José María Lasalle, exministro de Cultura de España: “El pensamiento humano es fundamental para controlar la tecnología”

/ 8 de Agosto de 2024

En el contexto del lanzamiento en Concepción del nuevo centro de la USS, País Humanista, el expolítico y autor de títulos como Ciberleviatán, se refirió a los avances experimentados por la Inteligencia Artificial, y a la importancia de las humanidades hoy en día.

Con la convicción de que las humanidades no son algo accesorio, sino un fundamento de las distintas culturas y civilizaciones, la Universidad San Sebastián creó País Humanista, centro que nace con el objetivo de reflexionar, desde las humanidades, sobre las grandes interrogantes que surgen en la actualidad en Chile y el mundo.
En la presentación de este centro en Concepción, su director, el escritor Cristián Warnken, conversó con el exministro español de Cultura, José María Lasalle, escritor del diario El País y La Vanguardia, y autor de libros como Ciberleviatán y Civilización Artificial, quien -tras la actividad- conversó con Revista NOS sobre los avances experimentados en el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA), y la relevancia de las humanidades en la sociedad actual.

-Usted afirma que la IA ofrece grandes oportunidades al ser humano. ¿Cuáles serían?
“Esta tecnología abre posibilidades inmensas de crecimiento para nuestra sociedad, porque puede ayudar al ser humano a incrementar las capacidades con las que aborda la gestión de los asuntos del mundo… Es decir, puede -y debe- contribuir a generar una humanidad aumentada, pero para ello debemos darle un diseño que tenga como propósito pensar lo mejor para el bienestar de las personas. Si eso se logra, estaríamos dándole al ser humano oportunidades realmente extraordinarias. En cambio, si no sabemos gestionarla, podríamos condenarnos, entre otras cosas, a perder nuestra libertad”.

-Parece un costo muy alto, sobre todo si a eso le sumamos que hay estudios que señalan que de aquí a 2050 más de un 40% de las profesiones serían sustituidas por la Inteligencia Artificial.
“Ahí entramos en el terreno de los riesgos que pueden tener lugar si no afrontamos el diseño de la IA como una oportunidad para mejorar al ser humano, y la dejamos seguir como hasta ahora: siendo una maximizadora de la utilidad del poder que libera… Desde hace aproximadamente 300 años el ser humano ha dominado las profesiones y los ámbitos de conocimiento especializado, aplicado a la generación o la gestión de cosas, algo que hoy puede ser exclusivamente desarrollado por la IA… Hay que aclarar que, a diferencia de lo que ocurrió con la Revolución Industrial, esta tecnología no viene a sustituir a quienes desarrollan trabajos de “fuerza bruta”, sino a los profesionales, a aquellos que se desempeñan en el ámbito de los trabajos intelectuales”.

-¿Y esa realidad es ya inevitable?
“Si el desarrollo de la Inteligencia Artificial no considera limitaciones éticas, y no se piensa para generar utilidad para el ser humano, no habrá retorno posible: acabará sustituyéndolo. Es por eso que debe desarrollarse una política pública en el ámbito de la gobernanza, por ejemplo, que exija que los diseños de IA no solamente busquen maximizar la utilidad, sino que tengan siempre una mirada humanocéntrica”.

-Se dice que nos estamos deshumanizando. Entonces, ¿cómo le brindamos humanidad a la máquina?
-“Esa es una de las paradojas de la transformación digital, y una de las razones por la que es imprescindible una regulación ética sobre la IA. Si no, la tecnología terminará de deshumanizarnos… Debemos tomar conciencia de que el diseño de los teléfonos móviles, por ejemplo, está pensado para generar una mayor adicción y, por tanto, un uso cada vez más necesitado de la pantalla, lo que va produciendo una especie de embrutecimiento cognitivo, que nos deshumaniza. Por ello, debemos crear normas para protegernos, para regular la IA, que hasta el momento carece de toda regulación”.

Pensamiento humano para conducir la tecnología

Lassalle añade que la inteligencia artificial es una tecnología altamente sustitutoria, que ha generado herramientas para hegemonizar el trabajo, y que presenta el desafío de eliminar la imperfección humana, perdiendo así su esencia. “No obstante, mediante protocolos humanistas -como la cultura, el arte o la filosofía- sería factible convertirla en una tecnología facilitadora, que permita entender la complejidad del mundo, los límites éticos y empoderarse de ella”, sostiene.

-En ese sentido, ¿qué tan importantes son hoy las humanidades?
“Son fundamentales, y deben acompañar todo el ciclo de enseñanza, desde la educación infantil, de modo que los seres humanos crezcamos empoderándonos sobre la tecnología. Eso implica cambiar la pedagogía con que nos aproximamos a lo tecnológico, buscando que las niñas y niños no se hagan humano-dependientes de ella… No se trata de renunciar a la tecnología, sino de garantizar que su uso siempre responda a patrones de responsabilidad críticos. Luego, en la educación superior, debemos ser capaces de ir desarrollando patrones o diseños más generales, sobre los que puedan sustentarse políticas públicas que hagan posible que -a nivel estructural- las instituciones cuenten con reglas tendientes a que sean los seres humanos quienes controlen la tecnología”.

-Finalmente, ¿qué opina de la creación de espacios como el centro de Humanidades de la USS?
-“Creo que se trata de un proyecto realmente esperanzador, porque el pensamiento humano es hoy más necesario que nunca si queremos empoderarnos de la tecnología y, particularmente, conducir la Inteligencia Artificial. Y para ello debemos crear espacios de diálogo, de reflexión, de discusión, que no estén hegemonizados por los tecnólogos, y que permitan a más actores de la sociedad ser parte de la toma de decisiones tendiente a que la tecnología siga avanzando, pero con límites éticos y con un propósito que sirva al ser humano”.

 

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