Jorge Marshall, economista: “El 2011 la Región del Biobío va a crecer sobre el 10%”

/ 24 de Junio de 2010

El Director del Instituto de Políticas Públicas Expansiva/UDP predice que la actividad económica regional experimentará una fuerte recuperación durante el próximo año, provocada principalmente por las políticas de reconstrucción. Sin embargo, se muestra mucho más cauto respecto al futuro económico a mediano plazo, y por ello  considera imprescindible consolidar un fuerte liderazgo regional y una mayor interacción entre los sectores productivos, que fomente la innovación y la incorporación de nuevas tecnologías. Todo, resumido en un axioma: “los temas de fondo no se resolverán desde arriba”.

MARSHALL-0003A fines de mayo estuvo de visita en Concepción, invitado a un seminario organizado por la Sofofa y la Cámara de la Producción y el Comercio de la ciudad (CPCC). En esa ocasión, frente a los principales dirigentes de los sectores productivos regionales  expuso un resumen de su estudio “Desafíos económicos del Biobío después del terremoto”, cuyo diagnóstico arrojó que entre 1986 y 2008, la Octava Región creció a un promedio de 3,8% anual, mientras que el resto del país lo hizo en 5,9%.
Una cifra que, entre otras conclusiones, arrojó que si la Región hubiese crecido a la par que el resto del país durante el periodo estudiado, el tamaño de su economía hoy sería un 58% mayor al existente.
¿Qué hacer entonces? Según Jorge Marshall Rivera (56), Director del Instituto de Políticas Públicas Expansiva/UDP  y  ex subsecretario y ministro de Economía durante el gobierno de Patricio Aylwin, ninguna política orientada a reconstruir la Región logrará revitalizar su economía si no asume una mirada que se proyecte al mediano plazo, y que apunte a solucionar las “fallas estructurales” existentes desde hace más de dos décadas en su industria y producción.
-A su juicio ¿Cuáles fueron las medidas mal implementadas en las pasadas administraciones que explican el crecimiento por debajo del resto del país experimentado por la Región del Biobío durante los últimos 20 años?
-Tal vez hay que ir un paso atrás, en el sentido de que el terremoto genera una pérdida de capital relevante que significará una caída del PIB regional entre 6 y 9 puntos porcentuales. Pero más allá de esa caída, la principal idea que hay en este ensayo es que el terremoto interactúa con las deficiencias estructurales, y entre ambas hay una retroalimentación y se potencian. Entonces, cuando veamos qué es lo que va a suceder en las próximas dos décadas, va a ser una mezcla de las debilidades históricas con los efectos del terremoto.
Por eso creo que es importante traer y presentar las debilidades estructurales (…) si comparamos las dos magnitudes -una pérdida de cerca del 9% del PIB Regional por efecto del terremoto, y cerca de un 58% por las debilidades estructurales al cabo de 20 años-, es mucho más importante el tema de las debilidades estructurales, de cara al futuro. Es como si desde el punto de vista económico, la Región hubiese tenido un terremoto cada cinco años. Eso no se observa porque es silencioso, porque en el fondo todos los años está teniendo un menor crecimiento comparado con el resto del país.
-¿Pero cuáles fueron los factores que produjeron este estancamiento económico durante dos décadas?
-El gran desarrollo de la Región del Biobío -y particularmente del Gran Concepción- ocurre en el marco de la sustitución de importaciones y la industrialización que existió en ese momento, porque tenía un alto capital humano y tenía el mercado del sur; por lo tanto, podía aprovechar bien las circunstancias de la sustitución de importaciones. Hay un crecimiento importante entre los años 50, incluso entre los años 60. A eso se agrega la industrialización en el resto el país y el desarrollo energético de la zona, con la industria petroquímica, la industria siderúrgica y la electricidad.
Con la apertura de la economía, el país dio un giro en su estrategia de crecimiento. Las industrias tradicionales empiezan a ser provistas desde el extranjero por países de menor costo relativo de mano de obra, y el desarrollo consiste en ir dejando esas industrias en la medida que vamos creando otras ventajas, vinculadas a servicios globales. Yo diría que la transición entre las industrias tradicionales y la nueva actividad industrial es un proceso incompleto en la Región del Biobío. En el fondo, es la dificultad de la transformación que supone encontrar rubros nuevos. Uno no encuentra rubros nuevos desde la propia empresa, sino de la interacción que tiene la empresa con otros actores. Y esa relación de interacción requiere de mucha colaboración, la que a su vez necesita una dosis de confianza en lo que son esas interacciones. Y Biobío tiene un bajo nivel de confianza, tal vez más pronunciada que en el resto del país.
-El periodo de 20 años que usted señala comienza en el régimen militar, y atraviesa mayoritariamente a los cuatro gobiernos de la Concertación ¿faltaron en ese periodo iniciativas que incentivaran la innovación y la búsqueda de nuevos rubros?
-Yo creo que faltó, en primer lugar (se toma su tiempo y medita su respuesta)… comprender mejor el proceso de crecimiento. Creo que en todo ese periodo sobrestimamos los estímulos del mercado y subestimamos los incentivos que vienen de las interacciones entre actores. Pensábamos que los mercados podían funcionar mejor, que si complementábamos los mercados con algunos incentivos -en el contexto de empresas aisladas- eso sería un factor poderoso para que las industrias existentes se transformaran y, por lo mismo, subestimamos el rol que tienen las interacciones que suceden en los polos de innovación, como Sillicon Valley y Singapur.
-¿Al hablar en plural hace un mea culpa como ex funcionario de los gobiernos de la Concertación?
-Yo creo que hay una crítica -o si usted quiere, una autocrítica- tanto a las políticas de la Concertación como a las alternativas que se han planteado. De alguna manera en el país no se ha enfatizado suficientemente la dimensión o la influencia que tienen nuestros bajos niveles de confianza en el funcionamiento de la economía, en la creación de un soporte sobre el cual se apoye la economía de mercado. Ésta no puede funcionar sin ese soporte, y economistas de la envergadura de Arrow (Kenneth) lo plantearon en los años 60 y se ha repetido y estudiado, pero a nosotros nos ha costado hacernos cargo de ese fenómeno. Por tanto, en estas palabras hay una visión distinta de la que ha prevalecido en el país en los últimos 20 años.
-¿Qué medidas se deberían impulsar tras el terremoto si la Región del Biobío tiene los problemas estructurales que usted menciona y su modelo exportador perdió competitividad?
-Creo que es importante señalar que en la medida que nosotros busquemos medidas que puedan funcionar desde arriba, estamos buscando en el lugar equivocado. Si estamos buscando en el lugar equivocado podemos construir medidas: invertir en infraestructura, en educación. Sin embargo, estamos construyendo respuestas que no van a los temas de fondo, porque los temas de fondo no se pueden resolver desde arriba, así es que hay que resolverlos más desde la base. Existe una tendencia a que los economistas entreguen soluciones desde arriba que no tienen suficiente soporte empírico para hacer recomendaciones de verdad. Mi primera observación es decir “demos un paso de distancia respecto de esta frenética búsqueda de medidas fáciles”, porque esas simplemente no tienen contenido.
-Le entiendo, pero debe ser alguien -ya sean los privados o el Estado a través de un mecanismo, como el actual proyecto de Ley de Reconstrucción Nacional- quien deberá otorgar un financiamiento a lo básico, lo apremiante; se dice que sólo Asmar requiere de mil millones de dólares para recuperar su infraestructura productiva, y que la industria pesquera regional necesitaría otros 300 millones de dólares durante los próximos 2 años, sólo para recuperar el nivel de producción pre-terremoto….
-Correcto, todo eso es razonable,  pero nada de eso nos responde a cómo va a estar la Región en 10 años más, porque basta que alguna de las grandes empresas decida invertir un poco menos, para que eso vaya teniendo un efecto multiplicador y otras también actúen en la misma dirección. Porque las inversiones están vinculadas unas con otras. Basta que Asmar decida que va a diversificar algunas de sus operaciones en sus distintas bases en el país para que eso tenga un efecto, un efecto pequeño. Obviamente hay que reparar el puente Llacolén. Esas son todas cosas razonables, altamente rentables, pero no nos responden la pregunta de dónde vamos a  estar en 10 años, y si a 10 años vamos a estar mejor o peor.
-El sector manufacturero, de acuerdo con las cifras que usted cita en su estudio, tiene una gravitación de un 35% en el Producto Regional Bruto ¿Qué nuevos rubros e industrias podrían ayudar a diversificar más la matriz productiva de la Región?
-Un candidato natural es la madera. Ahora, de nuevo tenemos el problema de que para que exista innovación en el mercado de la madera tiene que haber transacciones, tiene que haber muchas empresas que participen en ese mercado. Cuando uno tiene grandes empresas que están integradas verticalmente, lo que está haciendo es poco mercado, porque uno tiene toda la cadena productiva que termina en la exportación. Por tanto, no hay muchas interacciones en el mercado de la madera, y no tiene lo que sí hay en los polos innovadores, donde hay muchas empresas pequeñas y medianas que están entrando a distintas etapas de este proceso. Entonces, de esa manera uno podría -ya sea a través de la investigación en ese ámbito específico en un centro de estudio avanzado- generar bases para que otras empresas puedan decidir entrar a ese mercado. Porque tiene bastante poco sentido que traigamos casas de madera desde Canadá cuando tenemos toda la tecnología, el conocimiento y la producción en Chile.
-¿Y de dónde surge el centro avanzado para esa investigación?
-La investigación no la puede hacer una empresa aislada del resto. No es un tema de laboratorio. Hemos tendido a pensar que esto es un tema de proyectos científicos, y no; esto es interacción de mercados. Son ideas que están dando vueltas en distintas empresas, y de repente alguna empresa empieza a hilvanar el proyecto. Y como lo de la madera, hay otros: está todo lo que es la energía limpia, es un rubro nuevo donde hay áreas en las que la Región puede tener un rol; el rubro de la Biotecnología, la Región ha dado pasos (…) el recurso natural uno lo puede encontrar en cualquier parte. Lo realmente escaso es la confianza, la posibilidad de interactuar. Eso es lo que hace mágico a Sillicon Valley.
-La meta del Gobierno de Sebastián Piñera es un crecimiento a nivel nacional de un 6% a partir de este año ¿Ve factible que la Región crezca a esta misma tasa cuando los economistas locales hablan sólo de un 2% para este año?
-Lo que ha planteado el Presidente Piñera es una meta ambiciosa de crecimiento al 6%. La Región del Biobío va a crecer el próximo año muy por sobre el promedio del nivel nacional; o sea, el 2011 va a estar sobre el 10%, por la reconstrucción. Yo creo que el panorama actual -dejando atrás las circunstancias de este año- en el corto plazo  creo que harán posible acercarse a cifras de ese tipo. En el mediano plazo será difícil, pero creo que será posible aplicando políticas adecuadas.

“No hay nuevas industrias en Arauco”

-Hablemos de la Provincia de Arauco, sector fuertemente castigado por la catástrofe, y con históricos problemas de empleo estructural ¿Cómo se podría modernizar la industria pesquera del sector?
-A mi juicio, una primera base de respuesta requiere estudios -que no los tenemos- que estén en la frontera del conocimiento mundial sobre las tendencias de la pesca. Desde ese punto de vista, creo que parte de la solución es tener análisis e información avanzada sobre esta industria, así como sobre las energías limpias y la madera. En este momento sabemos que el futuro de la Región va a estar vinculado a esos sectores, pero ¿qué esperanzas le podemos dar a los pescadores artesanales, a los medianos empresarios, etc? Necesitamos más información para eso, porque la que se dispone hoy está más bien vinculada a la extracción y al procesamiento a través de las industrias más tradicionales de la pesquería, no de industrias nuevas.
-“El plan Arauco” fue criticado por basarse más que todo en la inversión de infraestructura, e incluso fue cuestionado por las demoras de su implementación durante el gobierno de Michelle Bachelet ¿Cuáles fueron, a su juicio, las principales fallas y virtudes de este plan que significó una inversión de 326 mil millones de pesos?
-Destacaría los parques industriales, la infraestructura, la capacitación, aunque no tengo una noción más detallada de las distintas medidas (…) de alguna manera, en el déficit del desempeño de Plan Arauco hay tanto aspectos del diseño de los instrumentos, como de la forma en que esas políticas se fueron aplicando. Lo que hicimos en general fueron planes donde las personas juegan un rol más bien pasivo, y la verdad es que mientras eso siga ocurriendo, es muy difícil encontrar un plan. Por eso es que es importante involucrar, generar una agenda común, y dentro de esa agenda común, hacerla con el máximo rigor científico y saber que eso involucrará algunos sacrificios de adaptación.
-Como ejemplo de incorporación de innovación y tecnología a la industria pesquera de Arauco, la intendenta propuso la instalación en la zona de una planta de huevos de ostiones, merluzas y otros productos donde los pescadores participarían como socios…
-Pero de nuevo: no es la idea, sino la forma… digámoslo de esta manera: el mundo está lleno de ideas. Acá ideas no faltan ni para Arauco ni para Cañete, ni para el Biobío. Ideas sobran. Lo difícil es que un grupo de personas tenga la capacidad para convertir esas ideas en realidad. Y esas son las personas que a nivel local trabajan. Y dependen del esfuerzo, el compromiso, en la visión del largo plazo que tengan las empresas.
-En definitiva ¿Cuál es el punto de partida, el motivo que puede dar inicio a un mayor nivel de confianza e interacciones entre los actores económicos, en este caso en la Región del Bíobío?
-Esa es una excelente pregunta. La experiencia que yo observo es que no tiene una respuesta única. Por ejemplo, el 2006 la comunidad de Río Grande do Sul en Brasil -un estado más grande que la Región del Biobío- hizo un análisis parecido, de rezago en su desarrollo. Y era algo extendido, y en ese caso fue la comunidad empresarial, en particular Jorge Gerdau, el que toma la iniciativa y crea una organización privada que se llamó Agenda 20-20. Esa iniciativa, apoyada por las grandes empresas de Brasil, comienza a difundirse como una idea catalizadora. Finalmente, al cabo de cinco años, ese movimiento llamado Agenda 20-20 termina siendo asumido por el Gobierno como su agenda política. Eso está documentado, está en el estudio que yo he mencionado.
-¿Y qué tipo de gestión y liderazgo se requieren para sacar adelante un proceso de reconstrucción y re-estructuración tan complejo como el que se viene en la Región del Biobío?
-En primer lugar, el buen líder se mide por la capacidad de mirar el mediano plazo. Si un líder está haciendo gestión del día a día, no es buen líder para estos efectos. En qué medida un buen líder tiene dentro de su agenda diaria alguna preocupación de dónde va a estar su Región  dentro de diez años más, es clave.
-¿En la Región, ese liderazgo correspondería a la intendenta?
-En nuestro ordenamiento jurídico-institucional, es la intendenta quien tiene que asumir este rol.
-¿Le planteó este tema cuando estuvo exponiendo en la Octava Región?
-No, yo no conversé con ella, sólo le entregué el documento.
-No obtuvo ningún feedback entonces…
-No, creo que no corresponde tampoco. Lo mío fue una contribución al debate de la Región, fue un honor que me invitaran a dar mi opinión, pero yo no soy un actor relevante en este debate, por tanto no esperaría transformarme en un actor. La mía es una visión externa.

Definiciones

Aporte empresarial para reconstruir el borde costero ¿privatización?
“Creo que esa es una solución factible, que se ha aplicado en muchas partes del mundo, por ejemplo en Barcelona: el sector privado invierte sobre ciertas condiciones de mediano plazo, pero son bienes de acceso público. El mayor riesgo es que estas concesiones estén desprovistas de un plan más integrador; se instala una inversión que no tiene cuidados del medio ambiente, no tiene preocupación sobre el turismo, porque hace el aseo necesario, y termina dañando el propio desarrollo a mediano plazo”.

Mantención del impuesto de timbres y estampillas en 0,6%

“No creo que el desarrollo de la Región pase por medidas que operan desde arriba, ni menos por el impuesto a timbres y estampillas que restan recursos para que el Estado pueda operar, y que genera niveles de incentivos muy menores respecto al déficit de interacción, de capital humano, de trabajo en conjunto y de una agenda en común”.

Descentralización

“Creo que aún cuando avancemos hacia una descentralización, en la medida que los gobiernos regionales no tengan una buena interacción con el sector privado de su Región, no tengan una visión común, de mediano plazo, esa descentralización no va a funcionar (…) si las partidas presupuestarias para regiones se definiesen en la Región, estas  definiciones no serían demasiado distintas”.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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