Francisco Del Despósito
Director de pregrado Facultad de Diseño UDD
Sede Concepción.
La compleja trama del mundo actual ha aumentado de manera exponencial los problemas y desafíos que deben resolver los diseñadores. Dado que las necesidades de la sociedad han ido cambiando conforme van apareciendo nuevas costumbres y usos, provocando que muchas veces ni el diseñador ni todo un equipo pueda abordar su complejidad, entonces se hace necesario el desarrollo interdisciplinar del proyecto.
Para abordar, por ejemplo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, sobre diseñar con nuevos materiales o desarrollar nuevas formas de alimentos, se debe salir del círculo cerrado de las disciplinas. Y, por eso, para obtener los mejores resultados, los diseñadores suelen recorrer los campos de conocimiento de manera horizontal (Campi, 2020), recogiendo información desde áreas como la sociología, la psicología, la ergonomía, la física, la estadística, entre otras.
Así, en la intersección de los saberes de las diferentes disciplinas está la respuesta a los desafíos contemporáneos, y “el diseño se ha desarrollado hasta convertirse en un complejo entramado que se sirve de informaciones de ámbitos diversos” (Flusser, 2002).
El diseño en los espacios de desarrollo interdisciplinar crea puentes con las otras disciplinas, generando acciones colectivas y cooperativas que van más allá de los límites de cada una.
Actualmente se puede apreciar en los diferentes proyectos interdisciplinares reales y profundas convergencias de intereses. La solución de problemas- desafíos no es el resultado del trabajo independiente y aislado, sino producto de las interacciones e interrelaciones de los equipos interdisciplinares.
En este sentido las dinámicas que se fomentan a través de las diferentes metodologías, estrategias y tool kits para el trabajo proyectual e interdisciplinar, como por ejemplo The Compass de Index Project, facilitan estas relaciones y los aportes disciplinares de los distintos actores que intervienen en el proceso de ideación y diseño.
Por otra parte, gracias al aporte conceptual de las ciencias básicas, el diseñador puede entender mejor el mundo y los fenómenos clave para la relación entre los seres humanos y este (Blanch, Sato & Tejeda, 2007), abriendo la posibilidad de integración de equipos interdisciplinares.
La química y la ingeniería proporcionan hoy día nuevos sustratos como los biomateriales desarrollados a partir de diferentes compuestos orgánicos, que sorprenden a los usuarios con sus cualidades de textura, color, y sustentabilidad, presentando un desafío a los diseñadores quienes tendrán que configurar nuevos lenguajes y usos para las nuevas tecnologías, soportes y materiales.
Las relaciones entre arte, ciencia, diseño e ingeniería en un espacio de carácter interdisciplinar son posibles y están instaladas dentro de las prácticas tanto en los ámbitos académicos como profesionales, revelando nuevos campos para su evolución, como el diseño especulativo, que plantea cuestionamientos y preguntas más que respuestas o soluciones.
El mundo va avanzando hacia las no cosas, inaprehensibles y solo decodificables (Flusser, 2002). La mano ha perdido uso, pero no la yema de los dedos, que se ha transformado en un órgano de la elección.
Los jóvenes nacidos en el siglo XXI son la primera generación que tiene que gestionar y diseñar tanto el mundo físico como el mundo virtual (Campi, 2020), y la única limitación concreta de desarrollo del diseño está en la esfera del conocimiento del sujeto que diseña.
Cuanto más progreso, tanto más objetual, objetiva y problemática se torna la cultura (Flusser, 2002), por ello se deberá crear, diseñar y proyectar con mayor responsabilidad.
Como la ciencia era para Neurath (1983) “la gran tarea para cultivar conscientemente el futuro y lo posible”, así debe ser la interdisciplina para el desarrollo y abordaje de los desafíos que preocuparán y ocuparán a los futuros diseñadores, científicos, artistas e ingenieros.
Estamos todos en un mismo bote, señala Neurath, y de acuerdo con esta afirmación la cooperación y comunicación en el desarrollo proyectual de manera interdisciplinar puede ser el devenir de una sociedad más justa, más inclusiva y más humana.