Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, donde se recuerda de manera especial la lucha que ellas han llevado a cabo por su participación, en igualdad con el hombre, tanto en la sociedad como también en su desarrollo íntegro como persona. No obstante, el camino ha sido de un transitar lento y con noticias que horrorizan, principalmente, las que dicen relación con la violencia contra la mujer (VCM).
La VCM son todas las agresiones de carácter físico, sexual, psicológico, económico o simbólico que viven y/o tienen el potencial de vivir las mujeres y niñas solo por razón del género al que pertenecen. Las definiciones varían y se comprenden de diferente forma: políticas públicas, sociedad civil, marcos legislativos nacionales, marcos normativos internacionales, e incluso, en la academia.
Rememorar esta fecha cobra mayor sentido al revisar los números que recopiló ONU Mujeres referido a lo que sucede en universidades en el mundo. Un informe del Departamento de Justicia de EE.UU., por ejemplo, estimó que el 80 % de las personas víctimas de violación o agresión sexual en los campus universitarios no informa el incidente. Un 76 % de las estudiantes de ocho universidades de Bangladesh advirtieron sobre incidentes de violencia sexual; en Australia, una encuesta arrojó que el 51 % de
los estudiantes se enfrentó al acoso sexual al menos una vez en 2016. Asimismo, en
España, un 62 % de las(os) estudiantes han presenciado o experimentado violencia de género en el campus.
“Este 8 de marzo es una fecha para rememorar a las mujeres y su lucha, no cabe duda, pero también obliga a hacernos cargo de dolorosos temas pendientes. Erradicar este verdadero flagelo es un compromiso urgente de asumir: universidades, casa, familia, salas de clases, trabajo, todo lugar debe ser un espacio seguro, sin distinción”.
La violencia en contra de la mujer es una violación grave de los derechos humanos. Su impacto puede ser inmediato o de largo alcance, e incluye consecuencias físicas, sexuales, psicológicas y hasta mortales. Afecta negativamente su bienestar e impide su plena participación en la sociedad. Además, la violencia impacta a las familias, comunidades y al país.
Este 8 de marzo es una fecha para rememorar a las mujeres y su lucha, no cabe duda, pero también obliga a hacernos cargo de dolorosos temas pendientes. Erradicar este verdadero flagelo es un compromiso urgente de asumir: universidades, casa, familia, salas de clases, trabajo, todo lugar debe ser un espacio seguro, sin distinción. Cuando ello ocurra, entonces podremos pasar de rememorar a celebrar. Por ahora, tanto en nuestra sociedad como en las de muchos países, celebrar está muy lejos.