Gloria Callupe: “Pensar que la restitución de tierras es lo único que se puede hacer, creo que es un error”

/ 23 de Noviembre de 2023
Fotografía cedida por Gobierno Regional del Biobío.

Como integrante de la Comisión para la Paz y el Entendimiento, está inmersa en la titánica tarea de encontrar soluciones para comenzar a resolver el histórico conflicto entre el estado chileno y el pueblo mapuche. Su vida en una comunidad y su trayectoria dedicada al fomento productivo y desarrollo territorial de sectores indígenas son su capital en esta iniciativa que debería ver sus frutos a fines del 2024. El mayor nudo para desatar es la forma en que se abordará la demanda territorial de algo más de mil comunidades que esperan restitución. Su lectura es clara: la reparación se puede dar a través de diversos mecanismos. No solo tierras, y será el diálogo transversal -sostiene- el que permitirá dar legitimidad a las propuestas que la comisión de la que forma parte, junto a otros 7 comisionados, sugerirá al presidente de la República en su informe final.

 

Por Pamela Rivero Jiménez.

Gloria Callupe Rain tiene 37 años. Es trabajadora social y encargada de la Unidad de Pueblos Originarios del Gobierno Regional del Biobío. Desde el 21 de junio de este año es, además, una de las ocho integrantes de la Comisión para la Paz y el Entendimiento creada por el presidente Gabriel Boric para trabajar en una solución al histórico conflicto que arrastra el estado de Chile con el pueblo mapuche.

Una tarea que implica abordar su demanda de tierras desde el Biobío hasta Los Lagos, cuantificándola y proponiendo mecanismos de reparación que contribuyan a la paz y al entendimiento entre los actores que han sido parte de este conflicto intercultural.

La acompañan como comisionados en este desafío los senadores Francisco Huenchumilla y Carmen Gloria Aravena, la diputada Emilia Nuyado, el exministro Alfredo Moreno, el presidente de la Asociación de Agricultores Victoria-Malleco, Sebastián Naveillán; el abogado Juan Pablo Lepín, y el exalcalde de Tirúa y exconvencional, Adolfo Millabur.   Su trabajo consolidado en una serie de propuestas deberá ser entregado al presidente de la República a fines de 2024.

Lumaco como en el siglo XIX

Gloria Callupe creció en la comunidad Cacique Bartolo Nahuelpan, en Lumaco, comuna donde en 1997 ocurrió el primer atentado en contra de camiones forestales. Fue un suceso que marcó el inicio de los hechos violentos en lo que se ha denominado conflicto mapuche.

Tenía 12 años en esa fecha, pero recuerda que desde ese momento tanto Lumaco como su vecina Tirúa comenzaron a sonar en los medios por los hechos violentos que allí sucedían. Lamentablemente, dice, esas noticias no dejaban ver otro tipo de violencia que estaba muy presente también en esas zonas.

“En esa época, Lumaco era la comuna más pobre de La Araucanía, y una de las más pobres del país. Y la mayor cantidad de sus habitantes era mapuche. A Lumaco, el estado no llegaba. La educación era precaria, los caminos eran precarios…también la salud. La electricidad llegó a mi comunidad recién cuando yo tenía 12 años. Hasta esa época vivíamos como en el siglo XIX”.

Manifiesta que la realidad que conocían era muy distinta a las informaciones que entregaban los diarios sobre el progreso de un Chile que caminaba con paso seguro hacia el desarrollo.

 “Uno creció viendo esa tremenda diferencia, y por otro lado, escuchando que los mapuches éramos borrachos, flojos, malos, hasta terroristas. A medida que fui creciendo, que fui estudiando, me di cuenta de que ese era un sesgo que la sociedad nos instalaba. Porque en realidad yo nunca vi que mi familia fuera nada de aquello. Crecí en un ambiente familiar muy protector, que siempre me enseñó a valorar quien yo era: una mujer mapuche, que era parte de una comunidad mapuche. Tanto mis abuelos como mis papás siempre nos inculcaron que debíamos estar orgullosos de esas raíces”, relata.

Sus primeros años como escolar los cursó en una escuela rural en Chanco y la enseñanza media, en el liceo municipal de Lumaco. Luego llegó a Concepción a estudiar Trabajo Social en la UST, y a los tres días de titulada ya tenía trabajo en proyectos de emprendimiento en comunidades de Alto Biobío. “Ahí comprobé que su realidad era la misma que se vivía en Lumaco. Una situación de rezago muy distinta a la que tenía gran parte del país”.  Eso la motivó a orientar su carrera al desarrollo y al fomento productivo de localidades con alta población indígena. Hizo un magíster en desarrollo local regional, en la Universidad de la Frontera, y siguió con actividades como académica, “pero siempre ligada a programas de desarrollo con territorios”, recalca.

A la comisión, asegura, no solo aportará con esa experiencia acumulada durante su trayectoria laboral. “También puedo compartir mis vivencias y la experiencia de la comunidad. Ese capital puedo ponerlo a disposición de esta Comisión para la Paz y el Entendimiento”.

 -Ha habido otros intentos, en distintos gobiernos desde el retorno a la democracia, para buscar una solución a este conflicto. ¿Esta vez se logrará una salida?

“No se pueden desconocer los esfuerzos que hicieron antes distintos gobiernos, desde el presidente Aylwin, con el acuerdo de Nueva Imperial, en adelante. Los presidentes Lagos, Piñera y Bachelet. Todos han intentado buscar una salida. Pero yo creo que el fracaso, y me refiero al del Estado de Chile, que no ha permitido encontrar una solución, se debe a que ha existido poca voluntad o incapacidad de entender que este es un conflicto entre el pueblo mapuche y el estado de Chile, y que mirarlo desde trincheras políticas, de izquierdas o derechas, no va a solucionar el problema. A mi juicio, parte del por qué estamos donde estamos es porque no se ha tratado el conflicto con esa perspectiva. Y eso lo que se busca ahora”.

-¿Qué harán distinto?

 “Cuando se constituyó la Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento, partidos de todo el espectro político firmaron las bases para su conformación. Eso me pareció una muy buena señal, porque para buscar propuestas y proponer una salida que tenga una mirada de largo plazo, se necesita un apoyo político transversal. Entonces, este gesto de los distintos partidos es uno de los apoyos que se tiene que mantener. Y que esto (la implementación de una solución) no dependa solamente de la administración actual, sino que sea un trabajo que las administraciones que vengan también tengan capacidad de tomar y de continuar, por supuesto, con la misma transversalidad política y de miradas que tenemos hoy”.

-¿Cómo influye en el trabajo de la comisión que sus integrantes tengan diferentes miradas y expectativas sobre el problema que están mandatados a resolver?

“Es cierto que somos un grupo diverso, desde las posiciones políticas hasta los roles que cada cual ha cumplido en distintos espacios, pero eso no ha sido una limitante para establecer buenas relaciones, generar acuerdos y ponernos en sintonía con la misión que tenemos. Además, nos pusimos como tarea que todas las propuestas que se vayan presentando deben ser aprobadas de manera unánime dentro de la comisión, porque tenemos una misión grande, que es presentar una propuesta al presidente y al país, para buscar soluciones y una salida seria a uno de los conflictos más grandes que tiene Chile. Por eso esto tiene que partir con que seamos capaces de ponernos de acuerdo, primeramente, entre nosotros mismos”.

-¿Cuál es el principal nudo que deben desatar?

 “El mandato que tiene esta comisión es abordar el conflicto de tierras y establecer una nueva relación entre el estado de Chile y el pueblo mapuche. Para eso, la primera tarea es hacer un catastro de las tierras que se están demandando. También tenemos que dialogar con todos quienes tengan algo que decir en este proceso. Y ahí están los actores políticos, los parlamentarios, los alcaldes, comunidades y agrupaciones mapuche, los gremios, el sector productivo en general, las agrupaciones de víctimas. En el fondo es recoger la visión de cada uno de ellos y poner esos antecedentes sobre la mesa para analizar cuál es la situación, el estado del arte, y cuáles podrían ser las proyecciones para implementar una vía de solución que permita encontramos”.

-¿En qué etapa están?

Hasta ahora nos hemos reunido con una diversidad de instituciones del Estado que tienen información sobre la situación de tierras y de las distintas aristas del trabajo con el pueblo mapuche. Nos hemos reunido con Conadi, el INE, con el Centro de Información de Recursos Naturales, el Instituto Forestal. Con Bienes Nacionales, con Desarrollo Social, con el Servicio de Impuesto Internos e INDAP. Conadi, en particular, nos ha dicho que la restitución de tierras, de acuerdo con como está planteada hoy la Ley Indígena, está avanzando de manera muy lenta. Nos informaron que 746 comunidades están en proceso de aplicabilidad, que 323 están con demanda pendiente y que solo 172 están con sus demandas cerradas. Es decir, hay en lista de espera 1.069 comunidades que solicitan tierras. Sin embargo, también nos manifestaron que la institucionalidad, con el actual sistema de Conadi no puede dar respuesta a esa demanda. De ahí se desprende el malestar que existe en las comunidades, que se reúnen con la Conadi, realizan todo el procedimiento que les obligan, pero pasan 10, 15, hasta 20 años y no hay respuestas para ellas. Se les entrega un documento que dice que tienen derecho a que les compren tierras pero nadie les dice cuándo”.

 -¿Se va a poder restituir tierras a esas 1.069 comunidades?  

“No hay suficientes tierras para ello, dada la cantidad de territorio que manejaba el pueblo mapuche y la forma en que hoy están constituidas las regiones del Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos.  Hay títulos de Merced de tierras donde, por ejemplo, hoy está emplazado Temuco u otros pueblos y ciudades. Eso es una realidad desde el Biobío hacia el sur. Por lo tanto, pensar que la restitución de tierras es lo único que se puede hacer, creo que es un error.  La comisión tiene que ser capaz de diversificar los mecanismos de reparación, que podrá ser económica, podrá ser con restitución de tierras, podrá ser mejorando las condiciones de fomento productivo en localidades con mayor presencia mapuche, pero son cosas que tenemos que ir conversando. La comisión aún no ha empezado a escribir propuestas. Hoy lo que estamos haciendo es escuchar a los distintos actores y a recibir ideas que luego van a ser analizadas por el pleno”.

La posibilidad de recibir otro tipo de reparación, que no sea restitución tierras, ¿está dentro de las expectativas del pueblo mapuche? 

“Como dije, son cosas que tenemos que ir conversando. Nosotros con la comisión comenzamos el despliegue territorial la segunda semana de noviembre en La Araucanía. Y ahí hubo reuniones con comunidades, con sectores agrícolas, con parlamentarios y con los gremios presentes en la región. Seguiremos con Biobío, Los Ríos y Los Lagos. Con todos los actores con los cuales nos hemos reunido a la fecha coinciden en la urgencia de encontrar una vía de solución. Eso es una cosa. Pero también existen otras deudas en las comunidades mapuche que ha dejado la ausencia del estado en muchos territorios, y que implica mejorar temas conectividad, de infraestructura, salud… son planteamientos que también las personas nos hacen. Todavía no puedo afirmar qué porcentaje está en sintonía con aceptar formas de reparación distintas a la restitución de tierras. Lo que nos han dicho es que sí el tema tierras hay que abordarlo, que hay que hacerlo con seriedad y que se debe dar una respuesta”.

  –El tiempo apremia, porque el plazo para que entreguen su propuesta al presidente Boric es noviembre del 2024. 

  “Por lo mismo es importante que estos procesos se vayan conversando con los distintos actores, y que los mecanismos que se propongan sean acordes con la realidad institucional que tenemos. La idea es encontrar vías de entendimiento, donde se reconozca la coexistencia del pueblo mapuche con la sociedad chilena, y que la sociedad chilena también vea que el pueblo mapuche no busca privilegios, sino que exige condiciones a la altura de un país que se dice en vías de desarrollo, que dicen las estadísticas que ha disminuido la brecha de pobreza. Esto porque el pueblo mapuche no ha visto estos cambios y, lamentablemente, sigue viviendo en el rezago”.

El diálogo es el camino

-¿De qué manera el trabajo de esta comisión podrá contribuir a la paz que se necesita en la macrozona sur?

“La Comisión se llama Paz y Entendimiento, y yo creo que para poder encontrar la paz que tanto anhelamos, necesitamos primero entendernos, y para poder entendernos tenemos que escucharnos, tenemos que mirarnos y buscar la forma en cómo nos encontramos”.

-¿Incluyendo a los grupos que usan la violencia como método de lucha? 

 “Esta comisión ha optado por el camino del diálogo, y eso implica escuchar a todos quienes estén disponibles para dialogar. La importancia de escuchar tiene que ver con validar que esto es un trabajo con mirada de estado, donde todos y cada uno de los actores que han sido parte del conflicto si quieren reunirse con la comisión, la comisión va a estar disponible. Además, si se mira la experiencia de otros países, el diálogo ha sido la vía para lograr entendimientos y encontrar soluciones, con todos. No solamente con quienes pensamos parecido o igual, sino que también, con aquellos que tienen una postura diferente, porque el objetivo es hallar vías de entendimiento. La paz la vamos a encontrar en la medida que seamos capaces de entendernos”.

-¿De qué forma se asegurará al país que las propuestas que ustedes hagan tendrán continuidad más allá del gobierno del presidente Boric?

“Para mí es una muy buena señal que una gran mayoría de los partidos políticos con presencia en estas cuatro regiones apoyara con su firma a esta comisión. Esas son señales de que hoy existe mayor voluntad de avanzar en soluciones, y lo que la comisión está tratando de hacer es progresar en un diálogo transversal para procurar que esa voluntad se mantenga, pero como comisión no tenemos la facultad de exigir a las administraciones que vengan que tomen nuestras propuestas y las ejecuten”.

-¿Cuánto tiempo podría tomar esto?

“Este es un trabajo lento. La tarea de la comisión partió en julio, pero el diálogo lo vamos a proyectar hasta julio o agosto del 2024, y de ahí en adelante empezaremos a madurar las propuestas. La experiencia internacional nos muestra que pasan muchos años hasta encontrar la reparación. Está el caso de Nueva Zelanda. Ellos nos decían que llevaban 50 años en proceso de negociación entre la corona y el pueblo maorí. Hoy son un ejemplo en materia de resolución de conflictos con sus pueblos originarios, pero llevan 50 años en esa senda”.

-¿La forma en que ustedes están trabajando sigue el camino que ellos trazaron?

“El diálogo es lo que ha caracterizado las vías de encuentro en todos los países a los cuales nosotros hemos mirado. La comisión está teniendo vínculos con las cancillerías y las embajadas de países como Canadá, Colombia, Nueva Zelanda, Noruega. Ahí hay experiencia exitosa, pero es importante que la sociedad chilena tenga claridad de que estos procesos son lentos, que la capacidad de dialogar sobre todo en un escenario de tanta desconfianza instalada, tanto en el sector mapuche como en el no mapuche, no es algo que se dé tan fácil”.

-¿Como mapuche, siente una responsabilidad mayor de alcanzar una solución para este conflicto territorial?

“Es una responsabilidad grande, pero creo firmemente en la capacidad de parlamento que históricamente ha caracterizado al pueblo mapuche. Un pueblo que fue capaz de firmar cerca de 30 tratados con la corona española. Hay que pensar en el bien común, en que vivimos en un territorio que vamos a seguir compartiendo, y creo que el pueblo mapuche ha dado muestras de estar siempre disponible al diálogo. Ese es uno de los grandes orgullos para quienes somos parte de él y, también, una de las grandes esperanzas de poder avanzar en esta materia”.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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