Una gira para perfeccionar el idioma, que además les entregó herramientas para la vida, vivió un grupo de estudiantes de este establecimiento educativo penquista, gracias a un programa académico elaborado entre el departamento de Inglés en conjunto con la Escuela de Idioma EF, en Bristol.
Ocho alumnos del Colegio Kingston College participaron de una gira por Bristol, Londres, Bath, Oxford, Stonehenge, Salisbury e Inglaterra para “vivir el inglés”.
Los jóvenes permanecieron cuatro semanas en la Escuela de Idioma EF, en Bristol, y una semana en París, “donde no sólo perfeccionaron el idioma, sino que además recorrieron museos y lugares históricos”, destaca el Vicerrector del establecimiento Guillermo Pellerano Silva.
Los alumnos Ignacio Durán, Diego Ochoa, Laura Bustos, Javiera Saavedra, Eduardo Bernal, Constanza Retamal y Sofía Rodríguez, de cuarto y segundo medio, viajaron acompañados por la profesora Sandra Pomeri Tramón. El grupo, a través de la agencia EF, tuvo la oportunidad de compartir con una familia inglesa y con compañeros de distintas nacionalidades.
Los estudiantes vivieron esta experiencia a través de un programa académico especialmente diseñado por el departamento de Inglés, en conjunto con EF. Este programa apunta esencialmente a potenciar y a mejorar el nivel de inglés ya adquirido en el colegio y a intercambiar estilos de vida con compañeros de diferentes partes del mundo.
Los días fueron intensos, una experiencia de vida que los marcó internamente, confiesan los estudiantes, por eso no dudan en recomendarla para las generaciones venideras. La iniciativa se pudo concretar gracias al esfuerzo familiar, las buenas notas y la excelente conducta de los estudiantes.
Laura Bustos y Javiera Saavedra, al igual que sus compañeros, destacan la forma didáctica utilizada por los profesores para enseñar, a través del juego y con libertad.
Desde su llegada a Inglaterra, sintieron el cambio. La miss Sandra Pomeri comenta que la autodisciplina fue fundamental, ya que si bien pasaban muchas horas juntos, al finalizar el día, ellos viajaban a sus casas de manera independiente y debían realizar sus tareas y trabajos asignados en EF School.
Relatan que extrañaron mucho a sus familias, pero rápidamente fueron adquiriendo una rutina que los cautivó y comenzaron a integrarse a todas las actividades que la Escuela les ofrecía. Con distintos horarios, clases dinámicas e interactivas tuvieron la posibilidad de compartir y conocer un mundo distinto, lo que, a su vez, les permitió revalorar elementos de su propia identidad y cultura.
Los estudiantes explican que también aprendieron el valor de las cosas, porque debieron administrar su propio dinero. “Aprendieron a tener paciencia y a vivir más confiados”, dice la profesora Pomeri. La tolerancia también fue algo destacable, nadie discrimina a nadie.
Además de Bristol, que es una ciudad muy grande y que recorrieron ampliamente, se movilizaron a Londres, Bath, Oxford, Stonehenge, Salisbury, lo que hizo de ésta, una experiencia más completa. El viaje de regreso fue por París, donde tuvieron la posibilidad de enriquecer todavía más la gira internacional desde el punto de vista cultural.