Docentes de Matemáticas preparados para sistema educacional chileno

/ 23 de Mayo de 2017

El Magíster en Didáctica de la Matemática de la UdeC tiene énfasis en la aplicación práctica de los conocimientos aprendidos en el aula.

 
publi-udec matematicas-IMG_2537“El conocimiento es dinámico, va cambiando, por lo que hay que estar siempre actualizado, porque no por estar en el campo, uno va a trabajar con estrategias antiguas”, comenta el profesor Cristián Contreras. “Me gusta estar siempre preparado, porque lo que más me motiva es entregar una buena educación en el aula. En este sentido, el magíster que estoy cursando me ayuda mucho”, comenta el docente respecto del aporte que representa el programa de Magíster en Didáctica de la Matemática de la Universidad de Concepción en su desarrollo profesional.

Sobre su vocación, Contreras detalla que “como yo soy de Hualqui, desde muy chico escuchaba y veía en directo el sacrificio que hacían los profesores de escuelas rurales. Eso me decidió a estudiar Pedagogía, porque quería algún día hacer clases en el campo. Cuando empecé con las prácticas se presentó la posibilidad de concretar ese anhelo, que me permitió vivir toda la experiencia, la que incluía tener que llegar caminando a la escuela; de hecho, también los niños llegaban caminando, y yo debía quedarme la semana entera sin poder viajar a ver a la familia… Los sacrificios de esa labor me marcaron”, explica.

Cuenta que la primera escuela rural en la que trabajó fue la de Santo Domingo, en Hualqui. “Había que llegar en tren a la estación de Talcamávida, y después caminar 17 kilómetros hacia el cerro, era grande el sacrificio. Pero lo que más me impresionaba era ver el tremendo esfuerzo que hacían los niños, algunos de los cuales caminaban hasta dos horas, bajo la lluvia en invierno. Ni siquiera teníamos estufa para calentarnos o para que se secaran tras la caminata, pero sus ganas de aprender eran más grandes. Además, eran de muy escasos recursos, muchos con mamás y papás analfabetos, era una situación muy compleja”, narra emocionado Cristián en relación con la experiencia que le dio notoriedad pública, tras ser reconocido a nivel nacional por un premio de Leonardo Farkas “como el profesor que trabajaba sin sueldo”, situación que se presentó por la muerte de la sostenedora de la escuela.

Cristián explica que en una situación tan precaria como la de una escuela rural es difícil separar la parte profesional del apego y del cariño que se crea con los niños. “Uno era más que un profesor, y los lazos que se forjaron se mantienen hasta hoy. Las necesidades son muchas, y van más allá del mero aprendizaje, también hay carencias emocionales y materiales. Por ejemplo, tengo un alumno que obtuvo uno de los mejores puntajes de SIMCE, y en su casa no cuenta ni con los servicios más básicos. Para mí no es entendible que el sistema lo pueda apartar tanto, si es tan inteligente y tiene una comprensión de los textos mucho mejor que la mía. Ese tipo de injusticias muchas veces me han motivado a involucrarme más”, explica, añadiendo, lleno de emoción, que dos de los alumnos que alguna vez pasaron por sus clases hoy asisten a la universidad. “Son la demostración de que incluso desde el campo se pueden lograr cosas si se tienen las ganas”, enfatiza el maestro que actualmente se desempeña en la Escuela G-602 Ránguel, también ubicada en un sector rural de la comuna de Hualqui.

 

Magíster en Didáctica de la Matemática

Su tremenda vocación de servicio le valió a Cristián cursar, gracias a una beca entregada por la Universidad de Concepción, el Magíster en Didáctica de la Matemática. Su Directora, María del Valle, explica que el Programa inició sus clases en 2016, por lo que Cristián es uno de sus primeros alumnos. “Él se acercó al Decano de la Facultad de Educación para manifestar su interés en ingresar al Magíster. Y yo, que ya conocía su historia por la televisión, me di a la tarea de contactarlo y explicarle cómo era el programa y lo que implicaba en términos de horario, algo que podía complicarle pues significaba disponer de tiempo a partir de los viernes a las 18 horas, además de todo el sábado, lo que topaba con sus labores habituales, por lo que debía hacer algunos ajustes a su jornada laboral”.

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Cristián Contreras, profesor de matemáticas.

La académica detalla que, para ella, fue un desafío gestionar la posibilidad de lograr el sustento económico “que le permitiera a Cristián estar con nosotros, porque ésa era nuestra meta, dada la tremenda vocación pedagógica demostrada en su trayectoria. No queríamos perderlo, por lo que realizamos muchas gestiones, hasta que logramos que la Facultad decidiera, en virtud de sus propios méritos, asignarle un beca completa”.

Agrega que el crecimiento, en términos de conocimiento, experimentado por el docente, ha sido muy importante. “Y lo más relevante es que ha conseguido traspasar ese saber a sus estudiantes, adaptando las explicaciones al lenguaje de sus alumnos. Así lo hemos comprobado en este segundo año del Magíster, en el que los alumnos deben desarrollar una tesis, algo que va más allá del mero diseño: tiene que ser probada en el aula”, cuenta.

Como equipo, los docentes del Programa mantienen una relación permanente con el medio educativo. Los propios académicos asisten a las escuelas a evaluar las prácticas de sus alumnos. “Ahí es donde nos nutrimos de experiencias. Nos enfrentamos cara a cara con la realidad y aflora pertinentemente la mejor manera de abordar las problemáticas que se enfrentan en el aula. Además, es algo muy valorado por los alumnos, pues se trata de experiencias reales, concretas”, afirma la académica UdeC sobre el Programa de Postgrado dirigido a profesores de Matemática y de Educación Básica con especialidad en Matemática.

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