Desbloquear la escuela: volver a lo que importa

/ 8 de Mayo de 2025

Dra. Viviana Hojman Ancelovici.
Directora Ejecutiva, Valoras UC.

En el marco del Día Nacional de la Convivencia Educativa y en un año marcado por decisiones electorales, se hace imprescindible repensar y resignificar, desde los distintos proyectos políticos que definirán el rumbo de nuestro país, la urgente necesidad de que la educación recupere su condición de política de Estado. Si queremos una sociedad distinta, con menos violencia, con más solidaridad y democracia, tenemos que permitir y promover una nueva escuela. Una donde se aprenda a convivir de verdad, donde se cultive el bienestar, la creatividad, el deseo de aprender y el compromiso de cuidar lo que compartimos.

¿Y si la escuela fuera un lugar al que docentes, niñas, niños y jóvenes quisieran ir porque se sienten bien allí? Un espacio que moviliza el placer, la curiosidad y el compromiso, que invite a decir: “¡bkn esto que aprendí!”, y que genere el flujo y sentido que dejan huella. Una escuela donde aprender sea interesante, desafiante, emocionante. Sin embargo, durante el primer semestre de 2024, según cifras de ese año de la Superintendencia de Educación, se registraron 7.523 denuncias por actos de violencia y maltrato en establecimientos escolares de todo Chile. ¿No es esta alarmante cifra un llamado urgente para replantear cómo concebimos y promovemos la convivencia en nuestros colegios?

La nueva y reciente Política Nacional de Convivencia Escolar nos invita a imaginar una escuela desde una ética de la justicia y del cuidado. Una escuela donde se confíe en el equipo, en los docentes, en las familias y, por supuesto, en los estudiantes. Donde los todos se encuentren con personas que creen en ellos, que los impulsan y que los ven con buenos ojos.

Frente a las redes sociales, que muchas veces nos convierten en objetos, la escuela puede ser el lugar donde volvemos a ser sujetos de deseo, de propósito y de transformación. Donde podamos querer algo distinto, imaginar otros futuros, trabajar por ellos.

Necesitamos escuelas desbloqueadas, claras, simples en su propósito. Hoy las escuelas y sus actores están casi sin movimiento, las reglas restringen los vínculos, las iniciativas innovadoras y la posibilidad de improvisar. Entiendo que hemos llegado acá en un afán de protección, pero nos hemos ido quedando sin espacio, sin aire. Señoras y señores candidatos, necesitamos tomar decisiones difíciles para disminuir las reglas y confiar más, necesitamos volver a lo esencial: a convivir, a crear soluciones desde las comunidades, a generar estructuras reales de participación, a construir desde adentro.

Que la escuela sea ese lugar donde da gusto estar. Donde los ambientes son agradables, donde se respire bienestar, donde las culturas escolares movilicen aprendizajes y desarrollo. Que sea una escuela donde vivir valga la pena y aprender también.
Pero esto no lo podemos lograr solos. Necesitamos decisiones políticas valientes. Recursos sostenibles. Formación con sentido. Y, sobre todo, una visión compartida de país. A ustedes, candidatas y candidatos, les pedimos que se atrevan a imaginar con nosotros. Que se comprometan con una escuela que no solo es posible, sino que es urgente.