Con el mural de la Pinacoteca como telón de fondo, los conciertos de cámara de la Sinfónica adquieren un valor especial. Es el señuelo para personas que no están acostumbradas a la formalidad del teatro en la temporada oficial. Es una invitación a deleitarse con la intensidad de un repertorio y con los maestros que gozan la emoción y libertad de una programación a la medida. A disfrutarlos, que sólo son cinco.
Una época de cambios también es un momento para grandes oportunidades. Así lo entienden en la Corporación Cultural de la Universidad de Concepción, que decidió este año dar un rol aún más protagónico a los músicos de la Orquesta Sinfónica, quienes paralelamente a la temporada oficial intervendrán en los ya clásicos Conciertos de Cámara.
Ésta es una programación un poco más íntima y conceptual para los maestros, ya que les da una chance para elegir con más libertad sus programas, los ubica en un escenario diferente: la Casa del Arte de la Universidad de Concepción y, además, los pone al mando de la batuta. Sí, porque este año, estos conciertos no tendrán directores invitados, sino que serán los propios músicos quienes estarán a cargo de dirigir cada uno de los espectáculos.
María Teresa Molina, jefa de la fila de contrabajos en la Sinfónica y miembro del comité técnico artístico de la orquesta, explica que efectivamente es una oportunidad interesante para ella y sus colegas poder preparar de una forma distinta estos conciertos, adecuándose a una forma de trabajar diferente y también a un escenario que es encantador, pero de la misma manera muy desafiante. La Casa del Arte es un lugar precioso, pero por asuntos de acústica obliga a los maestros a pensar muy bien la ubicación del grupo para poder dar al público un espectáculo redondo.
El sábado 5 de junio fue la primera vez que la Orquesta de Cámara mostró su repertorio en la Casa del Arte, ya que por la situación post sismo la temporada se inició en el Teatro Concepción. María Teresa Molina indica que “tocar en este escenario es una oportunidad muy rica, ya que uno sabe que está llegando a un público distinto, que no es el que asiste frecuentemente a la temporada de conciertos Sinfónicos. Ahí uno prácticamente ya conoce a las personas, se repiten las mismas caras, en cambio, en estas otras presentaciones uno ve un ambiente más familiar que recién empieza a disfrutar de un espectáculo musical, o bien, que lo hace pero de una forma menos frecuente”.
Esta misma condición permite que los músicos se sientan un poco más a sus anchas con la elección de los repertorios. Se planearon cinco programas este 2010 y para participar en alguno de ellos los músicos se inscriben en forma voluntaria, ya que la característica de estos conciertos es que se concentra la ejecución en un número más acotado de integrantes. “Estos conciertos nos plantean también una mayor libertad para mostrar nuestro trabajo. No sé si antes se habrá dado la situación de que los mismos músicos dirigieran durante toda una temporada de cámara, pero es una forma muy interesante de mostrar estilos distintos de trabajo y acentuar o dar protagonismo a los diferentes grupos que conforman la Sinfónica”, acotó María Teresa.
El próximo de los conciertos de cámara es el 3 de julio, como siempre a las 19.00 horas. En esta oportunidad el público podrá deleitarse con una selección de obras energizantes que se acerca al jazz y la música brasileña. De Claude Bolling, se incluye Suite para violín y trío de jazz, de Heitor Villalobos, Bachiana #5 y, a cargo del Ensamble Cellos, de Jacques Offenbach, Can Can; Leroy Anderson: Bugler’s Holiday”, Bert Mayer: Mexicano Folk-Medley, de W.C. Handy: Sant Louis Blues y de L. Pollack: That’s a Plenty.