El año que hace poco terminó tuve pocos sábado para programar un tour a la vega. Los motivos, varios; las consecuencias, sólo una: la desconexión con los alimentos de temporada, que son los más económicos, con mejor sabor, aroma, forma y color.
Pero hace muy poco, tuve la posibilidad -con mochila en mano- de ir a visitarla. Ya en el camino comenzaron a surgir las primeras ideas para preparar un menú, las que se van reforzando a medida que inicio mi recorrido por ella.
Lo primero que asoma son las frutas y verduras, lo que, por supuesto, tiene que ver con el lugar escogido para ingresar. Una caja de damascos me dio la bienvenida y me invitó a probar uno. Con eso ya se asoma en mi imaginación una mermelada de aquellas, que incluso guardada para el invierno, puede venir súper bien a algún postrecito como una sémola o arroz con leche. Pasada esta tentación, se dejan ver las ciruelas, que de sólo mirarlas me permiten recordar ese jarro con jugo frío que más de alguna vez aguardó por nosotros en el refrigerador y que, además de quitarnos el calor, tan bien nos hizo.
Las verduras me esperan con ese verde que no sólo alimenta, sino que también relaja. Lechugas costinas -de esas sacadas de la tierra- zapallos italianos, cebollas, ajos, choclos y el perfume del cilantro y el perejil que bañan de frescor la cuadra completa.
Entre otros tantos espacios, llego a la avenida de los pescados y mariscos, los cuales se anuncian por su olor. Mi casera, la “tía Lala” siempre se esmera por tener la mejor oferta del sector y, si bien todos ofrecen básicamente lo mismo, para mí es decisivo a la hora de comprar estos productos, que quien me los venda me inspire confianza máxima.
Este tour puede parecer bastante extraño para muchos de ustedes, pero la verdad es que si no conocemos no valoramos lo que tenemos. Probablemente espacios tan pintorescos y llenos de colores y aromas como éste deben ser conocidos por todos, son parte de nuestra ciudad, así como lo son los mercados de otras ciudades en el mundo. Aprovechémoslos ahora, no esperemos a valorarlos cuando ya no estén o simplemente cuando nosotros ya no tengamos la posibilidad de ir.
Una vega, mercado, o como usted prefiera llamar a estos espacios donde confluyen alimentos frescos y mucha gente normal, es un lugar que no debemos dejar de visitar para inspirarnos a la hora de planificar el menú que queremos disfrutar. De aquí probablemente salió la inspiración de tías, abuelas, mamás, papás y todos aquellos que alguna vez nos deleitaron con su comida, y por supuesto de aquí también saldrá su inspiración para el próximo menú de sus seres queridos.
Duraznos Asados
Ingredientes
– 4 duraznos plátano
– 150 gr azúcar rubia
– Canela en polvo (pizca)
– Cardamomo para rallar (pizca)
– Nuez Moscada en polvo (pizca)
– Anís en polvo (pizca)
Preparación
Lavar y partir los duraznos en mitades, luego sacar su cuesco y reservar. Mezclar el azúcar rubia con las especias. Poner los duraznos en una lata o budinera antiadherente y sobre ellos agregar la mezcla endulzante, luego hornear 20 minutos a fuego medio-alto.
Finalmente servir frío, acompañados de helado de su preferencia. También se puede servir con una macedonia fina de frutas.
Jugo de frutas frescas(para adultos)
Ingredientes
– 100 gr de fresas maduras
– 100 gr arándanos
– 100 gr damascos maduros
– 200 cc agua natural (ojalá no clorada)
– 200 cc vino espumante
– Azúcar Flor
– Canela en polvo (pizca)
– Poleo (dos hojas)
Preparación
Lavar y desinfectar la fruta, en el caso de los damascos sacar cuesco. Licuarlas con agua, azúcar, canela, poleo y un poco de hielo. Al momento de servir, llenar su copa con jugo hasta la mitad y la diferencia con vino espumoso frío.