Por decreto, el primer sábado de abril, prácticamente todo el país comienza a vivir el horario de invierno. La modificación tiene seguidores y detractores. Los especialistas sostienen que este cambio nos beneficia, pues es el que nos corresponde.
(Fuente: Comsulting)
¿Qué cambios se pueden producir en nuestro organismo durante los meses que rige el horario de invierno? Vamos a ganar una hora de sueño y despertaremos con más luz. “A algunos no les gusta este escenario, porque se oscurece más temprano, por eso, lo ideal es que hagamos las actividades que requieran más atención y concentración en las mañanas”, señala la doctora Catalina Torres, neuróloga y especialista del Centro del Sueño de Clínica Santa María.
La doctora, Evelyn Benavides, neuróloga y especialista en Medicina del Sueño de Clínica Dávila, explica que el horario de invierno hace que utilicemos principalmente la luz de la mañana para realizar nuestras actividades y menos hacia la tarde, “para tratar de que funcionemos más matinalmente”.
Según las especialistas, el horario correcto para la fisionomía humana y el que le correspondería al territorio nacional es el de invierno, y añaden que los cambios durante el año podrían ser perjudiciales. “Se ha demostrado que las modificaciones de horario no son sanas para nosotros. No debiéramos quedarnos en el horario de verano, ya que hay más riesgos de accidentes de tránsito, trastornos de ánimo, incluso, de enfermedades cardiovasculares”, concluye la neuróloga de Clínica Santa María.
Cómo nos afecta
Tras el cambio de hora podrían ocurrir alteraciones del ritmo circadiano, incremento de trastornos del sueño, disminución de la concentración, somnolencia, trastornos del ánimo e, incluso, alimentarios.
La doctora Catalina Torres entrega recomendaciones para sobrellevar los primeros días de este nuevo horario. “Este cambio no va a dar mayores problemas, no es complejo adaptarse porque vamos a ganar una hora extra de descanso, pero es importante cuidar la higiene del sueño, no usar pantallas antes de acostarse, no dormir siesta, no tomar estimulantes, dejar un rato de tranquilidad antes de ir a dormir, pero insistiendo en que este es el ritmo fisiológico”.
Los niños y el cambio de hora
El doctor Enzo Rivera, neurólogo especialista en trastornos del sueño de Clínica Ciudad del Mar, afirma que el descanso nocturno tiene múltiples funciones en la salud a nivel de la inmunidad, con una labor fundamental en los mecanismos de reparación tisular, “esto quiere decir cicatrización, recuperación de enfermedades, entre otros”.
Así, las horas necesarias para que una persona pueda recuperarse dependerán de su edad. Para los preescolares son de 9 a 10 horas, 9 horas para escolares y 8 para adolescentes en educación secundaria.
La doctora Paola León, neuróloga infantil de Clínica Vespucio, agrega que el cambio de horario suele afectar particularmente a los más pequeños, por lo que sugiere tener rutinas a la hora de acostarse para este grupo específico, además de evitar comer en las horas previas. “Es super negativo que los niños estén con pantallas en la noche, pues la hormona melatonina, que se secreta solo cuando hay oscuridad, se ve muy afectada. Si tenemos luz no vamos a permitir que nuestro cerebro la produzca”, señala.
Por eso, explica el doctor Rivera, “la rutina de irse a la cama y despertar debe ser siempre a la misma hora, no hacer cambios los fines de semana, tengan o no clases. Evitar las siestas, y si no se puede, procurar que duren como máximo dos horas. Superar ese tiempo puede generar problemas en la noche”, finaliza.