Se trata de la primera alianza público-privada en Chile para la reducción de gases de efecto invernadero y emisión de bonos de carbono.
El presente mes entrará en operación la primera planta para capturar y producir dióxido de carbono (CO2), siguiendo la metodología aprobada por la Junta Ejecutiva del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) de Naciones Unidas.
El proyecto es ejecutado en conjunto por ENAP e Indura y es la primera alianza público-privada en Chile para emprender un proyecto destinado a reducir la emisión de gases de efecto invernadero y financiar parte de la operación con el mecanismo de los bonos de carbono.
Localizada en la comuna de Hualpén, la Unidad captadora de dióxido de carbono involucra una inversión superior a los US$ 11 millones. Su ejecución significa un gran aporte para la Región del Bío Bío y el país, ya que permitirá mitigar los efectos del cambio climático y hacer un uso adecuado de los recursos energéticos.
Durante su etapa de construcción y montaje involucró una fuerza laboral de 110 personas y requerirá, para su óptimo funcionamiento, de una dotación de 15 trabajadores.
EL PROCESO
El proyecto consiste en recuperar el CO2 de la corriente de gases de salida de la Planta de Hidrógeno de Refinería Bío Bío, para licuarlo en la nueva unidad y que Indura los utilice, posteriormente, en la industria de alimentos y gaseosas, como también en proceso de control de acidez y tratamiento de efluentes.
Consecuencia de lo anterior, se devolverá a ENAP una corriente gaseosa libre de CO2 (mayoritariamente metano e hidrógeno) lo que ayuda a mejorar la eficiencia energética, a través de la disminución en el uso de combustibles en la Refinería.
A su vez, Indura logrará eliminar el uso de combustible fósil (gas natural y propano) que ocupa para producir el CO2 que requiere, argumento base para la obtención de los bonos de carbono.
El proceso considera un innovador sistema de recuperación de CO2 que usa la tecnología danesa “CO2 Flash”, especialmente diseñada por la empresa “Union Engineering”, que está siendo implementada por primera vez en un proceso de este tipo a nivel mundial.
A diferencia de las tecnologías convencionales de extracción de CO2 mediante columnas de aminas, la futura planta no requiere la generación y consumo de vapor.
La planta tendrá una capacidad máxima de procesamiento de 120 toneladas/día de CO2, equivalentes a 43 mil toneladas anuales. Se proyectan, además, para los primeros 14 años de acreditación del proyecto, reducciones anuales promedio de 25 mil toneladas de CO2, los que a valores actuales del bono de carbono, cercano a los US$ 20 la tonelada, podría implicar ingresos por US$ 500.000 al año.
Del mismo modo, la operación de esta planta evitará un consumo aproximado de 20 millones de metros cúbicos de gas natural al año, una vez que ésta alcance su plena capacidad de producción.
Metodología y Bonos de Carbono
La aprobación de la metodología para este proyecto-llamado oficialmente como de “Recuperación de corriente de CO2 en Planta de Hidrógeno de Refinería Bío Bío”- implicó un trabajo conjunto de ENAP e INDURA por aproximadamente dos años, fase que constituyó un requisito previo para registrar el proyecto ante Naciones Unidas y para más adelante, vender bonos de carbono bajo las cláusulas del Protocolo de Kyoto, siguiendo un conjunto de pasos bastante estrictos y complejos.
Tras la aprobación de dicha metodología por la Junta Ejecutiva de Naciones Unidas, el proyecto propiamente tal o “actividad del proyecto” (PDD) debe sortear aún otras etapas que se están desarrollando paso a paso.
Entre éstas se cuentan la realización de una consulta pública con los grupos de interés, que ya se efectuó en enero de 2008 y la obtención de una certificación por parte de la Autoridad Nacional Designada, que en el caso de Chile es la Dirección Ejecutiva de CONAMA, que deberá acreditar que el proyecto cumple con la legislación ambiental vigente y contribuye al desarrollo sustentable.
Finalmente, el proyecto deberá ser validado por una empresa certificadora tradicional (como Bureau Veritas u otro similar) que tiene que garantizar que éste cumple con todas las condiciones de aplicabilidad que exige Naciones Unidas. La misma entidad, registrará el proyecto ante la Junta Ejecutiva del MDL, lo que se espera ocurra durante el tercer trimestre de 2008.
Una vez implementado el proyecto y en plena operación, las reducciones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) deberán ser cuantificadas, verificadas y certificadas por terceras partes, tras lo cual la Junta Ejecutiva del MDL emitirá a favor del titular del Proyecto, las Reducciones de Emisiones Certificadas (CERs) equivalentes a las toneladas de GEI efectivamente reducidas y que podrán luego ser tranzadas en los mercados de bonos de carbono.
El Protocolo de Kyoto establece metas de reducción de gases de efecto invernadero a países desarrollados, los que pueden cumplir sus obligaciones, en parte, comprando reducciones de gases de efecto invernadero provenientes de proyectos implementados en países en vías de desarrollo y acreditarlas como propias.