Es un tour que en menos de cuatro horas conecta al visitante con la naturaleza y con una parte de las tradiciones, de la historia y de la gastronomía que han posicionado a la capital de Los Ríos como un destino turístico de excelencia.
Todo comienza en Valdivia, en el muelle Schuster, el punto desde donde zarpa la mayoría de las motonaves que ofrecen circuitos por los alrededores. Tras la navegación por los ríos Valdivia, Cau- Cau y Cruces y por el estero San Ramón -donde es posible avistar cisnes de cuello negro- el primer destino es el acceso fluvial al Parque Oncol y, específicamente, el Fundo San Ramón, donde todavía está emplazada lo que fuera la estructura y fachada de la casa Manns, hoy convertida en museo, y en cuyas paredes cuelgan fotografías que retratan la historia de los colonos alemanes y particularmente de esta familia reconocida en dichas tierras por su espíritu emprendedor y por su cuidado hacia la naturaleza.
Tras disfrutar de una exquisita y típica once alemana en un lugar habilitado por la administración de la casa Manns, la ruta sigue hacia Punucapa, localidad cuyos escasos 500 habitantes han sabido cuidar el patrimonio que descansa en su hermosa Iglesia, y que para atender mejor a sus visitantes ofrecen a través de vistosos letreros sus kuchenes, conservas y exquisitos licores y cerveza.
Loreto Cerda, gerente de Latitud 40 –entidad que agrupa a empresas del turismo para promover esta ruta fluvial, con el apoyo de Corfo-, comenta que la idea como organización es potenciar el turismo mediante excursiones terrestres y a través de los ríos que se pueden complementar con productos gastronómicos que son identitarios de Valdivia y que configuran un círculo comercial para la navegación.
“Este circuito Valdivia- Parque Oncol- Punucapa todavía no es muy conocido, por eso queremos potenciarlo entre los turistas. Mezcla lo natural con lo cultural y permite conocer, por ejemplo, la iglesia más antigua de la provincia de Valdivia; ríos, canales, parques y, al mismo tiempo, emprendimientos locales que reflejan la identidad de la capital regional”.
El recorrido comienza aproximadamente a las cuatro de la tarde y finaliza cerca de las 20 horas. El tour tiene un valor de $9.000 para adultos, $8.000 adultos mayores y $4.500 para los niños (5 a 10 años). El precio incluye la once alemana en la casa Manns. Las consultas y reservas se hacen a: [email protected], www.latitud-40.cl, twitter @latitud-40.cl o al fono (63) 540462.
Recorrido por la historia
La navegación por el estero San Ramón lleva al acceso fluvial del parque Oncol. A pocos metros de allí están los vestigios de la casa de la familia Manns, cuya historia data del siglo XIX, cuando llegaron hasta las tierras que hoy se conocen como Fundo San Ramón, desde Alemania, en busca de una mejor vida. Karl Manns, el dueño de este predio, era un agricultor que se dedicaba a cultivar el trigo y a mantener a sus animales lecheros. Su nieto, Pablo, fue quien en 1920 heredó este lugar y la casa patronal, de la que hoy sólo quedan ruinas -testigos y consecuencias del terremoto de 1960-, que sirven de museo con sus fotografías históricas de los habitantes de San Ramón.
En 1985 este fundo fue comprado por la empresa Arauco que ha mantenido el lugar intacto. El panorama es bellísimo. En él se ensambla perfectamente lo histórico y patrimonial con un magnífico entorno verde. En el recorrido es posible avistar a familias de cisnes de cuello negro que, poco a poco, han logrado reinsertarse en este lugar. Y ya en tierra, específicamente en terrenos del predio, existe un estiloso quincho para que las familias puedan disfrutar de una once alemana con la repostería típica del sur de Chile.
Punucapa: tierra de cerveza, sidra y celebraciones religiosas
La aldea de Punucapa es una localidad rural que está emplazada a 14 kilómetros de Valdivia. Cuenta con dos accesos, uno terrestre y otro fluvial. Se le conoce por ser la puerta de entrada al Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter y por sus tradiciones religiosas. Este lugar es habitado por cerca de 500 personas, quienes en esta época hacen gala de los productos naturales que ellos mismos fabrican y ofrecen a los turistas. Desde bebidas, como la sidra y la cerveza, hasta productos alimenticios como las mermeladas, conservas y repostería que venden en sus hogares o en improvisados puestos organizados en la ruta.
Al desembarcar en el muelle de Punucapa el tour se dirige hacia la iglesia del pueblo, ubicada a sólo cinco minutos. En el acceso está la posibilidad de hacer el recorrido a caballo, por sólo mil pesos, oportunidad que es aprovechada sobre todo por las familias que viajan con niños.
La iglesia de Punucapa es la más antigua de la provincia. Data de 1880. La historia cuenta que fueron los jesuitas quienes animaron a los habitantes del lugar a construir este santuario para rendirle honores a la Virgen de la Candelaria, cuya imagen fue donada por una dama valdiviana. Desde esa fecha hasta la actualidad, cada 2 de febrero se celebra la Fiesta de Nuestra Señora de La Candelaria, donde feligreses de todas partes del país se reúnen en una misa y luego emprenden una procesión desde el santuario hasta el muelle del poblado junto a su patrona protectora.
Afuera de la iglesia existe un añoso ciprés ante el cual, según la tradición, todo visitante debe presentarse y pedir permiso para abrazarlo. Como dato anecdótico, además, cuenta la leyenda que el diámetro de este árbol permite que sea abrazado por 14 personas.
Selva Fría
Punucapa tiene una consolidada tradición en la elaboración de sidra, chicha y vinagre de manzana de variedades propias de esta localidad. Hace poco que allí se instaló el emprendimiento de Rodrigo González, quien es el propietario de la Cervecera Punucapa, con la marca Selva Fría, que se suma como un elemento identitario de la zona. Produce aproximadamente 2 mil 500 litros mensuales de cerveza en su variedad Golden 5 y 8 grados, que tiene una tonalidad ámbar; y de la variedad Stout, de 8 grados, que es una cerveza negra con un espesor más denso. Los turistas pueden conocer el proceso de la fabricación de esta bebida y, posteriormente, degustar de comida gourmet al aire libre. Para el futuro tiene proyectado construir un restaurante para recibir con una renovada oferta gastronómica a sus visitantes.