Su estilo jovial y cercano que lo tiene como la figura con mayor proyección en el país genera resquemores entre los políticos tradicionales, especialmente entre los de su sector. Su capital humano los complica, porque es muy difícil competir con ese plus. El único biministro de Piñera recibió una tarea tan compleja como el rescate de los mineros: resolver la mayor protesta ciudadana que le ha tocado enfrentar al Ejecutivo, sin causar una nueva caída en las encuentas para el Gobierno.
La explosiva popularidad que el rescate de los 33 mineros trajo al Biministro Laurence Golborne Riveros no ha dejado indiferente a nadie en Chile. Menos, por cierto, a muchos políticos y analistas.
Es más, a partir de ese hecho, todas las encuestas lo siguen encumbrando como la mejor carta de la derecha para la próxima elección presidencial. Y él, con su amplia sonrisa, se deja querer. “No es momento de pensar en eso”, se excusa este hijo de ferreteros que, cuenta, no terminaron la enseñanza media pero trabajaron duro para que él y sus cinco hermanos fueran profesionales.
Un hombre más bien liberal, dice ser, pero de temas valóricos no se pronuncia. Está en el Gabinete, recalca, y aunque su espontaneidad le siga trayendo problemas, asegura que a sus 49 años no va cambiar. “No disfrazo mis sentimientos”, acota. Por el caso de los mineros el país lo descubrió, pero quienes han trabajo junto a él ya conocían esta faceta y la valoraban. Dicen que es “el de siempre”. Antes de la crisis del gas en Magallanes y de asumir la cartera en Energía estuvo en Concepción y, cual rock star, se dejó querer, saludar y fotografiar con sus fans y con conspicuos ejecutivos.
Habló con NOS de su mejor momento, de sus preocupaciones por la seguridad de la minería, de las exigencias que le significan ser ministro de Piñera y de la acertada decisión de la secretaría de comunicaciones de Gobierno para que los 1.500 periodistas nacionales y extranjeros accedieran por igual a las fuentes informativas en el caso de la mina San José. Sobre todo a él.
Este ingeniero civil industrial de la PUC, el mejor de su promoción, es también miembro del directorio de Enap y en las últimas semanas sus detractores, porque los tiene, lo acusaron de no involucrarse en el conflicto por el alza del gas en Magallanes para salvaguardar su popularidad. Ahora, el Gobierno le entregó la responsabilidad, en su condición de ministro de Energía, de resolver esa compleja situación. Un desafío que podría ser fundamental para su carrera presidencial o el inicio de la pérdida de su capital político. No partió con el mejor escenario tras el anuncio del Gobierno de invocar la ley de Seguridad Interior del Estado para los organizadores de la protesta ciudadana en esa zona. Hasta el cierre de esta edición los resultados de su gestión eran inciertos.
No hubo posibilidad de saber qué piensa el ministro de esta coyuntura, pero en las líneas siguientes ofrecemos las respuestas del ministro top del presidente Piñera, y por estos días, el tesoro mejor cuidado de La Moneda.
-¿Cómo asumió este nuevo estatus (de ministro top) dentro de la política chilena?
Con mucha tranquilidad, la verdad es que este tema de la fama y de la popularidad es transitorio. En la historia hemos visto gente muy popular y que políticamente no ha tenido una mayor trascendencia. Yo no soy un hombre dedicado a la política, nunca he estado en este mundo y, por lo tanto, hoy mi objetivo es simplemente ser un Ministro de Estado, hacerlo bien y cumplir con las expectativas que el Presidente ha puesto en mí, que son muy exigentes, como habitualmente él nos plantea. La popularidad ayuda a desarrollar esa tarea. Es algo que yo agradezco, pero sin duda es algo que también compromete y a uno lo obliga a hacer las cosas aún mejor para responder a ese apoyo.
“No he pedido que me pongan donde estoy”
“Ya no es el ministro de Minería. Es un líder”, comentó en una entrevista el senador UDI Jaime Orpis, como una forma de graficar la nueva posición en la que el rescate de los mineros dejó al secretario de Estado. De paso desclasificó una conversación privada, ocurrida durante una reunión en la casa del Ministro Golborne, donde ambos, junto al diputado Alejandro García Huidobro, analizaban la posibilidad que un grupo de pirquineros se sumara a las labores de rescate. Impresionado por el compromiso emocional del ex ejecutivo de Cencosud, Orpis reveló que éste les había confesado: ‘Si los pirquineros bajan, yo bajo con ellos. Si se derrumba la mina nos vamos a morir todos juntos’. Una frase que quedó para el bronce, pero que no pasó inadvertida para quienes criticaban el aprovechamiento mediático del drama de los mineros y al mismo ministro por sacar partido de la tribuna que le daba la tragedia en la mina San José.
-¿Fue sincera esa frase? ¿De verdad estaba dispuesto a bajar y a arriesgar su vida junto a los pirquineros?
Sí, sin lugar a dudas, como le digo no me gusta esto de hacerlo público, porque pareciera una frase un poco para el bronce, pero la verdad es que el tema era más bien práctico y no tan heroico de mi parte. Si yo tenía que autorizar a personas a poner en riesgo su vida en situaciones muy difíciles, prefería estar ahí que estar afuera.
-Igualmente el comentario contribuyó para que se insistiera en el uso mediático que el Gobierno estaba haciendo de la tragedia ¿o no?
Eso no lo he hecho jamás, esta frase y esta situación yo no la hice pública, nunca aparecí en los medios diciendo cosas similares, sin perjuicio que hubo gente en la mina que estaba dispuesta a hacer muchas cosas para sacar adelante a estos hombres. El Gobierno no hizo un aprovechamiento mediático de esta situación. Lo que pasa es que esto generó una expectación mundial que hubo que manejar. Cuando nosotros llegamos al momento del rescate había más de 1.500 periodistas, camarógrafos, gráficos, instalados ahí. Si no canalizábamos eso adecuadamente íbamos a tener un problema mucho más complejo. Camarógrafos cayéndose por los cerros tratando de captar una imagen… la Secretaría de Comunicaciones en forma muy sabia adoptó una política proactiva, de generar los espacios para que la prensa pudiera trabajar tranquila y proveer la información necesaria y con total trasparencia para que todo el mundo tuviera iguales oportunidades de información.
-¿Es cierto que esa estrategia también consideró prepararlo a usted para enfrentar el desafío y evitar que se quebrara, como le sucedió una vez, al dar una mala noticia a las familias de los mineros?
No, yo soy como soy… Puede que mi espontaneidad me siga trayendo problemas en la vida, pero a mi edad no estoy para cambiar. Soy una persona que se emociona, que no disfraza sus sentimientos. Yo me emocioné muchas veces, pero en ningún momento me quebré, en ningún momento bajé los brazos o dejé de luchar o trabajar. En mi vida profesional si algo tengo a favor es que nunca he perdido el control en momentos de crisis, si me ha ido bien es porque en los momentos duros, de distinta naturaleza, mantengo la calma y jamás pierdo el control.
-¿Será esta capacidad que usted demostró tener para conectarse con la gente la que le acarrea tanta popularidad? Es una cualidad que muchos electores echan de menos en los políticos.
La verdad no me he detenido a analizarlo. Como le dije, soy como soy y no pretendo cambiar. En la vida uno puede no gustarle a todo el mundo. Si a muchas personas les parece bien mi forma de ser, me alegro. Ojalá fuese a todos, pero si no, no pretendo agradar para adaptarme a una posición de político o de ministro. Yo soy Laurence Golborne y me toca desempeñar el rol de Ministro de Estado y nada más.
-Usted le agrada a la gente, eso queda claro en las encuestas. El problema es que su popularidad no cae bien entre los políticos, incluidos en los de la Alianza. Desde los partidos se le ha criticado su falta de roce político, que no tiene trayectoria, que no tiene oficio. En resumidas cuentas que no se merece la proyección que hoy lo tiene como uno de los presidenciables de la derecha ¿qué dice?
Estoy ciento por ciento de acuerdo con esas aseveraciones. Efectivamente no tengo roce político, no tengo una serie de elementos que tienen personas que han dedicado toda su vida a la política y que han hecho de ella una carrera profesional y lo han hecho en forma muy legítima y muy digna, porque la política es una profesión que requiere un esfuerzo importante para el bienestar del país. Yo no tengo esos elementos, pero yo no he pedido que me pongan donde estoy. Pero si me ponen ahí, haré lo mejor posible para desempeñarme adecuadamente como Ministro de Estado, haré mi mejor esfuerzo por hacerlo bien.
-¿Es verdad que los resquemores que produce su popularidad, incluso dentro del Gabinete, hicieron que desde el Gobierno se limitaran sus intervenciones? ¿Esa es la causa por la que no se decide a admitir que sí le interesa ser candidato presidencial en 2013?
Lo que corresponde es que un ministro se dedique a su cartera y hable de su cartera. No corresponde que los ministros estén lanzados en campañas de ninguna naturaleza.
-¿Entonces no ha recibido presiones desde el Gobierno para que no hable de una candidatura?
No, de ninguna naturaleza. No es razonable que uno esté pensando en otra cosa ahora, además que el trabajo de ministro requiere de dedicación y de mucho tiempo. Es por lo cual llegué al Gobierno y es lo que me motiva para seguir acá.
-Sé que hasta el momento ha descartado ingresar a un partido, pero se comenta que usted es más cercano a la UDI que a Renovación Nacional ¿es así?
No tengo una preferencia. Ambos partidos representan un ideario de centroderecha. Uno tiene una forma de ver la sociedad que a mí me acomoda en algunos aspectos y el otro, en otros. Me siento de centro, soy un hombre pluralista, liberal, tengo una visión de la sociedad donde quiero un país claramente más justo y mejor desarrollado, comparto esos ideales con ambos partidos.
-¿Y es liberal también en los llamados temas “valóricos”? ¿Apoyaría la idea de legislar a favor del aborto terapéutico, por ejemplo?
Yo preferiría no involucrarme en materias que no corresponden a mi cartera. Creo que no es el momento adecuado de estar planteando mis puntos de vista personales en temas que tienen relación con otras carteras, que están siendo debatidos en otras instancias. Prefiero limitarme al tema minero, soy una persona más bien liberal. Pero entrar a fijar posiciones respecto a diferentes materias no es aconsejable hoy.
-Durante ocho años fue el brazo derecho de Horst Paulmann y hoy es el ministro estrella de Sebastián Piñera. Ambos son personas de carácter, intensos, voluntariosos ¿Con cuál de ellos es más complicado trabajar?
Siempre me ha tocado trabajar con gente muy capaz, con Bruno Philippi, con Juan Antonio Guzmán, con Paulmann. Son personas distintas, diferentes, el presidente Sebastian Piñera tiene una característica que a mí me ha sorprendido tremendamente. No sólo su capacidad de trabajo y su sentido del humor, cosas que a mí me gustan mucho, tiene también una inteligencia extraordinaria, es un hombre con una manejo de los detalles, un conocimiento específico que a mí se me hace muy cómodo y muy grato trabajar con él. Es una persona inteligente, con la que uno puede conversar directamente, la discusión se produce en términos profesionales.
-Una de las críticas más comunes que se hacen al Presidente es que no es muy dado a oír opiniones ajenas y que, finalmente, hace prevalecer sus juicios en estas discusiones ¿es cierto?
El Presidente Piñera escucha muchísimo. En las conversaciones, él genera un debate profesional, de ideas y espera que uno le plantee ideas coherentes y concretas. Pero se hace una discusión muy entre iguales, sin perjuicio de que la decisión le corresponde a él, y él definitivamente marca las directrices, pero escucha las sugerencias y posiciones que le planteamos antes de tomar su decisión.
¿Una nueva reconversión?
El último mes de 2010, el ministro Golborne visitó algunas ciudades del sur para exponer sobre la situación actual y las perspectivas de la minería en Chile, una especie de apronte de la cuenta pública que realizó hace unas semanas en La Moneda. En Concepción, abordó la crítica situación de Enap -“de aquí a una década esta empresa tendrá cifras azules”- anticipó, y consultado por el futuro de la minería del Carbón, descartó que Enacar pudiese asumir un rol de poder comprador. El cierre de esta empresa está en su etapa final, confirmó.
-Luego del accidente en la mina San José se anunció una revisión al reglamento de seguridad minera y a la institucionalidad de fiscalización y control. Han pasado cinco meses y en la Región del Biobío siguen trabajando sólo dos fiscalizadores en el Sernageomin. ¿Cómo es posible que no se haya aumentado inmediatamente la dotación de fiscalizadores y se haya esperado hasta este año para hacerlo por una razón presupuestaria?
Efectivamente las rigideces que tiene la administración pública son patentes, obviamente si no tenemos presupuesto no podemos contratar más gente. El presupuesto de 2011 nos ha autorizado a incrementar la cifra de fiscalizadores, probablemente de 2 a 6 en la Región del Biobío. Ya los estamos buscando, pero esto tampoco es una decisión trivial, porque no podemos contratar a una persona cualquiera, sin formación. Necesitamos encontrar ingenieros de minas y geólogos que quieran trabajar con condiciones de sueldo no necesariamente iguales al sector privado y que tengan verdadera vocación. En el Sernageomin, en Santiago, tenemos varios cargos vacantes, estamos haciendo un concurso y en uno de ellos estamos contratando a un muy buen profesional de 72 años y es lo mejor que logramos encontrar.
-En nuestra zona existen universidades muy reconocidas que forman profesionales en esas áreas, por lo que no debería haber problema.
El problema es que esos profesionales miran el auge que tiene la minería en el país y toman sus decisiones legítimas de buscar su mejor horizonte, por lo tanto tenemos que motivarlos, convencerlos, formarlos. Para el tema de la fiscalización no me basta ni me sirve un recién egresado de una carrera de ingeniería. Para un tema tan complejo como es fiscalizar el desarrollo del trabajo minero se necesita la experiencia de haber trabajado en una mina, no es un tema teórico.
-¿Qué políticas implementará el Gobierno para mejorar la seguridad de las faenas en los pirquenes de la provincia de Arauco?
Estamos trabajando con el Programa de Apoyo a la Minería Artesanal y con los Fondos de Desarrollo Regional para tener un presupuesto del orden de los mil millones de pesos, y así apoyar a las empresas y a los pequeños mineros en el desarrollo de tareas de fortificación, de salidas de emergencia y tratar de proveerles de equipamiento para mejorar las materias de seguridad. Pero, obviamente, ello va a tomar tiempo y quiero ser muy claro en esto: el trabajo de fiscalización no vale de mucho si no se desarrolla una conciencia de seguridad.
– La gente que arriesga sus vidas en los pirquenes, algunos de ellos ilegales, lo hace por necesidad, porque no tiene otra opción. De allí la petición de los pirquineros de la cuenca del Carbón para que Enacar asumiera un rol de poder comprador y a cambio “ordenara” el sistema.
Si establecemos poderes compradores van a haber más pirquenes y nosotros nos preguntamos si son actividades productivas sustentables en el largo plazo. Entonces, tenemos que apoyar a quienes hoy realizan esta actividad, pero no hacia el desarrollo de nuevos pirquenes, sino fomentando la asociatividad, el desarrollo de empresas que puedan operar con una estructura un poco mayor para asegurar la vida de quienes trabajan ahí. Pero la solución no es un poder comprador necesariamente. Es un tema de qué actividades queremos hacer. Aquí vimos la existencia de poderes compradores en el pasado ¿cuál fue el resultado? ¿Resolvió el problema? Aquí estamos frente a un tema muy profundo relacionado con la necesidad de desarrollar alternativas y fuentes de trabajo del siglo XXI.
-¿Qué esperanza puede tener la gente del carbón si ya vivió la experiencia de una reconversión que no fue exitosa, que no tuvo visión y que no respetó la cultura de los mineros?
Pienso que resulta muy difícil reconvertir a los mineros a otras labores porque hay un tema de cultura, de tradición, de historia, pero sí es importante ir reconvirtiendo a los hijos de los mineros para que su futuro no sea en una minería precaria, sino que sea a través de la tecnología, a través del desarrollo, en una economía del siglo 21. Hay que abordar el tema desde el punto de vista social. En el corto plazo, queremos fiscalizar y contribuir para que las faenas mineras se hagan lo más seguras posible. En el largo plazo la idea es formar a la generación que sigue hacia otras tareas y no necesariamente a trabajar en el pirquén.
-En Chile cada vez más jóvenes llegan a la educación superior gracias a los esfuerzos de sus familias, pero también tenemos muchos profesionales cesantes o que se desempeñan en oficios menores porque no consiguen emplearse en sus rubros. ¿Por qué en Chile la meritoracia no funciona?
Yo discrepo con este planteamiento, creo que hay un sinnúmero de chilenos que han tenido y visto una oportunidad de surgir y lo ratifican las cifras. Está mi caso. Yo vengo de una familia de clase media. Ninguno de mis padres terminó la enseñanza media. Mi padre estudió hasta octavo básico y mi madre hasta segundo medio. Sin embargo, yo tengo una profesión universitaria. Mi padre era empleado de una ferretería y con muchos años de trabajo se instaló con una propia. Yo, hoy tengo una situación distinta, me ha ido bien, pero eso ha sido el resultado de una familia de esfuerzo, de una formación adecuada y de las oportunidades que la vida me fue dando que fueron aprovechadas. Como yo hay muchos ejemplos, en Chile hay mucha gente que ha tenido un surgimiento y un avance, obviamente nos falta muchísimo por hacer. Hoy en el país existe un nivel de pobreza que no es aceptable.
-Si fuera Presidente de la República ¿qué haría para asegurar estas oportunidades para todos y para generar una cultura donde el mérito profesional valga más que el pituto?
Yo no le quiero contestar sobre situaciones hipotéticas, si yo fuese… el día que una materia de esa naturaleza cruce por mi mente trataré de responder las preguntas que usted me ha planteado.
-Cuesta creerle que la idea de ser Presidente de Chile no esté entre sus planes. Al menos alguna vez lo debe haber pensado ¿o no?
No corresponde abordar temas que vayan más allá de la cartera de Minería. En todo caso, creo que la clave de lo que usted me pregunta está en la formación y en la educación.