Basta con escucharla para sentir escalofríos en el cuerpo. Evelyn Vergara empezó en el coro del Liceo Experimental y su talento e interés por estudiar canto lírico le permitió obtener una beca del municipio penquista que hoy, a sus 24 años, todavía mantiene.
Recuerda que fue a los 17, al salir de cuarto medio, cuando decidió seguir la carrera musical, pero sus padres, temerosos de la inestabilidad económica del artista, le aconsejaron optar por una carrera tradicional. Cumplió con el deseo familiar y hoy realiza su práctica profesional y espera titularse a fines de año de Pedagogía en Ciencia Natural y Química en la Universidad de Concepción.
Sin embargo, sus estudios de técnica vocal y teoría musical nunca los dejó. Al contrario, apoyada por la beca tuvo como profesores a destacados instructores del Teatro Municipal de Santiago, entre ellos a Carlos Bustamante y a la soprano María Elena Guíñez, quien fuera discípula de la gran María Callas. Actualmente, tiene como guía a Rodrigo Navarrete y es quien continuamente reconoce el sólido progreso de su voz.
Evelyn sabe que es ella quien mejor puede pulir el don que tiene. Es así que no escatima esfuerzos por conseguir la perfección. De hecho, el verano pasado llegó al Teatro Colón, en Argentina, para asistir a un curso intensivo junto a otros pares de Latinoamérica. La experiencia no sólo le confirmó el buen nivel técnico en que se encuentra, sino que además la llenó de energías para continuar en el canto lírico de manera profesional.
“Sé que todavía mi voz no es grande ni fuerte, la estoy formando y estudio continuamente para lograrlo. Además, estoy en una búsqueda permanente de nuevo repertorio para probar mi canto en diferentes piezas musicales”, comenta esta promesa de la lírica penquista, que ya es conocida por sus interpretaciones como parte del conjunto de cámara “Camerata Intermetso”, dirigido por Luis Pavez.
Su voz es soprano ligera, es decir, posee un timbre claro y brillante capaz de alcanzar los agudos más altos. En contextos corales y operáticos, las sopranos suelen llevar la melodía. Y son, precisamente las arias de Mozart y Puccini, las piezas donde confiesa sentir comodidad en la interpretación. Para ella, representan un desafío doble, porque al estudio de la música y el canto debe sumar el aprendizaje del italiano, francés y alemán, idiomas en los que están escritas algunas de sus óperas favoritas. Entre ellas destaca el aria de la Reina de la Noche, de La Flauta Mágica de Mozart, pieza que representó el año pasado como soprano del proyecto Fondart de Alexis Sánchez, que llevó la ópera a distintas plazas de Concepción.
En junio, quienes asistieron a la Fiesta de la Música en el Centro Cultural Alianza Francesa pudieron apreciar la calidad de su timbre al interpretar algunas canciones de Henri Duparc, basadas en textos de poesía de Baudelaire, Goethe, Théophile Gautier, Jean Lahor, Thomas Moore, entre otros.
Reconoce que su participación en la actividad fue posible gracias a que junto a un amigo pianista dieron a los organizadores la idea de incluir la obra de este compositor francés del siglo XIX. “Pensamos que podría ser interesante, ya que nunca antes se había hecho en Concepción y nos resultó mejor de lo que pensábamos”.
Por ahora, su próxima meta es reunir recursos para viajar a Barcelona y París, ciudades donde quiere estudiar y sumar experiencia. Es, al menos, el plan de corto plazo, porque asegura que su gran sueño es cantar en el Teatro Municipal. Para lograrlo, con otros estudiantes de canto está planeando presentar conciertos en la ciudad y obtener el financiamiento que requiere. Un proyecto honesto basado en el trueque de dinero a cambio de emocionar a la audiencia con el sonido de su voz.