Viviana Véjar
Profesora Investigadora
Faro UDD.
“El impacto de la inteligencia artificial (IA) en la economía es un tema de gran preocupación en el mundo moderno. La IA, definida como la teoría y el desarrollo de sistemas informáticos capaces de realizar tareas que normalmente requerirían la intervención humana, ha sido un importante punto de debate en los últimos años, en los que la gente no está segura del alcance de sus posibles efectos sobre el empleo y la economía. El uso de la IA en la economía es un tema muy debatido, y su potencial para causar daños económicos no debe tomarse a la ligera. En este ensayo, analizaré las formas en que la IA puede causar daños económicos y cómo puede utilizarse de forma responsable para evitarlos.
La primera forma en que la IA puede causar daños económicos es a través de la automatización. La automatización se define como el uso de la tecnología para sustituir la necesidad de mano de obra humana, y la IA ha permitido que la automatización se realice con mayor precisión y velocidad que nunca. Esto puede provocar que un gran número de trabajadores, tanto manuales como no manuales, pierdan su empleo, lo que tiene efectos catastróficos en la economía. Este desempleo masivo puede provocar un aumento de la pobreza, una disminución de la demanda de bienes y servicios y un estancamiento económico general. Además, la automatización también puede causar escasez potencial en determinadas industrias…”.
¿Me creería que los dos párrafos previos los ha escrito una inteligencia artificial (IA)? La plataforma OpenAI, desarrollada por Elon Musk (sí, el mismo que recientemente ha comprado Twitter), ha lanzado una versión beta en la que se le puede solicitar que escriba casi de cualquier tema. Gracias a la innovación y al desarrollo de tecnologías de la información que proliferan en economías cuyos factores de producción no se encuentran dentro en el radio de control de los gobiernos, estas herramientas se han desarrollado con el fin de ser un apoyo y una ayuda al trabajo humano. Sin embargo, una de las críticas más frecuentes al capitalismo es su potencial de destrucción de puestos de trabajo que trae aparejados obvias repercusiones negativas en la sociedad. Algunos se refieren a esto como la alienación del ser humano frente a lo que podría ser la pérdida del propósito vital de un agente económico que desempeña cierta función productiva. Joseph Schumpeter, en su libro Capitalismo, Socialismo y Democracia, llamó a este fenómeno la “destrucción creativa”, por el potencial de rápido crecimiento e innovación en los procesos productivos. Sin embargo, este mismo proceso escondería el gérmen de la autodestrucción del sistema capitalista en el largo plazo.
La evidencia histórica empírica ha demostrado lo contrario. Si bien es cierto, mucha de la estructura económica se adapta a las innovaciones tecnológicas, el número de los puestos de trabajo que se crean, superan con creces a los que se destruyen.
Una lectura rápida de los dos primeros párrafos permite concluir que las IA’s competirán con los humanos, pero a un nivel bastante superficial. Si bien, el ensayo está bien redactado y no presenta errores ortográficos o gramaticales, carece de la huella de originalidad que le imprime el ser humano. Cada persona, en base a ciertas características de la personalidad y una determinada dotación intelectual, es capaz de escribir de manera tal que el lector, acostumbrado a la pluma de cada escritor, sea capaz de percibir el estilo de cada uno de ellos. Esta experiencia es lo que origina un lazo emocional entre el lector y el que escribe. Por lo tanto, el desafío para nosotros, los que difundimos ideas a través de la expresión escrita, es desarrollar un estilo único e irrepetible, olvidándonos de la idea de tener que competir con la IA, sino que seamos capaces de encontrar en ellas un complemento eficaz que nos permita hacer ciertas tareas -las más tediosas, por cierto- en el menor tiempo posible y, con ello, aumentar la productividad durante las horas que pasamos sentados frente a la pantalla del ordenador.