Tras años de espera, el director de “Sangre eterna” y la reciente “Solos” asegura que su aventura mayor por fin verá la luz en 2010: una epopeya enfocada en el mítico barco fantasma chilote, que tendrá como protagonistas a Leonor Varela y Santiago Cabrera, los parajes de la isla grande como locación, más una tecnología de punta en efectos especiales que prometen recrear una suerte de “Señor de los anillos” en versión chilena. Aunque lo suyo es el terror, Jorge Olguín no teme a las grandes ligas y proyectos. Acá nos cuenta por qué.
Se pasea como por su casa en los estudios de Chile Films. Todos -desde el portero a los ejecutivos- lo conocen y saludan con respeto, lo que el joven director de 31 años, de aspecto emo se toma con naturalidad. El inmueble, y una suerte de mini-Hollywood chilensis, es desde hace rato su centro de operaciones. Allí realiza los retoques necesarios para los diversos formatos en que es requerido “Solos” -su última película- para su distribución.
Para el director de “Ángel Negro”, “Solos” (“Descendents”) partió como un encargo de bajo presupuesto y terminó siendo casi un experimento. La cinta, sobre un Apocalipsis marcado por una enfermedad planetaria que vuelve zombies a las personas, salvo a algunos niños, ha tenido críticas dispares. Sin embargo, para Olguín lo más importante es la experiencia y el gusto que le significó el dar una vuelta poco habitual al formato: en su historia, los villanos ya no son los zombies, sino los militares y los científicos (una temática que, no obstante, George A. Romero ha tratado de forma similar). “Solos” es un hijo a pulso, surgido por encargo y co-producción de Dave Brown (el descubridor de “El juego del miedo”) y que será distribuida a nivel internacional y en formato DVD ni más ni menos que por Ghosthouse -la compañía del director de culto Sam Raimi (“Spider-Man”)- y Lionsgate (con títulos como “Psicópata Americano”). “Solos” surgió como invitado de piedra entre otros proyectos y las gestiones preliminares de “Caleuche”, pero no por ello un hijo menos querido para Olguín.
“Yo no dejé de la oportunidad de crear, de hacer una película personal, de jugar con un formato que nunca había experimentado como el digital -las otras películas las había hecho en cine- entonces, era para mí un juguete nuevo sin correr muchos riesgos, y me sirvió para aprovechar también la última tecnología”, asegura.
-¿Qué crees tú que fue lo que enganchó a personajes de primera línea en el horror, como Sam Reimi y Dave Brown, para apoyarte en un proyecto como “Solos”?
-Yo creo que la película es un vuelco al género, porque ellos como expertos en este tipo de cine andaban buscando algo nuevo. Está protagonizada por niños y los zombies tienen otro matiz (…) hay un comentario que hizo Ascanio Cavallo que me pareció súper bueno, en que hablaba que finalmente en las películas ya era difícil separar a la ciencia de la milicia, cómo que estaban mezclados. Y la supuesta indefensión de los niños tiene que ver con eso, la película es la visión de los niños mirando la violencia como parte de su entorno, de su vida. Por eso las acciones dramáticas en los niños son más pasivas, no es que anden buscando, sino que también están deambulando. Prácticamente los niños son más zombies que los zombies. Extraviados, hacen cosas básicas, vegetando en un mundo que no está hecho para la vida. De alguna idea ése es como el concepto de la película, la violencia no es tratada como algo valorable, sino como algo desagradable.
-¿Te sientes, de alguna forma, un seguidor atento de las tendencias en el terror? Por ejemplo, el 2000 “Ángel Negro” iba a la par de los serial killers resucitados de la mano de Wes Craven en “Scream”; y en esta década, películas como “Exterminio”, “Planet terror” y “Soy leyenda” han protagonizado todo un revival del género zombies.
-Sí. Lo que pasa, es que de alguna manera siempre he tenido la suerte, no sé, “Ángel Negro” se metía en el tema de los slashers (sub género de terror sobre asesinos en serie) en boga, y también coincidió con otra película que se llamaba “The blair witch project”. Nosotros entremedio de la filmación en cine le pasamos una cámara digital a los actores para hacer una secuencia, y eso le encantó mucho a ejecutivos de cine fantástico en Europa y EE.UU, a la gente de Fangoria (compañía norteamericana), porque veían que había una relación; lo divertido es que hay una secuencia que yo no había cachado, y cuando la Blanca Lewin se acerca al acantilado con el vestido negro y se lanza, y ellos la asociaron a “El aro”. Por lo menos ese año “El aro” no tuvo ninguna distribución internacional, entonces hubo una relación en paralelo. En el caso de “Sangre eterna”, ahí al tema de los vampiros le pusimos hincapié mucho más en lo que está pasando ahora con toda la moda del regreso del vampirismo a través de “Crepúsculo”, la serie de “True Blood” (de HBO, creada por Alan Ball, basada en vampiros “contemporáneos”). Y en el caso de “Solos” también obviamente que hubo una tendencia hacia lo que está pasando. Ahora, “Solos” es una premisa súper personal, porque cuando Dave (Brown) me preguntó si tenía algún concepto o historia para desarrollar… me acuerdo que ese día me puse a pensar cuáles historias tengo, o qué podría inventar rápido, y fui a ver a mi hermana que tenía un sobrino chiquitito. Lo estaba viendo, y de repente estaban dando las noticias de la violencia en Guantánamo, después empezaron a dar el conflicto en Irak y dije, ¡pum, aquí está! Era el tema de la película en el fondo, que es la paranoia, y otro que se refleja en toda la expresión artística, no sólo en el cine, sino en la literatura, comics y todo…el fin del mundo, una sensación de Apocalipsis por los problemas ambientales y producto de las guerras. Obviamente que yo no puedo estar lejano a eso.
Hacia el cine industrial
Aunque Olguín asegura que la clave de su carrera ha sido el amor que profesa hacia el género fantástico y de terror, lo cierto es que también existe otra variable menos mencionada pero igual de certera: su capacidad innata para lograr muy buenos contactos. Cada una de sus películas le ha valido una mayor presencia internacional: así, “Ángel Negro” (2000) fue distribuida por Troma Entertainment, la legendaria compañía creadora de sagas clásicas como “El vengador tóxico”; “Sangre eterna” (2002) obtuvo reconocimientos como la Mejor Actuación y Mejores Efectos de Maquillajes en el festival de cine de terror de Los Ángeles “Screamfest LA”, recibiendo el premio de las manos del mismísimo Stan Winston (fallecido director y ganador del Oscar, especialista en efectos visuales y maquillaje, creador de monstruos en clásicos como Terminator, Parque Jurásico, Alien y Depredador).
Luego del roce internacional surgidos con sus películas, Olguín fue contratado en 2006 por una productora norteamericana para dirigir un proyecto inédito denominado “Clock tower”. Fue una etapa en que el joven director literalmente se instaló en Los Ángeles, Hollywood, para trabajar con un par de guionistas, aunque las cosas no se dieron como prometían. “Finalmente terminé trabajando con seis y eso no estaba en el contrato (ríe); después de un largo proceso de casting para buscar a la actriz principal me la cambiaron, y terminé agotando mi paciencia… gastaba la plata en estar sobreviviendo en Los Ángeles, mientras el proyecto se alargaba y se alargaba. Los productores no se ponían de acuerdo, y finalmente decidí alejarme del proyecto”, recuerda. Reconoce que “le faltó carrete” en aquella oportunidad. “Hollywood no es como acá, es una industria en que tienes que estar asesorado por un agente, que es fundamental para este tipo de acuerdos de negocio, un productor que te represente, y una compañía de abogados. Esto me significó dejar estancado “Caleuche”, muchas cosas. Con “Solos“ conocí a Dave Brown, que ahora dirige mi carrera en Estados Unidos, es un tipo que va descubriendo a directores y guionistas y los transforma en estrellas, y yo pienso que ésta es una mejor carta de presentación: llegar a Hollywood con una visión de autoría, más que como un empleado del cine”, explica entusiasmado.
Por ahora, todo en la cabeza de Olguín se centra en “Caleuche”, una especie de sueño o leit motiv que el director asegura tener desde los 12 años. Concebida como una súper producción para los estándares latinoamericanos, su presupuesto ya ronda los dos millones de dólares, y se espera su estreno para el primer semestre de 2010. Entre sus socios se incluye a Miravista (filial latinoamericana de Disney) que se encargará de su distribución, y su elenco, además de los protagónicos Leonor Varela y Santiago Cabrera (Che, Empire, Hero) contará también con Erto Pantoja, Patricia López, Dennise Malebrán (en su debut en el cine) y una camada de actores internacionales a confirmar.
-Tú has dicho que “Caleuche” será como “El señor de los anillos chileno” ¿Podrías adelantarnos algo de su trama, personajes, una sinopsis?
-Es la historia de una bióloga marina que, producto de una enfermedad, tiene que regresar a las tierras de sus ancestros, que es Chiloé, y ahí descubre que la visión científica que guía su vida no tiene nada que ver con los mitos y que su familia está ligada a uno de los mitos más grandes de la isla, que es el Caleuche, y otros seres mitológicos que están en armonía con el mundo natural de la isla. Entonces, es una película que evoca un viaje hacia la fantasía, parte desde el mundo racional y termina en el mundo fantástico de Chiloé, con lo cual hay un despliegue enorme de efectos, criaturas, de maquillaje… claro, puede ser una exageración, “El señor de los anillos” es una película de 100, 200 millones de dólares, pero sin duda que esta será una película como nunca se había realizado en Latinoamérica, una película de género fantástico a este nivel.
-Adelántanos un poco sobre la trivia de efectos especiales y otras curiosidades.
-Me gusta la vieja escuela, que es una tendencia que está imponiendo Guillermo del Toro, un director que yo admiro, que es volver a usar los maquillajes físicos como lo hice en “Sangre Eterna”, pero ahora con ayuda de la tecnología. Es una combinación de juegos donde los efectos físicos van a ser soportados -o maquillados- gracias a la tecnología de ahora. De alguna manera eso va a permitir hacer cosas donde el maquillaje ya no puede, y esa combinación hace que los efectos se vean mucho más realistas, no como el caso de “Solos” (ríe). Pero esta es una película donde sí tenemos la posibilidad de jugar con juguetes reales (…) Todo lo que sea efectos digitales -una tecnología que ha avanzado mucho- va a ser para apoyar los efectos físicos. Nosotros vamos prácticamente a construir de verdad el barco. El producto es netamente chileno, estará en co-producción con Mira-Vista, pero toda la infraestructura, lo técnico se hará en Chile. Acá hay herramientas que son casi únicas en Latinoamérica, como por ejemplo, el corrector de color scratch, que sirvió, para componer (los efectos de) “El caso de Benjamín Button”; el compositor digital inferno, se usó en “El Señor de los anillos” para componer elementos reales con elementos irreales. Todo con el software último, de ahora, la última versión. Cada una de estas tecnologías se aplicará a la película a un nivel como nunca se ha visto en el cine chileno.
-“Caleuche” es un proyecto muy antiguo ¿no podría jugar en contra de la gran cantidad de tiempo que lleva siendo anunciado?
– “Es entretenido cómo a la gente le ha bajado en general una ansiedad por ver la película, y eso es súper bueno, porque indica que necesitamos ver nuestras fantasías; el cine chileno ha tenido siempre una tendencia hacia la realidad, entonces de alguna manera yo estoy plasmando un imaginario que no existía, que es el del mundo fantástico, que de pronto habla mucho más de nosotros mismos. Todos hablan del bullying ahora, y en “Ángel Negro” el tema principal no era el fantasma del asesino en serie, era el bullying. La muerte del personaje interpretado por Blanca era producto de un bullying. Porque yo lo viví en el colegio, ahí fue horrible. De alguna manera, en esos temas el cine fantástico abre mucho más puertas (…) en el caso de “Caleuche”, a uno le gustaría vivir en un lugar donde las cosas son mágicas, que no están dentro de este rigor de ir a la oficina, por eso tiene una envergadura mucho más grande y hay una ansiedad por verlo, porque representa nuestro sueños y no sólo de Chile: a “Caleuche”, cuando se empiece a distribuir, sin duda va a ser una representación de Latinoamérica desde los mundos fantásticos. Eso es lo que tiene entusiasmados, en el fondo, a todos.
-¿Viviste de forma personal el tema del bullying durante tu infancia?
-Lo que pasa es que yo no me veo tanto como un nerd, sino más bien como un roquero, más bien lo contrario. Soy flaco, nunca fui un gordito al que maltrataran, pero sin dudas tuve otro tipo de marginación. Nunca me adapté, y de hecho sigo siendo un desadaptado, un freaky entre comillas. Es un tema que tiene que ver no sé si con una rebeldía interna que tengo, que no me gustan las cosas como son, que hace que la gente me vea como extraño, y cuando pasa eso, la gente es muy agresiva. Me sigue pasando que la gente cuando no te ve de corbata sigue siendo muy prejuiciosa. Es un tema que a mí me choca bastante, y siento que mi cine tiene que ver con eso, es un tema personal. Haber tenido una formación católica me sirvió para sentir que había fuerzas sobre el control de uno como ser humano, que uno es un ente que depende de algo omnipresente como un dios, o de un castigo que proviene del lado oscuro, del infierno. Eso me dejó marcado toda la vida, y también se lo debo a una película, porque vi “El Exorcista” cuando chico, escondido, y quedé aterrado, y mi mamá me decía “esas cosas son fantasías, no son verdad”… y llego al colegio, pregunto en la clase de religión, y me dicen: sí, eso es cierto, y guaa, quedé con pesadillas toda la vida. El tema católico ha sido una influencia enorme en mi forma de ver las cosas.