40 convenios con instituciones de salud primaria de la Región firmó la Facultad de Odontología de la UDD para que sus alumnos de último año de Odontología y Kinesiología iniciaran sus internados asistenciales. Un nuevo hito para una Facultad, que desde hace tres años cuenta con campos clínicos propios para la formación de sus alumnos, pero que tenía pendiente la creación de una red de campos externos para la etapa de los internados. “Una vez más cumplimos y lo hicimos a través de distintos convenios de colaboración que nos permitiesen concluir, adecuadamente, el proceso formativo de nuestros estudiantes”, asegura el Decano Luis Vicentela.
Durante 6 y 9 meses respectivamente, los futuros odontólogos y kinesiólogos cumplirán con este requisito, etapa donde consolidarán el aprendizaje recibido y harán un aporte a la comunidad, “porque los instamos a asumir un compromiso que va más allá del cumplimiento de un ciclo formativo. Queremos que se involucren en los problemas de la comunidad y traten de resolverlos en pos de mejorar las condiciones de salud de su gente”, asegura el Decano.
Daniela Cid: Compromiso 100
Parte de sus primeros tres meses de internado los pasó en el CTD Arrullo de Concepción. Una experiencia “increíble”, asegura, y que, probablemente, marcará su futuro profesional. Allí realizaba rehabilitación neurológica a algunos de los 50 pequeños internos -desde recién nacidos hasta 7 años- que presentaban retraso psicomotor. “El contacto diario con ellos hace que además de disminuir este déficit, uno termine trabajando por su bienestar integral. Ver que uno se puso de pie, que otro dio sus primeros pasos o que, simplemente, recogió un objeto gracias a nuestra ayuda es fascinante”. Reconoce que este compromiso fue en parte motivado por el personal que allí labora. “Ellos se entregan tanto que contagian”. Ese ejemplo la movió a crear una novedosa herramienta para ayudarles en su tarea. “Las guías con las que trabajan las tías no son fáciles de entender. Por eso inventé una Franja Decomural Visual con fotografías de los propios chicos del centro, que muestran los hitos de desarrollo desde el nacimiento hasta los 24 meses”. Ellas ilustran, por ejemplo, a qué edad debieran sujetar su cabeza erguida o ponerse de pie con apoyo. Hoy esta Guía es parte del material de apoyo que usan las funcionarias del CTD.
María Carolina Pantoja: El mejor aprendizaje
Sin muchas expectativas sobre lo que podía aprender en la atención primaria y, más aún, en un sector de tanta ruralidad, comenzó su internado María Carolina Pantoja. Pero sus prejuicios desaparecieron durante la primera semana de su paso por el Consultorio de Hualqui hasta donde llegó para su rotación de rehabilitación respiratoria. “Hice no sólo práctica clínica, sino que también aprendí relacionarme con los pacientes, a hablarles en su lenguaje, a explicar cosas que a mí me parecían obvias. En Hualqui yo estaba en la sala IRA y en la ERA, por lo que atendía al nieto y al abuelo de una familia y me enteraba de sus vidas, de sus problemas, y debía atenderlos integralmente”. Reconoce que las herramientas que le entregó la universidad le fueron de mucha ayuda. “Nuestra formación en el área respiratoria es de primer nivel, lo que facilitaba bastante las cosas y me hacía sentir muy segura de mi desempeño”. También participó en un programa para postrados y trató a pacientes de los programas de cuidados paliativos. “Mi paso por Hualqui me permitió comprobar que estaba hacíendo lo que más me gustaba y que no me había equivocado en la elección de esta carrera”.
Andrea Montecinos: Desafío personal
Optó por hacer su internado en el Consultorio Violeta Parra de Chillán motivada por los desafíos que encontraría. “El consultorio está transformándose en un centro de Salud Familiar y vivir esta conversión me va a enriquecer mucho. Ahora el trabajo es en equipo y como internos estamos incluidos en un grupo multidisciplinario para atender a la comunidad”. El internado lo comparte con otros 3 compañeros de curso. Todos han trabajado en distintas áreas de la atención primaria. “Hemos hecho promoción y prevención en salud bucodental en escuelas, charlas en clubes de adulto mayor, en capillas, agrupaciones de diabéticos, a embarazadas con cáncer de mama, con grupos de hipertensos, etc. pero también atención clínica, es decir, la experiencia ha sido buenísima”.
El trabajo con los niños y adultos mayores ha sido el desafío que asumió para dejar una huella de su experiencia. “La ganancia del internado es la relación con los pacientes. Entenderlos, saber que esperan la atención hace tiempo y que llegan con muchos daños en sus piezas dentales, esperanzados en que nosotros los podamos ayudar. Las personas se van agradecidas y se les nota de sesión en sesión”.
Daniel Sepúlveda: Experiencia integral
Decidió ir más allá de lo que le exige la Universidad o el Consultorio y hacer de su internado una experiencia integral. Como sus compañeros, participó en actividades de prevención y promoción de higiene bucodental con diversos grupos. En esta experiencia, descubrió que como dentista puede ser un aporte para que las personas consigan mejorar su salud tanto física como emocional. “La gente ha estado dispuesta a recibir la información que les damos. En las charlas o en la atención en el box se genera una conversación muy personal. Eso es lo que hemos intentado hacer: llegar a la parte emotiva de ellos, incluso tocando el aspecto espiritual y de cómo llevar sus enfermedades a las consideraciones odontológicas”.
El trabajo con los adultos mayores es para él su compromiso, porque entendió que son personas que necesitan ser escuchadas y porque tienen muchas dudas respecto de los tratamientos a los que pueden acceder. “Entregarles información y encaminarlas a mejorar sus hábitos y decirles que tienen derecho a solicitar atención es una misión que me ha gustado asumir. Quiero ser un puente entre la comunidad y el centro de salud”.