El desafío de transformar el cáncer en una enfermedad curable

/ 25 de Septiembre de 2019
Dr. Fernando Chuecas Saldías
Vicedecano Facultad de Medicina y Ciencia
Universidad San Sebastián

Cáncer es una palabra que, al escucharla o leerla, infunde temor o recuerda situaciones familiares o personales difíciles. Efectivamente, la enfermedad oncológica constituye la segunda causa de muerte en nuestro país, y se estima que para el año 2030 llegaría al primer lugar, superando a las enfermedades cardiovasculares.
El cáncer engloba muchas enfermedades, con variadas formas de presentación, con tratamientos diferentes y pronósticos que van desde la curabilidad completa hasta cuadros en que la gravedad impide el tratamiento.
En nuestro medio es cada vez más frecuente el cáncer de origen en el sistema digestivo. Al cáncer gástrico (estamos entre las tres mayores frecuencias a nivel mundial) se han agregado los cánceres de colon, vesícula biliar y páncreas, que desafían el diagnóstico y nuestras capacidades terapéuticas.
El avance en el conocimiento sobre el origen de la enfermedad y, sobre todo, los desarrollos tecnológicos en tratamientos, en especial cirugía, radioterapia y quimioterapia, determinan que varias enfermedades neoplásicas hayan mejorado sus perspectivas de curación o prolongación sustantiva de sobrevida.
No obstante, sigue siendo primordial la pesquisa precoz. Así, adquieren relevancia campañas como la toma de Papanicolaou o mamografías. El máximo beneficio costo efectivo está dado por las acciones de autocuidado de las personas, quienes deben evitar conductas de riesgo como el tabaco o la ingesta excesiva de grasas. De este modo, por ejemplo, la consulta precoz ante un sangrado digestivo, presencia de una masa corporal o la baja de peso inexplicada pueden marcar la diferencia entre llegar a tiempo o lamentar un desenlace fatal.
Afortunadamente, en nuestro país se han dado pasos para abordar estas enfermedades, en especial, a través de su inclusión progresiva en el Plan GES (Garantías Explícitas en Salud) que otorga oportunidad de atención (priorización) y aporta recursos pertinentes para cada enfermedad.
Tanto en el sistema público de salud, que en nuestra Región atiende a más del 80 % de la población, como en el sistema privado, existen centros de diagnóstico y tratamiento que cuentan con capacidades adecuadas. Destaca la mejor capacidad del recurso humano para asumir todas las etapas de la enfermedad: desde el diagnóstico oportuno, pasando por tratamientos ambulatorios o en hospitalización, hasta los cuidados paliativos de fundamental importancia en aquellos casos incurables.
Las limitaciones se relacionan con los recursos financieros dada la gran cantidad de pacientes y sus diversos requerimientos, considerando que la posibilidad curativa depende, muchas veces, de una indicación muy especializada de radioterapia o quimioterapia, cuyos costos no son adecuadamente cubiertos por los seguros públicos ni privados.
Tenemos la esperanza de que una Ley del Cáncer, que resguarde estos aspectos, pueda hacer que esta enfermedad pase de ser incurable a crónica y que, en algún momento, probablemente en este siglo, podamos lograr su total curación.

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