Fue el pitazo final del árbitro aquella tarde soleada del 30 de marzo pasado el que desbordó a Los Ángeles. Las calles se llenaron de azul y rojo, Carlos Heller corría en la cancha con la copa en la mano como un niño. Es que el Iberia se ha caído tantas veces en sus 81 años de historia, que verlo en la cima fue un logro compartido. Por eso, todos se sienten campeones.
Por Nicolás Durante Parra.
Carlos Heller Solari.
Dicen que parecía un niño. Carlos Heller Solari tomó la copa del Club Deportes Iberia Los Ángeles y fue él mismo quien dio la vuelta olímpica en el Estadio Municipal de esa ciudad. El equipo, los dirigentes y los hinchas lo seguían, agitaban banderas, mientras las graderías se desbordaban de angelinos que marcaron ese soleado domingo 30 de marzo de 2014 como el más importante de sus vidas. El Iberia, ese equipo que salió de los “potreros”, que se cambió dos veces de ciudad antes de llegar a la capital de la provincia del Biobío, subía a la división profesional del fútbol chileno, la Primera B. Ese día, Iberia estaba más cerca de las estrellas. Y con ello, un pueblo entero.
Hoy, basta caminar por las calles de Los Ángeles, hablar con la gente, con sus comerciantes, para darse cuenta de que la pasión de ser iberiano corre fuerte por sus venas y que toda la ciudad se ha puesto a los pies del equipo, deseándole que ahora, en la nueva etapa que inicia, los hagan emocionarse otra vez, sufrir con cada uno de los 90 minutos.
Y de sufrir, el Iberia sabe. La historia de la “azulgrana”, como se conoce por los colores de su camiseta, ha sido de una vorágine pocas veces vista en el fútbol chileno.
Corría el año 1933 y en una pensión en el barrio Independencia de Santiago, un grupo de comerciantes de la Vega Central y estudiantes del mismo barrio amantes del fútbol decidieron armar un equipo amateur. Y aunque se pensó ponerle nombres como Arcoiris o Deportes Tucapel, primó una mirada comercial, y aliados con la aseguradora de la época, La Iberia, de capitales españoles, llegaron al actual nombre que nunca más cambió. Así, consiguieron implementos deportivos como camisetas y zapatillas que por sí solos no podían costear.
Norman Matus.
La verdad de las cosas, como cuenta el comentarista deportivo de Los Ángeles, Norman Matus, quizá quien más sabe del equipo y que a finales de 2014 piensa publicar su libro, el primero, como aclara, con la historia del club, el marcador nunca fue del todo favorable para el Iberia.
Desde su creación, más allá de jugar en canchas de tierra los domingo, no se supo mucho sino hasta 1945, cuando luego de salir dos veces campeón en su liga de fútbol amateur consiguió subir a la primera división del fútbol profesional. A diferencia de hoy, donde hay cuatro fases antes de llegar a jugar con “los grandes”, en ese entonces la recién creada Asociación Central de Fútbol, un símil de la hoy Asociación Nacional de Fútbol Profesional, ANFP, los aceptó y allí el Iberia se codeaba con equipos como la Universidad de Chile o la Católica. De hecho, hay un partido que quedó grabado en la retina de la historia del fútbol: el recién ascendido Iberia se enfrentaba a la Universidad Católica, Sergio “Sapito” Livingston en el arco rival no fue capaz de contener los seis goles que el ex equipo amateur logró meter en sus redes.
Pero partidos como ése sólo quedaron en el anecdotario. “Siempre le fue mal, fue un equipo de barrio que se las dio de grande”, dice Matus, como rememorando su propia historia. La Asociación Central de Fútbol creó una regla, que en todo caso no estaba escrita, en que todo aquel equipo que saliera último tres veces, aunque no fueran consecutivas, bajaba. E Iberia bajó en 1954 a la recién creada Segunda División. Entre tanto, sus orígenes en el Barrio Independencia desaparecen y se fue a Puente Alto, como local, en 1964.
El cura Lizana
Y con eso, Iberia se iba llenando de deudas impagables. Alberto Cassola, quien fuera uno de los creadores, director técnico, presidente y hasta gerente del equipo, tomó nuevos rumbos y es el padre Gilberto Lizana, un cura apasionado por el fútbol incluso al interior del seminario, quien se hace cargo del club. Pero ni por gracia divina los resultados fueron favorables para el Iberia. Corría el año 1967, y era tanta la deuda, que el cura Lizana buscó deshacerse del club ofreciéndolo al mejor postor. Llegaron interesados desde Curicó, pero no se convencieron. Entonces, en un viaje que realizó a Los Ángeles en su labor de vicario de Carabineros de Chile, se enteró que en esta ciudad había un equipo, llamado Club de Deportes Los Ángeles, que era regional y no profesional, y que sus dirigentes habían buscado de todas las maneras posibles ingresarlo al fútbol de primera línea, pero sin éxito. Entonces, el padre Lizana se entrevistó con Manuel Segundo González, Carlos Perelló e Ítalo Zunino. Y en una transacción avaluada en 80 mil escudos, que básicamente correspondía a la deuda del equipo, el Iberia llegó a Los Ángeles el 28 de febrero de 1969, a la 1:30 de la mañana.
Fueron los mismos nuevos dueños quienes en sus autos particulares se trajeron desde la sede en Puente Alto los trofeos, camisetas desteñidas y uno o dos jugadores emblemáticos. El resto se vino en tren y fueron recibidos con caravanas por las calles de Los Ángeles. Aunque era un equipo prestado, defendería el honor de una ciudad entera en las ligas profesionales.
Pero ni con todo el empuje que puso un pueblo convencido lograron tener buenos resultados, y la mala racha siguió cuando en 1992, malas decisiones de sus dirigentes sumado a una mala campaña en la cancha, los hizo descender estrepitosamente a la Tercera División. Con el ánimo por el suelo, costó levantar la frente, pero lo hicieron, y fueron 18 años de “tensa espera” en esa categoría.
Los dirigentes, hastiados y endeudados, ya no querían seguir con el equipo y se lo fueron a entregar al mismo despacho al alcalde Daniel Badilla en 2003. Y él, que conocía muy bien a Carlos Heller, lo logró convencer e hizo que se comprometiera con el equipo, financiándolo, pero de aquí en adelante, sin las deudas pasadas.
Fueron otros ocho años de resultados malos, pero ni tanto, y ya todos sabían que ahora que “don Carlos”, como le dice a quien se le pregunte en Los Ángeles, se había hecho cargo, las cosas iban a cambiar, sólo había que tener paciencia. Ahí comienza la nueva vida del Iberia, que costó sangre, sudor y lágrimas. Y aunque siempre era el protagonista, siempre también le faltaba un granito para subir.
Aquel partido
Y las cosas se empezaron a hacer bien. Aunque los sueldos no eran exhorbitantes, se pagaba sagradamente a tiempo y jugadores de todas partes de la Región del Biobío y del resto del país querían llegar al Iberia. Así lo cuenta el actual entrenador, Ronald Fuentes.
“Antes se conformaban planteles, no se lograba salir campeón y al año siguiente se cambiaba a casi todos los jugadores. Cuando estaba en tercera, y don Carlos Heller asumió, recién ahí pudimos trabajar en un proceso continuo con el equipo. Es una institución muy apetecida, a pesar de que estaba en Tercera División. Recibo muchos llamados de jugadores de la misma Primera B, que quieren venir para acá. Si bien no se pagan grandes sueldos, sí es un club serio, donde se paga a tiempo, que tiene un patrón de juego claro, con un sistema limpio, tratamos de tener las condiciones mínimas para la práctica y con viajes cómodos”.
Con ese esquema, en 2011 se logra salir de la Tercera División y suben a la Segunda División. Ahora, la meta era doblarle la mano a la mala racha y seguir subiendo. Con dirigencia nueva y equipo estable, sabían que sí podían.
Los fanáticos del balompié dicen que la campaña del equipo en 2013 y 2014 fue, simplemente, increíble. A su haber, tienen haber goleado 8-0 al equipo de Segunda del Colo Colo, y de visita en el Monumental. Otros siete goles marcaron contra Ñublense B en Los Ángeles.
Pero hubo un encuentro que marcó a fuego la historia de este ascenso.
El escenario fue el siguiente: Puerto Montt, sábado 22 de marzo, 20 horas, hacía frio y las graderías estaban repletas. Si Iberia ganaba, quedaba a sólo un empate de subir.
“Fue un día de mucha tranquilidad, veníamos trabajando muy bien, sabíamos que dependíamos de nosotros. En la charla previa les dije que confiaran, que no tuvieran la desesperación de salir a ganar el partido a cualquier precio, que tuviéramos el ordenamiento que teníamos durante todo el campeonato, que estuviéramos con nuestra gente. Que confiaran en ellos, y en el grupo de jugadores. La parte fe también la valoramos y le pedimos Dios que nos recompensara”, recuerda Ronald Fuentes.
Y entonces, cuando comienza el cotejo, los 22 jugadores salen con una sola idea en la mente: ganar y subir. Tanto el equipo del sur como el angelino se estaban jugando sus últimas fichas a esa hora.
La imagen del minuto ‘14 es infartante. Un tiro de esquina deja la pelota rebotando en el arco de Puerto Montt. Uno, dos, tres rebotes, y Álvaro Torres, con un zurdazo -y eso que es diestro- marca el gol.
De ahí en adelante, el partido fue casi una batalla campal. Incluso se cortó la luz -muchos dicen que fue a propósito-, hubo pleitos en el campo de juego, los hinchas estaban fervorosos, y los directores técnicos sabían que esto podía costarles el trabajo. El partido terminó, y el Iberia se volvió a su tierra con la sensación de ya haber subido, y tomado la copa. Al domingo siguiente, esta vez en el Municipal de Los Ángeles, frente a Melipilla, el recinto no daba más de público.
Ronald Fuentes.
Y aunque no lograron ganar, un empate a cero los hizo elevarse. Eran el nuevo integrante de la Primera B, y así el Iberia volvía al fútbol profesional, ése que le fue tan esquivo desde 1954.
Como dato, en 1992, cuando volvió a la Tercera División, fue un empate, esa vez con Santiago Wanderers, el que lo hizo caer. Ahora, un empate, los llevó a la gloria.
Hoy Álvaro Torres cuando camina por la calle lo reconocen como “el goleador”. Fue ese gol, ante Puerto Montt, el que lo ascendió de categoría.
“La campaña nos costó, empezamos bien, a mitad del campeonato la gente como que dejó de confiar en nosotros “luego de empatar cuatro partidos consecutivos. Los partidos finales, cuando perdió Puerto Montt y nosotros contra Malleco, hubo un bajón. Esa fue una semana extraña, muy tensa para nosotros, queríamos que llegara luego el partido. Fue la final para nosotros. Se sabía que sería un partido emblemático, cuando llegamos al estadio en Puerto Montt las filas eran enormes, y calentando, cuando miramos a la hinchada a nuestra espalda, ahí supimos que teníamos una misión, un compromiso histórico que cumplir”, recuerda hoy Torres, justo antes de fotografiarse en el túnel que une los camarines con la cancha en el Municipal de Los Ángeles. Ahí, antes de las escaleras que dan al césped, el dibujo de un iberiano levantando su mano los alienta: “Al final de túnel está la gloria. Depende de ti!”, reza un mensaje arriba del hincha.
Álvaro Torres.
Lo que viene ahora en lo futbolístico ya está bastante trazado. El campeonato empieza ahora en mayo y en esta etapa la meta no es subir de inmediato, en el Iberia son realistas, necesitan prepararse, aprender a jugar en esta nueva liga y adaptar su juego a los rivales ahora más competitivos.
“Es una categoría muy difícil, la idea es obviamente estar de la medianía de la tabla para arriba. En ningún momento se nos exigió subir, ni salir campeones, sería muy utópico”, dice el DT Ronald Fuentes.“Hay un grupo de jugadores muy buenos, con una directiva muy comprometida”, complementa José Salcedo, el capitán del equipo.
José Salcedo.
Pero qué más da. En Los Ángeles saben que nunca ha sido fácil el fútbol para ellos, que sin sufrir cada minuto de un partido casi no hay gracia. Por eso saben que, más temprano que tarde, esa camiseta rayada de azul y rojo les dará una nueva alegría. El Iberia ya salió de los potreros, como le llamaban cuando jugaba en Independencia, ahora se puso pantalones largos. Y Los Ángeles, también.
La hinchada que los sigue en Tercera, Segunda y Primera División
Capítulo aparte merecen los hinchas del “azulgrana”. Y es que ellos mismos se definen como una familia, de esas apatotadas, que viaja a todas partes junta, que se consiguen buses, que hacen hasta rifas para costearse los pasajes y la estada, pero al Iberia no lo dejan solo jamás. No lo hicieron cuando bajó de Segunda a Tercera, menos ahora que inicia un nuevo camino. Y es que talvez una de las cosas que más les interesa a los hinchas, al alcalde, al gobernador y a cuanto ciudadano de a pie camine por Los Ángeles, es que Los Ángeles figure, y si es por ser campeones en fútbol, tantísimo mejor.
Para hablar del Iberia es obligatorio conversar con Segundo Rafael Rodríguez Balboa, más conocido como el “chalita”. Y el apodo es bien simple de explicar según el mismo: “Cuando cabro joven llegué a la población y como venía del campo, usaba las chalitas de antes, ésas de neumáticos. Ya no las uso sí, ahora uso zapatillas, zapatos”, relata sentado, sin soltar su canasto repleto con avellanas que ya por 45 años le da el sustento a su hogar y a sus viajes adonde quiera que vaya el Iberia.
El “chalita” es hincha desde hace tanto, que dice que perdió la noción del tiempo. “Desde que era joven me han gustado los partidos y era el equipo de Los Ángeles y había que seguirlo, viajábamos a Lota, a Talcahuano, yo siempre del Iberia”, dice.
Segundo Rodríguez.
Aunque no ha sido fácil, siempre se ha conseguido cómo seguirlo, hasta con auspiciadores. “Yo he viajado a Puerto Montt, Osorno, Valdivia, Melipilla. Lo pagamos nosotros mismos. Yo con recursos del canasto. Y antes, cuando estaba vivo el doctor Lobos, era un hincha y un auspiciador que yo tenía”. Cuando Segundo recuerda el día del partido ante Puerto Montt, se le ponen los ojos vidriosos, respira fuerte y habla desde el corazón. Relata el viaje, los momentos en la cancha, lo complejo que se puso el encuentro después del gol de los 14 minutos. Y el triunfo, ese que gritó con un nudo en la garganta y con su antigua bandera azulgrana en la mano.
Al “chalita” no le entran balas. Y dice que sueña con ver a su Iberia jugando con los grandes, como lo hizo en sus comienzos. Y espera vivir para verlo.
Otro caso es el de Livio Silva, quien no se pierde un partido de su equipo, sea donde sea, y para eso lo ha seguido desde Antofagasta hasta Puerto Montt.
Segundo Rodríguez.
“Fue algo único, estaba viendo dentro de la cancha el partido, no podría relatar lo que fue ese gol en Puerto Montt, sentí que me iba a morir. Yo he sido hincha desde siempre. Es el equipo de mi ciudad, si yo soy de Los Ángeles, no podría ser de otro equipo”, dice, y agrega que “quienes conocen a Ronald Fuentes, saben que el profe apunta siempre a lo más alto. La Copa Chile de ahora va a ser un parámetro para saber en qué posición estamos”, recalca.
Un estadio nuevo, la otra lucha de Los Ángeles
En Los Ángeles se reconoce que tienen poca identidad. A diferencia de Chillán, por ejemplo, o Temuco, la capital provincial históricamente fue una ciudad de transición, desde la Colonia, cuando el Ejército Real asentaba sus bases ahí, y ocupaba la zona sólo como frontera.
Por lo mismo, saben que al ascenso del Iberia le pueden sacar provecho y empezar a aparecer, a figurar, y a ser nombrados. “Si hasta hace poco ni en el informe meteorológico aparecíamos”, se queja Esteban Krause, el alcalde.
Lo que partió como una cruzada ciudadana, ya se ha convertido en un compromiso del actual gobierno: un estadio para Los Ángeles.
“Los Ángeles, por alguna razón histórica, no ha quedado dentro de los planes de construcción de estadios. La Región del Biobío y principalmente Concepción y Chillán, tienen tremendos estadios. Empezó a crearse un sentimiento de por qué otras ciudades sí lo tienen y nosotros no. El estadio que nosotros tenemos debe tener unos 50 años, con capacidad para 4.000 personas y con condiciones muy desfavorables tanto para quienes juegan al fútbol como para el público. Se empezó a asentar la idea de que nosotros en realidad nos merecemos un estadio, desde la propia ciudadanía”, dice Krause.
Según los cálculos del municipio, que debe ser el gestor del nuevo estadio, el recinto debe tener entre 12 mil a 14 mil asientos y eso tiene un valor de entre 12 mil y 15 mil millones de pesos. “Es una inversión que se rentabiliza muy rápidamente, porque dejaríamos el estadio nuevo para fútbol profesional y actividades culturales importantes, y el estadio actual, sería para el atletismo y fútbol amateur, que no tiene dónde hacer sus encuentros”, justifica el jefe alcaldicio.
“Lo que estamos buscando es que las altas autoridades políticas nos digan que sí nos pueden financiar. Una vez que tengamos eso claro, posibilidades de comprar un terreno, de hacer el diseño, siempre está, pero necesitamos que nos digan que sí vamos a tener un estadio, y en eso estamos. Ya hemos hablado con el gobernador, con el intendente y con la ministra del Deporte y ellos nos han dicho que la voluntad existe, pero necesitamos hechos concretos. Tenemos confianza en que podemos avanzar y tener un espacio digno”, revela Krause. Y por lo mismo, a contar del 12 de mayo iniciaron una recolección de firmas para llevárselas directamente a la Presidenta Michelle Bachelet y pedirle, con urgencia, un estadio.
Luis Barceló.
Para Luis Barceló, gobernador del Biobío, la petición tiene sentido.
“Está dentro de los planes del gobierno financiar todas las obras que contribuyan al fomento del deporte. Sé que el estadio se está mejorando para que sea partícipe de los partidos de primera B, pero así y todo, lo que la ciudad necesita es otro estadio. Habrá que elaborar el proyecto, eso toma varios años entre que eso se realice y se ejecute, el Gobierno sí tiene interés de que esto se realice, ya lo hemos conversado con el alcalde. Esto le podría ayudar a Los Ángeles a tener una identidad propia”, responde, consultado para este reportaje.
Esteban Krause
Y el alcalde remata con los “otros” beneficiados del estadio nuevo. “Imagínate que al Iberia le vaya bien ahora y suba a Primera División. Nosotros no tenemos, hoy día, las condiciones para recibir a los equipos de esa división, pero si las tuviéramos y nos tocara recibir a la gente de la Universidad de Chile o del Colo Colo, nosotros recibiríamos gente de todas partes, eso dinamizaría toda la actividad del comercio, hoteles y así Los Ángeles se iría posicionando a nivel nacional. Y sus esperanzas parece que tendrán un buen puerto, porque en su Cuenta Pública la Presidenta Bachelet finalmente dijo que habrá estadio para Los ´Ángeles.