Reciclar y ahorrar energía en la empresa: Una iniciativa que sirve a todos
Medidas simples como la reutilización del papel y la ubicación estratégica de la calefacción en el interior de la oficina ayudan a la conservación del medio ambiente.
Para nadie es un misterio que el planeta está en serio peligro debido al uso no sustentable de los recursos naturales. La deforestación, la desertificación y el manejo ineficiente de la basura es sólo una muestra de los diversos rostros que caracteriza el daño planetario actual.
Una buena medida para aportar es disminuir el consumo de recursos energéticos de manera que el medio ambiente también salga beneficiado. En este sentido, son numerosas las empresas que intentan hacer su aporte a través de diversas políticas de responsabilidad social empresarial, que se traducen en producción limpia, disminución de residuos sólidos o tratamiento de desechos, entre muchos otros. Sin embargo, aún falta mucho por hacer.
En la Región del Bío Bío hay varios ejemplos de organizaciones que buscan contribuir con el medio ambiente, así como también iniciativas que parten de los propios trabajadores.
La jefa de marketing de Salazar Israel, Karin Kock, cuenta que hace prácticamente un año tomaron, como empresa, la decisión de utilizar papel reciclado para todos los documentos impresos que utilizan, de manera de hacer un aporte concreto a la conservación del medio ambiente.
“Desde el momento en que se comenzó a utilizar este tipo de papel, se le informó a todos los miembros de la empresa para que estuviesen al tanto de la medida”, explica la profesional y agrega que hubo un poco de resistencia al cambio. Sin embargo, también hubo quienes les pareció una gran idea.
Es que este tipo de medida también tiene influencia en el clima laboral, pues pasa a ser parte de la cultura propia de la empresa u organización. Por lo demás, pocos saben que, por ejemplo, por cada tonelada de papel reciclado se ahorran cuatro metros cúbicos de madera, es decir, entre 12 y 14 árboles; casi 50 mil litros de agua y unos tres barriles de petróleo.
Donde también han desarrollado conciencia ecológica es en la empresa penquista de servicios de ingeniería y mantención, SIM Ltda. Una de sus socias, la ingeniero civil químico, Consuelo Barrientos, comenta que tienen como política desde hace 3 meses re-utilizar el papel blanco hasta donde sea posible y además evitar imprimir a menos que sea estrictamente necesario.
Agrega que ello se condice con la certificación de calidad según las normas ISO 9000, la cual les demanda una mayor exigencia y rigurosidad en sus procesos y, por ejemplo, que se emitan documentos libres de errores.
Otras medidas que tienen en SIM Ltda se relacionan con la disminución del consumo de energía eléctrica. Barrientos menciona que se utilizan eficientemente los PC, apagándolos cuando corresponde y también que la distribución de los espacios dentro de sus oficinas se ha planificado considerando un mejor provecho de la calefacción.
Por ello es clave que temas como el reciclaje y el ahorro de energía se difundan, pues si cada empresa genera su aporte, entre todas, el esfuerzo puede significar disminuir el impacto que la actividad humana tiene en el ecosistema. Es un beneficio para todos.
Compost Herramienta ecológica
Ya sea en un espacio pequeño u otro más grande, todos pueden hacer un compost en casa, de esta manera se obtiene muy buena tierra para nutrir las plantas y, de paso, colaborar con la reducción de basura.
Una manera ideal de disminuir los residuos sólidos domiciliarios es través de la fabricación de compost, un abono muy potente y un eficaz mejorador de la tierra cuando ésta no cumple con las condiciones nutritivas necesarias para las plantas. Así lo explica, Candy Córdova Tapia, biólogo marino y magíster en Bioquímica, quien agrega que dicho procedimiento es de alto valor para el medio ambiente, ya que una parte importante de los desechos domésticos, corresponden a restos orgánicos que pueden ser compostados.
“El proceso funciona a través de la degradación de los desechos mediante la acción de diversos microorganismos, como bacterias y hongos. Estos necesitan oxígeno para transformar los desechos en compost. Si no hay suficiente aire aparecen los malos olores”, explica Córdova.
Para hacer compost se requiere un espacio en el patio o jardín, de preferencia lejos del sol, donde se van acumulando residuos orgánicos de tipo vegetal, de manera que se vayan degradando.
Los residuos adecuados para compostar son los desechos vegetales del jardín y la cocina, tales como hierbas sin semillas, pasto, ramas secas, cáscaras y restos de frutas y hortalizas, aserrín, cenizas, bolsas de té, restos de café y también se pueden incluir cáscaras de huevo, entre otras cosas.
Bajo ninguna circunstancia hay que agregar productos de origen animal como restos de carne o huesos, ni fecas de animales domésticos como perros o gatos. Sirven sólo las heces de animales herbívoros, cuya alimentación haya sido exclusivamente vegetal.
Candy Córdova comenta que es importante permitir que la pila por compostar logre una temperatura alta, que permita que los microorganismos trabajen. “De esta manera el proceso es más rápido, pues cuando hace mucho frío la degradación es más lenta”, dice.
Para que el proceso de compostaje no se extienda demasiado es importante revisar constantemente las condiciones de humedad, temperatura y que los desechos sean pequeños, pues de lo contrario el tamaño de estos puede hacer que el proceso sea más lento.
Una buena manera de comprobar si la cantidad de agua es la ideal, es tomando un poco de mezcla y apretarla con la mano, si no escurre la mezcla está seca y, si escurre mucho, hay agua en exceso.
Incluso quienes no tienen mucho espacio en casa pueden hacer compost en un balde con orificios, agrega Córdova, pues lo importante es cuidar las condiciones de la mezcla.
En jardinería, el compost se utiliza constantemente como mejorador de suelos o para preparar macetas y jardineras, según explica Alejandro Calvumil Urrutia de Jardines Ellalkén.
“Nosotros utilizamos compost casero y del que se puede adquirir en el mercado; la diferencia es que el primero no siempre está totalmente degradado y tiene residuos sólidos, aunque el que uno compra viene con más arena”, comenta Calvumil, y agrega que es ideal para preparar el suelo de un jardín pues, en general, la zona no tiene una tierra de buena calidad, pues hay mayor presencia de arena.
Otra importante cualidad del compost es que disminuye la contaminación, puesto que permite reutilizar lo que tradicionalmente va a la basura y termina en el vertedero, así es que quien quiera cuidar el ecosistema, con un pequeño esfuerzo puede hacer un gran aporte.
Manejo de Riles: Cuestión de conciencia
Son las aguas residuales de un proceso industrial. La búsqueda de un mejor tratamiento para ellas permite mejorar los índices de contaminación, y el esfuerzo bien vale la pena.
La preocupación por el cuidado del medio ambiente es hoy una constante. Nadie se atreve a decir que no es un tema importante, ya sea por conciencia, por intereses económicos o porque se considera como una actitud responsable. Pues aquellos productos que se generan a partir de procesos respetuosos del entorno o con un mínimo impacto son preferidos en los exigentes mercados internacionales, aunque también es una característica que cobra fuerza en la demanda interna.
A partir de esta premisa el tratamiento de los efluentes industriales y, particularmente de los Residuos Industriales Líquidos, conocidos sencillamente como Riles, es una necesidad que no puede ser eludida.
El ingeniero civil Pablo Zenteno, especialista en materias medioambientales, señala que es preciso aclarar que los Riles forman parte de las llamadas aguas residuales, que son generadas por residencias, instituciones y locales comerciales e industriales. “Estas aguas pueden ser tratadas al interior del sitio en el cual es generado (por ejemplo: tanques sépticos u otros medios de depuración) o recogidas y llevadas mediante una red de tuberías y, eventualmente bombas, a una planta de tratamiento municipal. En el caso de los residuos industriales, indica que requieren frecuentemente de procesos de tratamiento especializado. Cualquiera sea el tipo de efluente, explica Zenteno, se trata de un tratamiento que incorpora procesos físicos, químicos y biológicos, mediante los cuales se busca remover contaminantes físicos, químicos y biológicos del agua. El objetivo, añade, es producir agua limpia (o efluente tratado) o reutilizable en el ambiente y, un residuo sólido o fango también conveniente para los futuros propósitos o recursos. El tratamiento de aguas residuales consiste en la separación física inicial de sólidos de la corriente de aguas domésticas o industriales, a lo que sigue la conversión progresiva de materia biológica disuelta en una masa biológica sólida usando bacterias adecuadas, generalmente, presentes en estas aguas. Añade que una vez que la masa biológica es separada o removida, el agua tratada puede experimentar una desinfección adicional mediante procesos físicos o químicos. Este efluente final puede ser descargado o reintroducido a un cuerpo de agua natural (corriente, río o bahía) u otro ambiente (terreno superficial o subsuelo). Los sólidos biológicos segregados experimentan un tratamiento y neutralización adicional antes de la descarga o reutilización apropiada. Consultado acerca de los riesgos de un inapropiado tratamiento, apunta que éstos son variables y que dependerán necesariamente de las condiciones de los Riles y del medio en el que son dispuestos estos residuos.
“El riesgo de los Riles con alta carga de contaminantes orgánicos será muy distinto a los efectos que generan los Riles con alta carga de metales. De la misma forma, un mismo Ril, genera efectos muy distintos si es descargado a un río como el Bío Bío o a un río como el Loa, o a un lago, o bien, si es dispuesto a las napas a través de infiltración”, ejemplifica Zenteno. El profesional expone que el sistema regulatorio existente en nuestro país, contenido en los decretos supremos DS 90 y DS 46, establece claramente los límites máximos para los diferentes parámetros y concentraciones de los contaminantes de un Ril para que éstos puedan ser descargados a cuerpos superficiales o a las aguas subterráneas a través de infiltración. Y enfatiza en que los sistemas de tratamiento deben ser los adecuados para que las condiciones de Los Riles cumplan con, al menos, lo que indican estas normas para ser descargados.
Agrega que existen las llamadas Normas Secundarias de Calidad, que fijan objetivos de calidad de las aguas para los cuerpos receptores, por lo tanto, un proceso que genera Riles podría requerir sistemas de tratamiento que generen condiciones de calidad mejores para poder cumplir con estas normas.
Acerca de los tipos de técnicas o procedimientos para tratar los Riles señala que son variadas y que difieren según las características de los contaminantes, que comprenden desde sencillos procesos de decantación hasta plantas más complejas.
Hoy existe un sistema que es bastante utilizado por sus resultados y por los requerimientos de instauración, que es el Sistema de Flotación por Aire Disuelto o DAF, por sus iniciales en inglés. Este consiste en la separación de las partículas en suspensión mediante burbujas de aire, en una solución sobresaturada. Los sólidos se adhieren a las burbujas en su recorrido ascendente y son separados en superficie por un barredor.
Entre las ventajas de este nuevo procedimiento están sus múltiples aplicaciones que comprenden desde aguas con altos contenidos de aceites o grasas, hasta aguas con sólidos en suspensión difícilmente decantables, incluso mediante tratamientos fisico-químicos y su adaptabilidad a diferentes tipos de industrias como agroalimentarias, papeleras, mataderos, entre otras.