Gustavo Yánquez: “La polémica del acceso a Pingueral fue una maquinación de la ex intendenta Tohá”

/ 15 de Octubre de 2008

Hasta fines de los 80’s, Dichato era el principal balneario de la provincia de Concepción. Tanto por su extensa playa como por el ambiente que generaba verano a verano como polo turístico popular. Restaurantes, pubs, discoteques y ferias populares “de churros y taca-taca” ayudaban a darle cierto encanto, aunque, a estas alturas, sus mismos residentes  veían con cierta preocupación que el balneario comenzaba a perder la tranquilidad y seguridad de antaño. El fundo Pingueral, por su parte, no era más que un complemento de Dichato que, por décadas, se había constituido en un lugar de excursiones y de camping “a la mala”, a causa de su atractivo entorno: una laguna, un tupido bosque de pinos y una playa que, aunque peligrosa para el baño, era óptima para tomar sol o jugar a las paletas.
Pero llegó el verano de 1990 y una alta reja se atravesó en el camino de los  visitantes de Pingueral. “¿A quién se le habrá ocurrido poner una cerca aquí? ¿Pueden hacer eso?”, se preguntaron vecinos, turistas y alguna que otra autoridad. Nadie imaginaba en ese momento que, detrás de esos muros, estaba comenzando a construirse una especie de ciudadela de ensueño situada junto al mar, la laguna y el bosque. Pingueral dejaba así de ser un panorama popular, y comenzaba a transformarse en uno de los rincones más exclusivos del sur de Chile.
Casi 20 años más tarde, a una ciudadana de Chillán se le ocurrió hacer las mismas preguntas después que se le negó el acceso a la playa. Pero fue un poco más lejos: llevó sus reclamos ante el Ministerio de Bienes Nacionales y gatilló, de paso, una polémica política y judicial que amenaza con terminar con la exclusividad del complejo.
Gustavo Yánquez, el emprendedor que con sólo 28 años comenzó a construir este verdadero paraíso ABC1, conversó con nosotros sobre esta polémica y sobre el desarrollo pasado, presente y futuro de Pingueral.  Un proyecto que se ha convertido en el verdadero centro de su vida, al punto que hoy casi toda su actividad empresarial gira en torno a él, y también su vida personal, pues construyó su casa y pasa la mayor parte del año ahí.
-¿Cómo se le ocurrió la idea del proyecto Pingueral?
-En 1989, cuando trabajaba en el proyecto Parque Industrial Escuadrón, camino a Coronel, un empresario forestal me ofreció el fundo Pingueral. Él creía que podía desarrollarse un proyecto ahí, aunque no sabía qué ni cómo. Lo vine a ver y fue amor a primera vista: el lugar me deslumbró. De inmediato me di cuenta de su potencial turístico y residencial y me dije: “no sé cómo, pero así tenga que hipotecar hasta mis calcetines voy a comprar este fundo”. Vi una necesidad latente de que existiera en el Gran Concepción la posibilidad de replicar el modelo Santiago-Viña del Mar: que la gente pudiera arrancarse el fin de semana, tal como hacen muchos santiaguinos con Viña. En los meses siguientes, lo adquirí en sociedad con mi hermano Gregorio. Luego buscamos financiamiento con los bancos para el proyecto de urbanización, pero ellos no creyeron en nosotros. Golpeando puertas, terminamos asociándonos con Constructora Delta, en la que uno de los socios era Jorge Ríos (el papá del “Chino Ríos”). A ellos les encantó el proyecto, creyeron en nosotros y juntos dimos el puntapié inicial. Al cabo de cinco años de trabajo con Delta, los intereses de ellos eran distintos a los nuestros: ellos querían resultados inmediatos, y nosotros más a largo plazo, así que separamos aguas en forma amistosa. Algunos años más tarde, mi hermano me vendió su participación en la sociedad, así que en los últimos 12 años he estado prácticamente solo a cargo de Pingueral.
“Ghetto ABC1”
-Entiendo que, con los años, el proyecto comenzó a pasar lentamente de lo turístico a lo residencial, y que ha ido aumentando el número de vecinos que residen en Pingueral.
-Así es. Partimos siendo un proyecto de segunda vivienda y hoy somos un proyecto mixto, porque ya hay muchas familias viviendo acá, como el caso mío. Estimo que de aquí a cuatro años el número de familias penquistas que vivan acá va a ser mucho mayor.
-Aprovechando el avance de las obras viales entre Tomé y Concepción.
-Exacto. Primero fue la nueva ruta Lirquén-Tomé, y ahora el by pass Penco y las obras Bicentenario. En poco tiempo más, Pingueral va a estar a 30 minutos de Concepción, lo mismo que te demorabas de Chiguayante al centro de Concepción en 1990. Es cuestión de tiempo.
-Pero cuando ustedes compraron Pingueral, no existía ningún proyecto vial. En ese sentido, puede decirse que la suerte estuvo de su lado…
-No es suerte, es simplemente la naturaleza del crecimiento demográfico: la habitación de las grandes ciudades se está yendo a 30 ó 40 minutos de la urbe. Eso está pasando a nivel mundial. El éxito de Pingueral está ligado a mi perseverancia, y no a la suerte. Al igual que cuando ideé el parque industrial Escuadrón, camino a Coronel, el proyecto tuvo miles de detractores, y hubo mucha gente que trató de aguarme la fiesta, pero perseveré, pese a todo.
-La mayor crítica que se le hace al proyecto Pingueral es su carácter “cerrado” y exclusivo, una suerte de “ghetto ABC1”.
-Pingueral no es un ghetto de ricos. Su acceso no es “cerrado”, es “controlado”. Acá tú vienes a ver a un amigo y puedes entrar. Nosotros no somos como Colonia Dignidad. Aquí se hacen fiestas de año nuevo, por ejemplo. La diferencia es que aquí la juventud disfruta en un ambiente seguro y controlado. Siempre quise que fuera así para darle un sello, porque los proyectos tienen que tener ciertos ingredientes para que sean exitosos, y en este caso era un desarrollo tipo americano: casas sin cercos, seguridad, tranquilidad, exclusividad. Busqué que la gente pudiera venir con su familia y sus niños, que tuvieran la tranquilidad que ellos iban a poder jugar sin temor a que les pasara algo. Éste es un verdadero paraíso familiar, en ese sentido, y el control nos permite filtrar que no entren a robar, o que no ingrese un conductor en estado de ebriedad. En definitiva, nos ayuda a asegurar normas mínimas de sana y buena convivencia que, lamentablemente, en la ciudad no se pueden garantizar.

“DIVIDENDOS POLÍTICOS”

-¿Tuvieron muchos problemas el año 89 cuando empezaron a cercar y a restringir el paso?
-Cuando compré el fundo Pingueral me encontré con una verdadera invasión de carpas en la playa y la laguna, y tuve que pedirle a la gente que se fuera, porque estaba en mi derecho de hacerlo. Los primeros años no te puedo negar que fue muy difícil poder hacer entender que era un lugar privado. Cada verano, yo siempre aparecía en las noticias con el bendito tema de las playas privadas, y algunos medios parecían obsesionados con el tema.
-Pero la polémica nunca había tomado los ribetes que tomó ahora.
-Siempre se tocó como algo político, y nunca fue más lejos que un simple intercambio de opiniones. Pero nunca hemos tenido un crítica de la gente de Dichato y de Tomé, y eso es súper importante destacarlo. Puede ser que cuando cercamos haya habido alguna molestia, pero muy pronto entendieron el beneficio que significaba para ellos el éxito del proyecto. La industria de Dichato es Pingueral, una industria que no está expuesta al alza del dólar, o de las materia primas. Para ellos, para el jardinero, la nana, el gásfiter, el maestro, es trabajo seguro, estable y de por vida. Después de todos los cierres de las empresas tradicionales de Tomé, la gente de la comuna entiende que la mayor esperanza para la zona es el turismo, y hacia allá deben dirigirse los esfuerzos.
-La última polémica en torno al libre acceso a la playa se origina en el verano de 2006, cuando Andrea Contreras, una ciudadana de Chillán, interpone una reclamación en el Ministerio de Bienes Nacionales, después que se le impide el ingreso al recinto.
-Así es. Yo me encontré, en esa oportunidad, con una persona manejada por la Intendencia. Cuando me tocó entrevistarme con ella en el primer comparendo, ella literalmente estaba como un maniquí. No reclamó, ni siquiera abrió la boca. Esto fue una maquinación de la ex intendenta María Soledad Tohá y un par de personas más, que ubicaron a esta señora, le dijeron lo qué tenía que hacer y dónde reclamar. Esta obsesión por abrir Pingueral, nacida de autoridades que no eran de la zona, tuvo exclusivamente fines políticos. Te digo más: María Soledad Tohá esperó prácticamente a que su tío Jaime Tohá vendiera la casa que tenía acá para empezar con esta polémica.
-¿Qué podía ganar la ex intendenta Tohá con eso?
-Dividendos políticos. Podía pasar a la historia como “la intendenta que le abrió a los pobres la playa de los ricos”. Pero hubo algo que no calcularon: que la gente más modesta de Tomé y Dichato fue la primera en defender su fuente laboral, oponiéndose a la apertura de Pingueral. Ellos sabían que esta medida perjudicaba su fuente laboral, y por ello presentaron un recurso ante la Justicia.

“Pingueral va a seguir siendo un lugar exclusivo”

-El alcalde de Tomé ha dejado entrever que no tiene interés en que se abra el acceso a las playas de Pingueral.
-El alcalde sabe que somos un motor económico muy importante para Tomé. Damos casi 400 puestos de trabajo a personas de la zona. Y no sólo él: muchos concejales y la gran mayoría de los tomecinos y dichatinos apoyan la privacidad, la exclusividad y el control que hay en Pingueral, porque hoy en términos de permisos de construcción, de circulación y contribuciones, somos los mayores contribuyentes de la comuna. Nosotros, los vecinos de Pingueral, financiamos nuestro alumbrado público y la mantención completa de sus calles. Si el día de mañana decimos “queremos que esto sea público”, la Municipalidad  tendría que desembolsar alrededor de 15 millones de pesos mensuales por ese concepto, dinero equivalente al salario de un mes de 100 personas del Plan General de Empleo de la comuna. Nosotros pagamos y queremos pagar por la exclusividad. La comuna tiene 8 ó 9 hectáreas de playas. Si existe tanto interés en abrir playas a la gente, ¿por qué el Gobierno no habilita una o dos, y deja de una vez de obsesionarse con Pingueral, un balneario que ni siquiera tiene una playa apta para el baño?
-¿Qué pasaría si finalmente la Justicia ordena el libre acceso a Pingueral?
-Veo muy difícil que eso pueda suceder. El apoyo de la gente de Tomé y Dichato ha sido espectacular. Esta es una comuna muy sensible hoy, porque ha visto cómo sus fuentes laborales se han ido cayendo y destruyendo. Por tanto, los tomecinos no van a permitir bajo ningún punto de vista que les vengan a quitar otra de sus fuentes laborales más importantes. Pingueral va a seguir siendo un lugar exclusivo y con acceso controlado. Los mismos trabajadores de acá se van a encargar de que Pingueral jamás se transforme en Cartagena.
-Es de suponer que esta polémica e incertidumbre ha frenado la inversión en el complejo. Y si sumamos la debacle financiera mundial… ¿Qué pasó con unas importantes inversiones con socios estratégicos que había anunciado hace algunos meses?
-Eso va. Hay dos inversionistas muy grandes que tienen proyectos que, cuando los demos a conocer, van a generar un gran impacto en la Región. Estamos en compás de espera por el delicado escenario financiero mundial, pero esperamos poder informar novedades pronto. Sólo puedo adelantar que, sin temor a equivocarme, Pingueral va a tener el mayor desarrollo turístico residencial del país de los próximos 10 años. Va a transformarse en la ciudadela más bonita de la Octava Región, y en el mejor barrio del Gran Concepción. Lo mejor de Pingueral todavía está por venir.
-¿Va a soltar Gustavo Yánquez a Pingueral alguna vez?
-Nunca. Pingueral es mi cuarto hijo.

Contienda judicial: Esto va para largo”

-La Corte de Apelaciones ratificó la resolución de Bienes Nacionales, lo que representa una derrota para sus intereses.
-La prensa lo informó de forma errada. Lo que plantearon los vecinos en el primero de los tres recursos presentados, fue que consideraban que las calles de acceso a Pingueral no eran un bien nacional de uso público. Segundo, que nosotros no estábamos vulnerando el decreto que prohibía el ingreso; y tercero, que considerábamos arbitraria la medida de Bienes Nacionales. La Corte de Apelaciones dijo que no se pronunciaría en lo relativo al punto uno y dos, y lo dejó en manos de los tribunales ordinarios, que, como sabemos, pueden tardar años en resolver. En cuanto a la resolución de Bienes Nacionales, la Corte señaló que el Ministerio no estaba cometiendo una arbitrariedad o un abuso de la autoridad con su dictamen. Jamás se pronunció sobre el fondo.
-Pero también se han interpuesto otros recursos de protección.
-Sí. Además del de los vecinos de Pingueral, interpusieron uno las fuerzas vivas de Dichato y Tomé, y el tercero lo presenté yo a través de Empresas Pingueral. Además, hicimos una presentación ante el Tribunal Constitucional, para que definiera si es aplicable esta ley famosa que dice que tú tienes que ceder en forma gratuita un camino peatonal de dos metros para acceder a la playa, o si ese precepto vulnera la Constitución, por no ir aparejada de una indemnización, como sucede en las expropiaciones. Sobre eso ya se ha sentado jurisprudencia, de manera que yo creo que el Tribunal Constitucional nos va a dar la razón. Si no, habría que abrir también Llacolén y el Club Victoria, lo cual me parece fuera de toda lógica.

Esperanza para Bellavista Oveja Tomé: “Tenemos socios ingleses interesados”

-Hace un par de meses usted manifestó su interés de comprar Bellavista Oveja Tomé, en sociedad con el gerente general de Essbío, Pedro Pablo Errázuriz. ¿En qué quedó ese interés?
-Con Pedro Pablo nos conocemos desde hace mucho, fuimos compañeros en el colegio Verbo Divino. Nos pareció una idea muy interesante la posibilidad de volver a hacer funcionar Bellavista Oveja Tomé, una industria que tiene su prestigio y que, en nuestra opinión, fracasó debido a su tremenda carga financiera. La visitamos en varias oportunidades y nos hicimos asesorar por unos socios estratégicos en Inglaterra, con gran experticia en el tema textil, y que se han mostrado muy interesados. Han hecho preguntas y están estudiando el negocio todavía. Pero hemos visto un poco frenadas las decisiones producto del complejo panorama económico mundial, que tiene frenadas las inversiones. En todo caso, para nosotros es importante dejar en claro que el proyecto no puede alimentar grandes expectativas de trabajo, ni que tampoco va a solucionar la grave crisis de desempleo de Tomé. Jamás va a volver a proveer la cantidad de empleos que hace 50 años, porque los tiempos han cambiado.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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