Gloria Munchmeyer: “El Rey de San Gregorio me abrió los ojos”

/ 23 de Noviembre de 2006

Foto Gloria Munchmeyer
Por su trayectoria y talento es considerada como una de las más importantes actrices chilenas. En estos días su trabajo nuevamente es apreciado por su rol de Greta en Floribella y por su participación en dos interesantes películas en cartelera: “El Rey de San Gregorio” y “Padre Nuestro”. Entre sus pocos descansos, cuenta que interpretará a Lucía Hiriart de Pinochet en una co-producción inspirada en “Tengo miedo torero” de Pedro Lemebel.

Miembro fundador del teatro Ictus y poseedora de una extensa carrera en teatro: ganadora en 1990 de la Copa Volpi a la Mejor Actriz en el Festival de Venecia por su rol en “La luna en el espejo” (Silvio Caiozzi), y congratulada con el premio APES a la trayectoria en televisión el año pasado. Con este currículum uno podría pensar que Gloria Munchmeyer podría ser inevitablemente “diva” o “distante”. Pero no lo es. Su mirada profunda y analítica del comienzo pronto deriva en una personalidad afable y con una amplia disposición para conversar sobre diversos temas de forma relajada. Aunque su agenda no lo sea, pues a sus grabaciones de la teleserie, pronto se sumarán los ensayos para la reposición de la obra “Roberto Zucco”, uno de los principales éxitos del pasado Festival Teatro a Mil.
Hablemos de “Floribella”. Le aviso que he visto sólo la publicidad, no soy muy de ver teleseries…
(Ríe) No, yo tampoco. Yo las hago, pero no las miro.
¿No le gustan?
No, que lata… las miro cuando hay que verlas por razones profesionales, pero no me vas a encontrar nunca siguiendo una teleserie, ni siquiera las brasileñas, que son tan buenas. No tengo esa capacidad, soy muy inquieta. Además, en los horarios que las dan siempre estoy ocupada en otra cosa.
“Floribella” tuvo 25 puntos el día de su debut y se ha mantenido en las preferencias ¿Qué la hace destacar frente al resto de la competencia?
Yo creo que es un cuento, y nos encanta que nos cuenten, donde entra la fantasía, entran los sueños. Está muy bien hecho, con calidad; tiene monos muy bonitos, los colores, la luz, la música, y es una cosa realmente liviana, divertida, fresca, y yo creo que eso la gente lo agradece.
Se dice que es una adaptación literal de “Floricienta”, la versión argentina…
Lo que se compró fueron los guiones que están escritos por los argentinos, pero los guionistas chilenos adaptan el lenguaje, la situación, que no es igual en todas partes. En Brasil no hay fricción social, entonces tienen que inventar otra cosa. Yo tuve que escribir todo de nuevo sobre la Greta, porque los argentinos la hacían hablar como Tarzán: “mí, yo ser buena”. Incluso cuando leía un cuento lo leía mal. Yo dije, no pues, nosotros tenemos muchos alemanes en este país, los conocemos mucho, estamos acostumbrados a oír como hablan, y yo tengo que hacer una cosa parecida a lo que nosotros conocemos. Eso a mí me costó un trabajito, porque no me enseñaron a hablar alemán en mi casa, porque éramos cuarta generación en Chile. Me asesoré con amigos alemanes que me dieron un vocabulario, una pronunciación, que fue lo que personalmente yo hice con la Greta.
Bastián Bodenhofer dijo que no le interesan las teleseries, por su escasa evolución y sus cortos guiones que impedirían el desarrollo de un buen argumento ¿Comparte esa opinión?
(Medita) Mmm… mira, ese es un problema tan complicado que yo no sabría por dónde abordarlo. Si agarramos una teleserie como “La madrastra” o “Los títeres”, y la hacemos hoy, yo no sé qué rating tendrían. Porque hay una dinámica que cambia. La gente es más rápida, es implícita, quiere resultados altiro. Entonces, eso de mirar para atrás y decir “antes eran mejores”… antes eran distintas. No sé si mejores. Lo que sí se podría hacer es entregar un poco más de contenidos.
“Un chico diferente”
Munchmeyer hoy vuelve a las carteleras locales en dos producciones: “El rey de San Gregorio”, de Alfonso Gazitúa, donde encarna a la madre de un discapacitado, y nuevamente integrando un burdel -como en “Julio comienza en julio”- en “Padre Nuestro”, de Rodrigo Sepúlveda. Incansable, pronto se le verá también en “Pecados de Mujeres”, donde junto a Aline Kuppenheim, Antonia Zegers y Delfina Guzmán representará los siete pecados capitales. A ella le tocó “la ira”, rol que reconoce como todo un desafío.
Su trayectoria incluye importantes películas de la cinematografía chilena. ¿Cómo fue la experiencia de trabajar en el “El Rey de San Gregorio”?
Primero tengo que decir que lo me atrajo fue justamente lo atípico de esta película que se iba a filmar en una población y todos mis compañeros de filmación iban a ser pobladores, salvo algunas excepciones honrosas. Me tocaría trabajar con una persona que era de verdad y no un actor, como Pedro Vargas. Me pareció muy desafiante la posibilidad de co-protagonizar siendo yo actriz y él siendo un… un chico diferente, discapacitado. Después me apasionó el tema, porque es muy revolucionario lo que plantea el director, en términos de que por qué estas personas que son distintas no pueden enamorarse y consumar su amor en circunstancias que tienen corazón y alma, igual que nosotros. Yo nunca lo había pensado, y realmente esta película me abrió los ojos. El cine chileno jamás había tocado ese tema.
El formato de la película mezcla ficción con documental ¿le recordó a la vieja escuela del neorrealismo italiano, que tanto influyó al cine chileno?
Sí, mucho, mucho. En la parte técnica te digo que una de las autocríticas mías es no haber logrado –personalmente- la realidad y el peso que tienen los personajes cuando son; yo no era, me hacía la que era. Entonces, esa es una autocrítica mía, digamos. Por mucho que me digan noo, si te veiai igual, y qué se yo, yo siento que no, desde el interior mío. Pero como mi objetivo no era sacarme el Oscar, sino participar de un proyecto que me parecía socialmente interesante, no me pareció tanto. Yo estoy súper orgullosa de haber trabajado en este proyecto.
Igual a la Lucía
Usted dijo que en otros países habría hecho cosas más importantes que las realizadas acá. Que si Chile fuera Hollywood, sería la “Meryl Streep” chilena…
Jajaja, claro, esas son cosas que salen en la conversación y que después las ponen como título, entonces parece que me creyera el hoyo del queque. Tú haces lo que tus circunstancias permiten que tú hagas. Yo soy chilena, nací en Viña, me vine a Santiago a los 20 años, trabajé en el Ictus, que era la mejor parte donde podía trabajar. Conocí a los mejores directores del momento. He tenido las más grandes posibilidades de hacer cosas en este país, y no me voy a quejar nunca de eso. Si hubiera nacido… ni siquiera en Hollywood, sino en Buenos Aires, mi carrera habría sido otra. No sé si mejor o peor, pero otra, porque son otras circunstancias. Entonces uno dice pucha, que pena estar en un país que es el último rincón del mundo, una isla cultural donde cuesta tanto hacer las cosas, donde a la edad que tengo, si viviera en otro país con otro tipo de cultura y más desarrollado, por supuesto que podría haber hecho… cincuenta películas. Pero tampoco es una cosa que me tome mucho tiempo pensar, porque es ocioso.
¿No ha pensado en internacionalizar su carrera, trabajar en co-producciones cinematográficas, obras de teatro internacionales?
Co-producciones siempre hay; el próximo año se supone que voy a hacer una película con un director italiano (Vanni Gandolfo) que va a hacer una co-producción con tres países: Italia, España y Chile. Es una película donde yo encarnaría a la Lucía Hiriart de Pinochet. El guión de la película se inspira en la novela “Tengo miedo torero” (de Pedro Lemebel), pero no es una adaptación, porque es imposible adaptar una novela a cine. No lo he leído, pero conversé con el italiano, y es una versión libre de él sobre el libro de Lemebel. Tiene que ver con el famoso atentado, está esa anécdota. Pinochet sería un actor italiano, y yo sería la única chilena que trabajaría en esa película.
¿Y se imaginó alguna vez encarnando a Lucía Hiriart de Pinochet?
Sí, muchas veces me miré al espejo y me dije: Yo me veo igual a la Lucía (risas). Una vez me preguntaron en un programa de televisión si la encarnaría, pensando que yo iba a decir “nooooo” (gesticula e imposta la voz con elocuencia). Yo dije: fascinada. Es un personaje misterioso, porque nadie sabe el grado de influencia que tenía sobre Pinochet que, yo creo, fue mucho. Entonces es muy interesante ver a la mujer tras el poder, ¿nó?.
Nicolás Sánchez

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