Su vida se ha basado en cambios. Desde Traiguén a Temuco, de ahí a Mulchén, después a Los Ángeles y a la Escuela Naval. Luego sería la Universidad de Chile y el MIR. De vuelta a Los Ángeles, esta vez como un reputado abogado civil y comercial. Y ahora, como el representante de Michelle Bachelet en las 14 comunas de la provincia de Biobío.
Por: Nicolás Durante Parra / Fotografías: Gino Zavala Bianchi
Casi no quedan vestigios del joven y combativo militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Luis Barceló Amado, cuando habla ahora como gobernador de la provincia de Biobío, y después de más de dos décadas como abogado privado, aflora cierta mesura y no se sale de los márgenes ni por un segundo.
La historia de la nueva autoridad provincial, 60 años, casado dos veces, ha tenido de todo. Principalmente cambios. Nació en Traiguén, estudió unos años en el colegio Bautista de Temuco, luego se trasladó a una escuela pública en Mulchén y después a Los Ángeles, al Liceo Alemán. A los 15 años decidió dar un giro en su vida e ingresó a la Escuela Naval Arturo Prat: “Mi familia tiene un gran pasado militar, tengo parientes que incluso batallaron en la Guerra de la Independencia”, explicaría Barceló como justificándose, aunque también es claro al decir que no se arrepiente de nada de lo que ha hecho en su vida. El viraje más brusco, eso sí, vino a los 18 años, cuando dejó la Marina e ingresó a Derecho en la Universidad de Chile. Fue en esa época, específicamente en 1971, cuando pasó a integrar el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, y ser incluso parte de quienes pedían al Presidente Allende hacer cambios acelerados hacia el socialismo.
De eso se ha tratado la vida de Barceló. De ir y de venir, de volver y cambiar. Y hasta de reinventarse. Como ahora, que sin buscarlo se transformó en el representante de Michelle Bachelet en la provincia de Biobío, luego de pasar 23 años fuera de la política y de ser un reconocido abogado de Los Ángeles.
Cuida cada una de sus palabras y quiere hacer diagnósticos de cada tema complejo que afecta a la provincia antes de hablar sobre ellos. Se nota que es un hombre de leyes, sobre todo cuando reitera una y otra vez que sobre asuntos sensibles se reserva su opinión, porque lo que diga la Presidenta es lo que importa. Casi como la relación entre un abogado y un cliente, y es que él mismo se asume como “de la vieja escuela”, de esos que no publicita sus casos. Ni sus éxitos ni sus fracasos.
Es más, no titubea ni un segundo antes de responder y pareciera que tiene un argumento para todo, incluso sobre aquellos temas que aún no maneja al dedillo, como sequía o reordenamiento de la industria forestal. Pero tal vez no es que no sepa, sino que simplemente quiere apegarse fielmente a lo que dicte el gobierno central.
Quizás el haber sido parte de instituciones jerárquicas -como la Marina y el MIR- lo hace apegarse a la “versión oficial”, porque lo que la jefa diga es lo único que vale.
Éste es Luis Ramón Barceló Amado, el gobernador.
-¿Por qué decide, después de estar tanto tiempo alejado de la política, volver a ella?
Mire, llegó gente que antiguamente había militado en la lucha contra la dictadura que conocía mi pasado de compromiso en ella y me tantearon si yo quería presentar mi currículum para ser gobernador de Biobío. Mi respuesta fue que con seguridad había gente que podía tener más méritos que yo desde el punto de vista de su permanencia en la actividad política. Sin embargo, al cabo de algunos días insistieron en este tema y yo presenté mi currículum sabiendo que las posibilidades eran escasas, pero que de producirse la designación, sin duda alguna estaría dispuesto a afrontar el desafío y a cumplir las labores de gobernador lo mejor posible.
-Entiendo entonces que parte sin tener una proyección política…
No la tengo. Yo vengo a cumplir las labores de gobernador. Desde ese punto de vista, no represento peligro para nadie. El día en que ya no goce de la confianza de la Presidenta de la República me vuelvo a mi profesión de abogado.
-¿En su designación influyó el diputado Roberto Poblete?
Otra gente fue la que conversó conmigo, después Roberto se interesó en mi candidatura, por decirlo de alguna forma. Con Roberto nos ubicábamos porque habíamos sido compañeros en el Liceo Alemán, pero no de curso, ni tampoco fuimos amigos, sólo nos ubicábamos. Y obviamente, con el paso de los años lo ubicaba más yo a él, que él a mí, dado su condición de actor, pero tengo entendido que, efectivamente, él jugó un papel importante en que la Presidenta me eligiera.
-¿Por qué ingresó a la Marina?
Porque me encantaba, nada más.
-¿Y nunca pensó seguir una carrera ahí?
No sé, ya ni siquiera me lo cuestiono mucho, pero me encantaba la Escuela Naval, no tengo ningún reparo y tengo todavía muy buenos amigos, muy buenos recuerdos.
-Usted sale en 1971 de ahí, justo cuando el país vivía un estado político y civil complejo y luego…
Sí, pero eso no fue determinante.
-Pero mi pregunta es, ¿cómo usted se allega después al MIR?
Bueno, cuando uno tiene 18 años, en la universidad, uno ve el mundo de una manera distinta a como la puede ver en un instituto militar. Empieza a cuestionarse muchas situaciones que ha visto en la vida. Yo era un lector empedernido, había leído gran cantidad de novelas de Dickens y eso también puede haber tenido una influencia en tomar una posición social. Y en ese momento llegué a la convicción de que el MIR era el que ofrecía una visión más decidida, más radical, para cambiar al modelo.
-¿Pero cómo es este tránsito desde una escuela pública en Mulchén, a un colegio privado, el Alemán de Los Ángeles, a la Escuela Naval y luego al MIR?
Absolutamente normal, era muy común en esos años que uno desde los colegios privados fuera a algún instituto militar; además, yo soy descendiente de una familia de marinos, estamos en el tema militar desde la época de la Independencia.
-¿Cómo tomó su familia, con tradición militar, su ingreso al MIR? ¿Lo cuestionaron?
No, para nada. Mi padre era una persona de tendencia conservadora, obviamente al principio esto no le gustó mucho, y después del Golpe estaba muy preocupado, pero era un hombre libertario y no aplicaba una dictadura dentro de la familia.
-¿Qué pasó, para usted, en 1973 en Chile?
Lo que pasa es que el tema es mucho más largo, hay que partir mucho más atrás. Este país venía dando tumbos desde la Guerra Civil del 91, cuando entramos a un régimen parlamentario que fue absolutamente ineficaz y que desaprovechó todas las coyunturas que se generaron después de la Guerra del Pacífico para salir del subdesarrollo. El movimiento obrero se fue desarrollando desde fines del siglo pasado. La formación del Partido Democrático, después de eso el Regional Norte se transforma en el Partido Obrero Socialista, que a la larga terminó convertido en el Partido Comunista. El año ‘33 se forma el Partido Socialista. Por un lado, tenemos grupos sindicales que empiezan a cuestionarse la legitimidad del orden social existente. Y al mismo tiempo, grupos conservadores que tratan de conservar sus privilegios, como es natural. Fuimos entrando en una etapa de cierto maniqueísmo, donde cada cual pensaba que tenía la razón en la totalidad. Y así llegamos al gobierno del Presidente Frei, en que se dieron avances sustanciales en materias sociales, agrarias, en sindicalización campesina, está la chilenización del Cobre. Hasta que vino el gobierno de Allende, con un proyecto que era avalado por aproximadamente, según las elecciones, poco más de un tercio de la sociedad, pero si agregamos a la gente que votó por Tomic, probablemente era mucho más grande, porque el programa era similar. Después sabemos muy bien que la Derecha hizo una labor muy obstructiva, que hubo intervención de agentes foráneos de ambos lados, y se llegó a una etapa en que tampoco el gobierno de la Unidad Popular hizo bien las cosas, pero la responsabilidad del quiebre institucional, sin duda, es de la gente que lo dio. Yo creo que hasta el 10 de septiembre del ‘73 todavía estaban puestas las condiciones para llegar a una solución política y no una rupturista.
-Usted durante el gobierno de Allende, ¿qué posición tenía?
De alguna forma actuábamos en pro del gobierno, pero usted sabe que el MIR tenía una posición un tanto crítica del gobierno, quería acelerar los cambios sociales.
-¿Y usted compartía eso?
Por cierto, o si no, no hubiese estado ahí.
-¿Lo sigue creyendo?
Puedo hacer una profunda reflexión, la he hecho muchas veces. Aunque no estoy arrepentido de lo que hice, las cosas se pudieron haber hecho de una forma mucho mejor, mucho más prudente.
-¿Por ejemplo?
No haber acelerado artificialmente los conflictos sociales con la toma indiscriminada de industrias, con la toma indiscriminada de campos, etcétera, etcétera.
-Cuando ve movimientos actuales como el estudiantil, ¿refleja en algo lo que pasaba en ese tiempo? Por ejemplo, el pedir cambios rápidos.
Yo creo que los movimientos estudiantiles de ahora son absolutamente legítimos. Los anteriores también. Hay un empoderamiento, hay una demanda ciudadana muy fuerte para terminar con el lucro en la educación, de lo cual yo participo, o si no, no estaría en este gobierno. Creo en la educación pública gratuita, he estado en los dos sistemas, pero creo que la única forma en que un país progresa es educando a su gente y para eso tenemos que tener una educación pública fuerte, muy consolidada.
“No critico nada de mi pasado”
-A usted el ‘73 lo pilla como estudiante. Lo quieren expulsar de la Universidad de Chile, pero llegó a un acuerdo, ¿cómo lo hizo?
Me expulsaron, pero después, por algún tipo de relaciones, logré volver a la universidad. Me suspendieron tres semestres, lo que en la práctica me significó atrasarme dos años.
-¿Tenía contactos dentro de la universidad, dentro del gobierno? ¿Cómo lo hace?
No, ninguno, simplemente reconsideraron la medida.
-¿Y después de eso?
Después de eso me puse a estudiar Derecho, fui un buen alumno, pero sin duda, yo participaba en la oposición política de aquella época.
-¿De manera clandestina?
No tanto, porque yo era público, iba a clases todos los días, pero hacíamos actividad política organizando a los estudiantes.
-¿En qué momento ayuda a formar el Partido Por la Democracia (PPD)?
En 1983 llegué a Los Ángeles, donde vivía mi madre ya viuda, e ingresé al partido que yo entendía representaba de mejor manera mis ideales y mi posición de lucha contra la dictadura, que era el Partido Socialista. Estuve ahí hasta que nos mandaron en comisión de servicio para formar el PPD. Ahí seguí un par de años más, y cuando se recuperó la democracia, al cabo de algún tiempo tomé la decisión de alejarme de la actividad política partidista y dedicarme a ejercer mi profesión.
-¿Y cuál es el motivo de fondo de ese alejamiento?
Lo que le estoy diciendo. Como la democracia ya estaba recuperada, pensé que lo que venía era una tarea que podían hacer otros también. Yo tenía mi familia, y me dediqué a ejercer mi profesión. Como le digo, no represento peligro político para nadie, porque la ambición de ser parlamentario, por ejemplo, nunca la tuve y menos ahora que tengo 60 años.
-¿No se arrepiente?
No, para nada.
-Y entonces, ¿por qué vuelve?
Porque son períodos distintos de la vida.
-¿Pero ahora quiere recuperar algo, como antes quería recuperar la democracia?
No, no se trata de recuperar, no critico nada de mi pasado en la Escuela Naval, ni en el MIR, ni como abogado, ni haberme alejado por algún tiempo de la política partidista, porque por lo demás nunca estuve alejado totalmente de ella. Estuve todo el tiempo preocupado por el quehacer, siempre leyendo sobre historia, filosofía política, sobre ciencia política. Y ahora que se dio esta posibilidad, recogí el guante con muchas ganas. Voy a trabajar porque al gobierno de la Presidenta Bachelet le vaya muy bien, porque entiendo que los cambios y las reformas que ella propone son absolutamente necesarios para que este país pueda progresar.
“No me meto con el señor Quintana”
-¿Qué le pareció el primer gobierno de la Presidenta Bachelet?
Un buen gobierno, representó un avance, todos los gobiernos de la Concertación fueron representando un avance. Formaron parte de un eslabón muy significativo de una cadena.
-¿Y qué opinión tiene del gobierno de Sebastián Piñera?
Dentro del paradigma de lo que es Sebastián Piñera, dentro de lo que es, vuelvo a insistir para que no me descontextualicen, dentro del paradigma de lo que es Sebastián Piñera…
-¿Cuál es ese paradigma?
Un señor absolutamente neoliberal, dentro de lo que es eso, probablemente no logró lo que quería, pero tampoco fue un gobierno desastroso. Por ejemplo en el tema de la educación pública, él no asumió ese tema, tampoco la reforma tributaria ni la reforma constitucional. En cambio este gobierno en el que participo asumió con paradigmas distintos, con un sello diferente.
-El senador PPD Jaime Quintana hablaba de pasar la retroexcavadora a las bases del modelo, ¿usted comparte eso?
Esas son opiniones del señor Quintana, yo no me meto con él.
-¿No las comparte?
No le digo que las comparta o no, yo no me meto con lo que diga él, porque en realidad él tendrá sus razones para haberlo dicho, y la verdad es que no me queda claro en su críptico lenguaje qué es lo que quiso decir, porque se han dicho muchas cosas, y yo prefiero guardar silencio.
-Y este alejamiento de la política por tantos años, ¿no le hizo perder redes de contacto? De hecho, cuando asumió, el intendente dijo que a usted no lo conocía.
Bueno, las redes políticas de alguna forma están vinculadas a las redes sociales. Yo soy de Los Ángeles, soy de los abogados antiguos, y nos vinculamos de alguna u otra forma con el quehacer político aunque sea indirectamente. Los Ángeles además no es una ciudad muy grande. No es un muy difícil reconstituir las redes políticas. En los días que han pasado he tomado contacto con diputados y con alcaldes. Creo que voy en la vía correcta.
-¿Encuentra muy centralista la figura de gobernador?
A ver, yo no me puedo desligar de la figura institucional de un gobernador, que es quien representa al Presidente de la República en una provincia determinada. De esa figura yo no me puedo apartar. No obstante ello, y como sello del gobierno, estoy tomando contacto con todos los actores sociales, con los alcaldes, con los trabajadores, con la CUT. Debo tomar contacto en estos días con los estudiantes para saber sus pareceres.
-¿Pero es muy acotada esta figura?
Sí, bueno, hoy los gobernadores no tienen muchas facultades, ésa es la verdad. Los gobernadores son coordinadores y supervigilantes de los servicios públicos y representan a la Presidenta en los temas que le interesan a la provincia en el quehacer nacional, pero sí, efectivamente, las facultades potestativas son pocas.
La sequía, el caballito de batalla
-Uno de los principales problemas de la provincia de Biobío es la sequía, ¿qué se va a hacer ahí?
El tema de la sequía es de la provincia entera, si usted conversara con todos los alcaldes se va a dar cuenta que ése es el denominador común. Esto es un problema grave, porque está afectando a la población humana. Antes esta gente se abastecía de esteros o riachuelos, que pasaban por sus predios, o de vertientes. Pero hoy esos acuíferos se han ido agotando, las causas pueden ser bastantes discutibles, se le echa la culpa a los bosques, al crecimiento indiscriminado de la industria forestal y yo tengo la impresión de que lo primero que hay que hacer es un estudio profundo de cuáles son las causas. Yo pedí un informe a la Conaf y ellos dicen que estos mismos temas se están dando en lugares donde no hay bosques. Por eso antes de darle una opinión al respecto, quiero instruirme desde el punto de vista técnico.
-De hecho, el senador Felipe Harboe proponía una especie de carretera del agua desde el sur del país, ¿conoce esa idea? ¿La comparte?
Mire, lo escuché, no fue algo que me lo haya dicho expresamente a mí, pero algo escuché o leí, no recuerdo bien. Bueno, si el senador Harboe está proponiendo eso es porque debe tener los estudios. Él es un político muy responsable y, obviamente, si está planteando eso es porque debe tener los estudios que avalan esta posición. Ahora, otra cosa es que a la larga se vaya a hacer, pero sin duda alguna su posición debe ser muy fundada.
-¿Pero ustedes como gobierno ya tienen medidas claras para afrontar el tema de la sequía a largo plazo?
Yo no las conozco. Pero se acaba de nombrar un delegado de aguas, un señor que fue subsecretario de Agricultura anteriormente. No me acuerdo bien del nombre y la institución no la conozco muy bien de acuerdo con sus lineamientos, facultades, sus potestades, pero me imagino que no es una figura meramente decorativa, sino que viene a resolver los problemas de agua que hay y, especialmente, los problemas de agua potable que tienen las comunidades rurales. Porque tenemos el problema del Lago Laja y todo eso, que es grave y que hay que solucionarlo, pero lo primero es solucionar la falta de agua potable para estas comunas. Incluso hay poblaciones que están dentro del radio urbano con este tipo de dificultades porque tienen pozos que están contaminados. Ése es el problema fundamental que va a tener que resolver este órgano que ha diseñado la Presidencia.
-Agricultores, regantes y gente vinculada al turismo calificaron como una “traición” el que el gobierno anterior no se haya hecho cargo del problema entre Endesa y los regantes. ¿Ustedes se van a comprometer a revisar ese convenio de 1958?
Mire, el gobierno se compromete a reestudiar toda la situación en su conjunto. Ahora, usted entenderá que este es un problema que, en principio, es entre privados, pero afecta al interés público. Desde ese punto de vista, tengo claro que el gobierno va a tener una mirada diferente a la que tuvo la administración anterior. Pero qué es lo que vaya a hacer, primero tengo que ver lo que dice el delegado del agua, y yo no lo he escuchado y no me mando solo. Yo podría tener una opinión personal, pero la que tenga no se la voy a decir, porque no importa, porque la que importa es la de esta figura del delegado de agua y lo que la Presidenta diga. Por supuesto para mí el tema es muy sensible.
-¿A usted no le complica, en algún momento tener que enfrentarse a Endesa?
Oiga, yo no tengo por qué enfrentarme a Endesa. Yo tengo que dialogar con Endesa, no utilice ese vocablo porque no se trata de un enfrentamiento con Endesa, ni un enfrentamiento con los agricultores, ni con el comité del agua. Yo lo que puedo hacer es ayudar a formar una mesa de diálogo, una mesa de diagnóstico del problema. A lo mejor cada uno tiene su diagnóstico, pero el gobierno antes de opinar cabalmente del tema y antes de ejecutar cualquier medida, tiene que formarse un diagnóstico. Y eso nosotros todavía no lo tenemos, pero la idea es ser bastante propositivo para tenerlo en el más corto plazo.
-Pero esa labor también la va a hacer este delegado del agua, no usted.
No, ésa es netamente mía. Además, en el Lago Laja hay un problema medioambiental. Hay un sector hacia Los Barros, donde está la Aduana, y esa ala casi ha desaparecido.
-¿Y eso es por una sobreexplotación del Lago?
No lo sé, no lo tengo claro, pero hay algo raro. Lo que tendrán que hacer entre Endesa y los regantes es buscar una forma que deje contentos a todos. Por eso le digo que no se trata de enfrentarse con alguien, sino que de dialogar con todos.
-Pero entiende usted que el convenio de uso actual no deja contentos a todos…
Evidentemente que no deja contentos a todos, eso está claro.
-¿Y usted va a tratar de solucionar eso?
O sea, nosotros lo que podemos hacer, como es un convenio entre privados, es instar a las partes a sentarse a dialogar, y a buscar políticas de bien común que permitan el aprovechamiento del agua para todos, porque pareciera ser que el agua sí da para todo el mundo, esto es un problema más de regulación del uso que de escasez, sin perjuicio de que hoy hay un problema grave de escasez también por el manejo de las aguas.
-Otro de los problemas económicos graves de la provincia es el tema de los productores de leche, que dicen que el poder comprador mantiene un trato desigual, ¿se hará cargo de ello?
Mire, en el tema de los lecheros evidentemente hay un problema grave, hay muchas lecherías que han quebrado desde hace algún tiempo. Esas lecherías generan una gran cantidad de empleos, y es un tema que va a depender de las políticas que tome el Ministerio y el Seremi al respecto. Yo creo que mejor se las consulta a él, porque yo por lo menos no he recibido instrucciones hasta el momento y no puedo correr con colores propios.
-Hace poco, el intendente Rodrigo Díaz hablaba de un ordenamiento forestal, ¿en su provincia están muy “desordenadas” las plantaciones, las plantas forestales?
En Biobío lo que pasa es que hay una gran cantidad de plantaciones. La comunidad, efectivamente, se está quejando en forma sostenida, unánime, de que la situación de explotación de los bosques les está generando problemas de calidad de vida. Ruidos molestos, caminos que se echan a perder por camiones cargados, posibilidades de que sus casas sean destruidas por incendios en el verano, porque la verdad es que muchos bosques llegan hasta los lindes de las casas. Sí, el señor intendente habló de un reordenamiento territorial, pero la verdad es que yo personalmente no tengo claro en qué va a consistir. Yo creo que lo primero es hacer un diagnóstico, para ver cuál es el problema y cuáles son las causas. y efectos, tendremos que entrar a ver cómo lo reordenamos.
-¿Y ese reordenamiento debería hacerse desde el Estado o dialogando con los privados?
Siempre hay que dialogar, pero si el Estado tiene alguna herramienta legislativa y no hay acuerdos, no le quepa la menor duda de que este gobierno viene con un sello distinto. O sea, no más de lo mismo, si es necesario cambiar las cosas, se cambiarán.