El voto voluntario, la abstención del 47,1% y el fracaso de las encuestas sumado a la falta de unidad provocaron un terremoto grado ocho en la Alianza, que perdió las emblemáticas ciudades de Concepción y Los Ángeles. Y la Concertación, a la que las mediciones no le daban más del 17%, terminó derrotando a sus rivales con un inteligente pacto electoral con el PC. Las sorpresas políticas fueron transversales. Expertos, sociólogos y cientistas analizan los resultados de las municipales y los complejos escenarios en la Región del Biobío para parlamentarias y presidenciales del 2013.
No aptas para políticos con problemas cardíacos fueron las elecciones municipales pasadas en el Gran Concepción en particular y en la Región del Biobío en general, tanto por sus resultados como por la alta abstención registrada. Uno de los grandes “golpes” fue la derrota de los candidatos de la UDI en las emblemáticas Concepción y Los Ángeles, por parte de postulantes de una Concertación que “muchos daban por muerta”.
Sociólogos, cientistas políticos y expertos en marketing del área responden que los logros de la coalición del arco iris se deben a que ésta “tuvo la inteligencia” para llegar a acuerdos electorales unitarios, aún cuando persistían divisiones y conflictos internos. Al contrario de lo que ocurrió en la Alianza, que en la práctica fue dividida o no enteramente “cuadrada” tras sus candidatos, especialmente en Concepción y Los Ángeles. En esta última, incluso se dio el lujo de llevar dos postulantes del mismo sector, respaldados por encuestas privadas que les aseguraban el triunfo a cualquiera de los dos por sobre el postulante de la Concertación.
Es que, entre otros factores por depurar, el sistema de inscripción automática y el voto voluntario provocó un verdadero terremoto político de una intensidad que nadie esperaba. Sismo cuyas réplicas afectaron mayormente a la Alianza, aunque la Concertación también vio perder alcaldes emblemáticos, como el DC Hasan Sabag en Cabrero. Otra de las sorpresas fue el potenciamiento que logró Renovación Nacional, que retuvo la alcaldía de Chillán y subió notoriamente su número de alcaldes en desmedro de sus socios de pacto en las provincias de Biobío y Ñuble.
Las razones
Los resultados devinieron en una verdadera Caja de Pandora, sostiene Lesley Briceño Valencia, doctorada en Ciencias Políticas y coordinadora académica de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo. Justifica la validez de esa afirmación en la alta abstención registrada y en que todas las encuestas fallaron en cuanto a determinar los niveles reales de participación ciudadana y también respecto de quienes tenían la mayor opción de ser electos”. La gran mayoría de ellas anticipaba que se movilizaría entre 52% y 60% de la población inscrita para votar en la Región del Biobío, lo que era exitoso pensando en que estaban habilitados en la zona un millón 626 mil electores. Pero finalmente votaron sólo 767.647 personas (un 47,1%) y se registró la abstención de 858.691 inscritos (52,9%), en una región donde se eligieron 54 alcaldes y poco más de 300 concejales. En los comicios municipales del 2008 habían sufragado 890.715 votantes.
Conspiró también en los comicios -añade- el gran desconocimiento sobre el funcionamiento del nuevo sistema, porque algunas personas creyeron que si acudían a las urnas estarían comprometidas a hacerlo para siempre y que su sufragio se tornaría obligatorio. Agrega que también los cambios de locales influyeron en que algunos optaran por no acudir a votar.
Pero la razón de fondo de la abstención sería, a su juicio, lo que denomina como “proceso de desafección política” de una ciudadanía que no cree en los partidos ni en sus dirigentes, lo que se refrenda en el hecho de que en las diferentes mediciones de opinión pública aparecen como las instituciones más desprestigiadas de la sociedad chilena.
En esta misma línea, el argumento de los grupos acomodados que se esperaban sí votarían en una relación mayor a los de menores recursos fue decir que “tenían una vida resuelta, por lo que les daba lo mismo ir o no a votar”. A ello se agrega el exitismo de las encuestas vinculadas a la centroderecha que daban a sus candidatos como ganadores. “Un importante segmento que votaba en Concepción reside en los barrios altos de San Pedro de la Paz y Chiguayante. El razonamiento de muchas de estas personas fue para qué darse la molestia de sufragar si sus favoritos igualmente resultarían ganadores”.
-¿Influyó en el resultado de la Concertación que la mayoría de los candidatos saliera de primarias, no obstante que las encuestas la daban por muerta?
“Sí, porque las primarias fueron fundamentales para mostrar sus candidatos y para movilizar gente. Fue un factor que la favoreció dentro del universo del 47,1% que votó en la región. Además, los postulantes le pudieron contar a la señora Juanita, este personaje popular al que todos los políticos recurren, lo que iban a hacer. También hay que reconocer que hicieron una campaña unitaria, incluso con el PC, muy vinculada a la gente. Así también usaron mensajes atractivos, orientados a destacar que habría una gestión de participación, como el del PDC, que decía “con tu voto unes a Chile”. En la Alianza no había un mensaje único, claro y motivador, porque eran evidentes las diferencias internas. Esa Concertación medio muerta se ve enfrentada a un 32% de apoyo del Gobierno en la encuesta Cerc y de un 34% en Adimark. Eso también se traduce en votos”.
¿En el resultado opositor influyó el factor Bachelet, ya que hasta postulantes comunistas aprovecharon su imagen?
“Es evidente, porque no me voy a sacar una foto con un Presidente de la República (Sebastián Piñera) que tiene un 32% de aprobación. Me la saco con el ministro que tiene más adhesión, como ocurrió con Laurence Golborne. Con una Michelle Bachelet con un porcentaje de aprobación del 70% todavía y con la imagen de que está fuera del país solucionando problemas importantes, le era difícil competir a la Alianza. Además, ella fue inteligente en la razón que adujo para no venir a sufragar, en el sentido de que el lunes 29 de octubre tenía una reunión muy importante en las Naciones Unidas, en función del trabajo prioritario que está haciendo por mejorar la condición de la mujer”.
Si la Alianza hubiera realizado primarias para designar a sus candidatos a alcalde en Concepción y Los Ángeles, ¿habría tenido un resultado distinto?
“Es muy probable que éste hubiera sido distinto, porque en ambos casos los candidatos impuestos de la Alianza debieron competir con otros que fueron designados por un mecanismo abierto y participativo. No podemos hacer política ficción, pero sí tengo la certeza de que en ambas ciudades los comicios hubieran sido mucho más competitivos”.
El caso de Concepción
Para Pablo Fuentealba Carrasco, sociólogo y Licenciado en Sociología de la Universidad de Concepción, las campañas de Álvaro Ortiz y de Enrique Armstrong en Concepción fueron muy distintas. La de Ortiz promovió la inclusión y participación (“Vivimos juntos, decidimos juntos”). Además, presentaba un capital en términos de liderazgo político propio, y por eso su figura no se vio ensombrecida por la de su padre, el diputado José Miguel Ortiz.
En cambio, dice, en el caso del candidato Armstrong, el apoyo por parte de Jacqueline van Rysselberghe (JVR) terminó jugándole en contra. En un primer momento contar con su respaldo pudo ser una buena estrategia, ya que generaba confianza en el electorado que es leal a ella y le ayudaba a hacerse conocido a nivel local. Sin embargo, el apadrinamiento de la ex jefa comunal terminó opacando la figura del candidato. “Se generó la imagen y la idea dentro de la opinión pública de que Armstrong era solamente un pequeño ayudante, de menor categoría, de JVR. Su estrategia debió haber apuntado a entregarle una identidad propia, más autónoma, basada en el respaldo y apoyo de ella, pero que no lo opacara o le hiciese sombra”.
Por su parte, Lesley Briceño sostiene que la Alianza iba muy dividida por los conflictos internos en la UDI y RN. Y muy pocas figuras nacionales de ambas colectividades vinieron a hacer campaña con Enrique Armstrong, su presencia se dio sólo en las últimas semanas. El propio presidente nacional de RN, Carlos Larraín, como es tradicional en su estilo, no tuvo “pelos en la lengua” para decir que él no era la mejor designación.
En cambio destaca que pese a todos sus conflictos internos todavía no resueltos, la Concertación presentó en la zona una imagen de unidad sumado a su acuerdo con el PC y otros grupos menores.
Derecha antropófaga
“Nunca la Derecha en Chile ha aprendido a lavar la ropa sucia en casa”, dice Lesley Briceño. Tradicionalmente es antropófaga, es decir se come a sí misma, esto ocurre desde el siglo 19. “Ha sido incapaz de unirse para plantear un programa y mantenerse en el poder. No hay que olvidar que desde hace 54 años, desde Jorge Alessandri, no lograba un gobierno”, hace presente.
No se equivoca, porque pese a los reiterados llamados del Gobierno y de los propios partidos de la Alianza a realizar primarias entre los ex ministros y hoy presidenciables Andrés Allamand y Laurence Golborne con humildad y mucha lealtad, los roces entre los partidarios ya son evidentes.
Y no hay duda que se harán más críticos en la Región del Biobío, donde los conflictos internos en la Alianza tienden a agravarse, plantean los analistas consultados por revista Nos.
¿Voluntario u obligatorio?
El presidente por el Movimiento para la Consulta y los Derechos Ciudadanos, Edgardo Condeza, recuerda que esta agrupación siempre sostuvo que si la inscripción era automática debía existir un voto obligatorio, porque esa es la razón de ser del ciudadano: participar en los procesos electorales no importa por quien se haga.
Condeza propone que para incentivar una mayor participación electoral se debería imitar el modelo que se aplica en Colombia, donde se le exige a cada candidato inscrito la presentación de un programa que debe cumplir si es elegido, so pena de ser removido del cargo.
Una visión distinta tiene Lesley Briceño, quien sostiene que no resulta lógico cambiar a la obligatoriedad por una situación coyuntural. Según ella, la participación ciudadana se incentiva mediante masivas campañas de educación cívica y con soluciones para problemas que aunque parecen insignificantes pueden complicar a un elector, por ejemplo, ofrecerles transporte gratuito.
Propugna una profunda reestructuración y modernización del Servicio Electoral (Servel), por los errores y demoras que se cometieron en la entrega de resultados. A su juicio eso le resta transparencia y debilita la confianza de la ciudadanía en un sistema electoral que era un orgullo de los chilenos.
El fracaso de las encuestas
Las encuestas, dice el sociólogo Pablo Martínez Fernández, asesor de la Corporación Privada de Desarrollo de la Región del Bío Bío (Corbiobio), nacen para predecir escenarios políticos que tienen que ver con la sociedad. Agrega que las cinco que conoció tuvieron un fracaso rotundo en las predicciones para alcaldes en el Gran Concepción, por los márgenes de errores superiores al 5% y por la falta de rigor en su metodología. Destaca que sólo una muestra tuvo éxito parcial al darle al candidato de Alianza por Concepción, Emilio Armstrong, un 37,5%, que coincidió con el 38% que finalmente obtuvo. Fue realizada por el Centro de Estudios de El Mercurio, en un sondeo telefónico, aplicado entre el 3 y 5 de septiembre, a 400 personas residentes de Concepción, inscritas en los registros electorales y que manifestaron que irían a votar el 28 de octubre, con un margen de error de un 4,9%.
El sociólogo explica que como Corbiobio no hicieron encuestas sobre preferencias municipales. No obstante, los deja satisfechos que las mediciones frecuentes que realizan sobre los niveles de adhesión que recibía el Gobierno fueron coincidentes con el 37% que obtuvo la Alianza en la Región del Biobío, “siendo nuestras encuestas muy predictivas”.
A juicio de Martínez, las encuestas han dejado de ser sólo un instrumento predictivo de rigor y se han convertido en una herramienta política electoral para capturar la voluntad de los ciudadanos. “Todos se muestran en las encuestas como ganadores. Y cuando pagan algunas y no salen triunfadores no las muestran. Incluso, algunos llegan a modificar los datos para aparecer como futuros elegidos”, apunta.
Explica que faltó en muchas de ellas la pregunta crucial acerca de si los electores irían a votar o no, porque si no tenían la intención de hacerlo de nada servía considerar esa preferencia. Es decir, faltó “filtrar la información que se recibía con mucho rigor”.
Muchas tampoco predijeron la tendencia de quienes sí manifestaban intención de sufragar.
Faltaban dos semanas y la mayoría de ellas mostraba un porcentaje que no respondía o que no sabía todavía por quién lo haría. El político en función de lo ocurrido en los últimos 22 años pensó que primaría la conducta tradicional del chileno de dejarlo todo para el final y que irían a cumplir con su deber cívico, lo que no ocurrió.
Agrega que en el verdadero festival de encuestas que conoció hubo incluso una donde Álvaro Ortiz marcaba 87%. “Un porcentaje impensable, ni siquiera en el paraíso del PDC podría haber obtenido algo así”, señala con humor.
Cuenta que en otras mediciones se daba un empate técnico entre Ortiz y Armstrong, en rangos del 40,1% y 40,5%, respectivamente.
Pablo Martínez también recuerda el caso de la medición dada a conocer por el senador Alejandro Navarro, que daba para la alcaldía de Penco un empate técnico entre su candidato Gabriel Albistur y el jefe comunal Guillermo Cáceres, cuyo resultado era también coincidente con otro que manejaba la UDI. Lo más curioso, dice, es que en ambas le daban un porcentaje muy bajo al candidato de la Concertación Víctor Hugo Figueroa, que terminó ganándole a los dos por un amplio margen del 42%”.
Explica que en la próxima encuesta de Corbiobio, que darán a conocer el 28 de este mes, sobre las ocho figuras políticas locales que tienen mayor proyección nacional, y que frecuentemente son lideradas por Alejandro Navarro y Jacqueline van Rysselberghe, se mostrará cuánto afectaron en su popularidad las apuestas electorales que hicieron en las municipales. “Si bien ambos tienen peso político propio, pienso que pagarán un costo en su actual nivel de popularidad, aunque el porcentaje que perderán será marginal”.
Plantea que el gran problema en Chile, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos y las naciones europeas es que no existe una legislación que regule la confección de encuestas con exigencias de parámetros básicos que garanticen la objetividad de sus resultados. Se han presentado dos mociones en el Congreso en tal sentido, pero no existe ningún avance concreto para que se conviertan en una Ley.
El incierto 2013
El nuevo cuadro, indican los analistas consultados, genera un panorama incierto. Los más optimistas prevén una participación entre 45% y 48% para los próximos comicios parlamentarios y presidenciales del 2013.
Resulta premonitorio para los analistas consultados dado el duro conflicto por el cupo para el Senado que mantienen al interior de la UDI la ex alcaldesa Jacqueline van Rysselberghe y el diputado Jorge Ulloa, que sectores de RN y la UDI estén sugiriendo la figura del ex ministro de Desarrollo Social Felipe Kast como la fórmula de solución o consenso en la Circunscripción Costa.
Hay que considerar que tanto Ulloa como van Rysselberghe sufrieron en su camino a la Cámara Alta un serio revés, ya que sus pupilos que postulaban a alcaldes no fueron electos, Henry Campos (19,3%) y Emilio Armstrong (38%). Es decir, no pudieron traspasar su gran apoyo electoral a sus “delfines políticos”, que eran fundamentales para potenciar sus campañas a senadores en Concepción y Talcahuano.
En tal sentido anticipan que le será muy difícil al conglomerado oficialista en la región recomponer la unidad para los próximos comicios
Y dado los buenos resultados obtenidos por Renovación Nacional, principalmente en la provincia de Ñuble y Biobío, en desmedro de la UDI, ese partido está dispuesto a designar candidatos potentes para pelearle el cupo senatorial a Víctor Pérez Varela y también a dar una dura lucha en la Circunscripción Costa para quedarse con un segundo senador y romper el eventual doblaje de un acuerdo electoral del bloque opositor.
También, sostienen los especialistas aludidos, tiene complicada su reelección el senador de la UDI, por la Circunscripción Cordillera, Víctor Pérez Varela, tras la derrota alcaldicia en las tres más importantes comunas de la provincia que estaban en manos de ese partido: Los Ángeles, Santa Bárbara y Mulchén.
Y en el caso de la Concertación, tras el triunfo de su hijo en la alcaldía de Concepción, el diputado José Miguel Ortiz aparece con la mejor opción de ser candidato al senado por la Circunscripción Costa. En apariencia no tendría competencia interna, en consideración a que el ex ministro de Educación y ex intendente y presidente regional de la DC, Martín Zilic, se postularía como diputado por el distrito de Talcahuano y Hualpén.
Por su parte está claro que el senador y líder del MAS Alejandro Navarro, a quien también le fue mal con varios de los candidatos a alcaldes, siendo las más emblemáticas las derrotas de Gabriel Albistur, en Penco, y de Jorge Venegas en Lota, necesita llegar a un acuerdo electoral con la Concertación y el resto de la oposición para mantener su cupo en la Cámara Alta.
Las cifras hasta ahora
La oposición en la votación de concejales en la Región del Biobío obtuvo el 51,7% aproximadamente. La cifra incluye el 43% del pacto Concertación PC. La diferencia de 8% restante corresponde a integrantes del MAS, independientes de izquierda, del PRO y otros grupos menores como los Humanistas y ecologistas. La Alianza alcanzó el 37% de la votación.
En cuanto a alcaldes, el pacto Concertación PC logró 24 y la oposición en su conjunto 33 jefes comunales. La Derecha, por su parte, obtuvo 21. En concejales la oposición supera los 200, de los cuales, 182 son del pacto Concertación PC. En cambio, la Alianza obtiene hasta hora 115 concejales. Puede haber variaciones menores,
porque el Tribunal Electoral Regional dispuso la realización de un recuento general de sufragios en dos comunas donde se habían impugnado los resultados.