del tiempo, entre otros, el campeonato regional de fútbol, que desde 1940 hasta comienzos de los sesenta fue digna competencia del campeonato profesional de Santiago, entregando varios integrantes a las selecciones nacionales. En este ámbito no puede omitirse a Marlene Ahrens, nacida en Concepción, lanzadora de la jabalina, y la única mujer que ha sido ganadora de una medalla olímpica en el país.
El teatro, por su parte, tuvo en la actividad del TUC una expresión de alta calidad que fue reconocida nacional e internacionalmente, aunque, finalmente, sus integrantes fueron cooptados por la capital.
Asimismo, la actividad musical popular, que hoy permite que sea conocida como la capital del rock, muestra ya desde los años sesenta, distinguidos exponentes que hasta el presente han sido reconocidos entre los más populares artistas nacionales.
La pintura, otra de las bellas artes, tiene en la Universidad de Concepción una de las pinacotecas más ricas del país, y el mural existente en sus instalaciones es una de las obras que resalta nacionalmente.
Lo brevemente reseñado muestra una ciudad que de verdad y a pesar de todos los obstáculos, resulta una sobreviviente. La superación de las dificultades, el coraje de sus mujeres y hombres nos reconforta siempre, pero mayormente este, su mes de aniversario, para mirar con esperanza el futuro.