Juan Manuel Astorga:“Piñera no tiene problema con el matrimonio homosexual”

/ 24 de Mayo de 2012

El  conductor del programa Vía Pública de  Canal 24 Horas analiza el presente de los medios de comunicación y opina sobre las críticas a los noticieros. Firme partidario del proyecto de ley Antidiscriminación, también recuerda el difícil momento que vivió hace cuatro años, cuando un abogado lo amenazó con hacer pública su opción homosexual si no le pagaba una fuerte suma de dinero.


Conocido por su currículum impresionante en radio, prensa y televisión, el ex conductor de Mega y panelista de numerosos programas hoy está abocado al periodismo de análisis y conversación. Su día empieza a las siete de la mañana en Radio Duna junto a Cony Stipicic, con quien repasa la agenda noticiosa, labor que continúa más en profundidad en Hablemos en off, y que al atardecer, retoma en espacios musicales como Edición Limitada: Duna Retro. Es columnista de Publimetro y del sitio web El Post. El resto de la semana hace clases de Actualidad Económica en la Facultad de Ingeniería Comercial de la Universidad del Desarrollo.
Sin embargo, lo que más lo llena de orgullo es Vía Pública, programa del canal 24 Horas, donde de lunes a jueves, desde las 22.30 horas, toma el pulso a la contingencia mediante el análisis y debate de los principales temas de interés social del momento. Para ello se vale de un panel de invitados y líderes de opinión que rotan según el día y las temáticas, entre los que se incluyen el dirigente estudiantil Giorgio Jackson, la periodista Andrea Vial y varios economistas.
Además, y como es costumbre en los espacios de Astorga, un protagonista importante de Vía Pública son sus propios televidentes, los que envían sus puntos de vista vía Twitter, medio que es concebido como “un panelista más”. El propio periodista es un reconocido tuitero, y su cuenta personal (@jumastorga) cuenta con 160 mil seguidores.
-A un mes de Vía Pública, ¿cuál es tu evaluación?
– Hemos conseguido que se cumplan dos de las morales que tiene el programa: no tener a los mismos personajes de siempre y generar diálogo con ideas arriba de la mesa. Y eso aporta mucho, en el sentido de que lo que yo pretendo con este programa es que aquí se tome un tema y se trate de generar la mayor cantidad de puntos de vista posible, para que el que te vea sienta que algo le dejó el programa. Eso en general se cumple y me deja muy contento. Porque, al final del día -y es la razón por la cual yo vine a hacer este programa- esto es televisión pública; lo que siempre se dice que no se hace, se está haciendo aquí.
-Además, el formato tampoco es el típico de los programas tradicionales de debate.
-Aquí hay que alejarse de los prototipos. Salimos a buscar gente con ideas frescas y de corrientes de pensamiento distintas. Este no es un programa que esté binominalizado, como se suele pensar que hace TVN, Concertación-Alianza. No hay nadie representando partidos políticos. Es un real programa de conversación: hay sentido del humor, yo hablo rápido, se me salen las tallas, se me salen los garabatos. Es como una conversación de verdad, pero sobre temas nacionales. No salimos a copiarle a Tolerancia Cero ni tampoco a diferenciarnos por diferenciarnos. Dijimos: “nosotros queremos hacer conversación, no debate”: si se pelea, se pelea, y si están todos de acuerdo, están todos de acuerdo.
-Artículos hablan sobre “el auge” del late en la programación nocturna de la televisión chilena, y entre ellos se nombra a tu programa.
-Es más bien un talk show. Con el late se tiende a imaginar un programa vinculado a la farándula, con orquesta, humoristas, con la ironía… Este es un programa de conversación, tiene un monólogo, pero es con punto de vista, yo soy un conductor opinante, y no sólo no le tememos a la opinión, sino que la salimos a enfrentar. Puede que no genere la suficiente comodidad todavía para los que miran cómo funciona el canal público. Pero yo hago programas de opinión en la radio, en la red, en el diario; no iba a llegar acá a enfrentarme y no opinar. Yo opino, y lo hago con información en la mesa. Aquí -y que suene como suene- no es parafernalia por la parafernalia, no es Vasco Moulian y no es Julio César (Rodríguez). Julio César hace muy buenas entrevistas, pero él hace mucho más un late que un talk show. Y éste no es un programa que busca seducir, como dice Soledad Onetto en Mega. Esto no es “La noche de Cecilia”. A pesar de que tengo un perfil muy definido y el programa ha adquirido mucho de mi personalidad, en este programa el conductor no es relevante; sí facilita el diálogo entre los invitados pero no es mi show.

“La gente no es tonta”

-Si hay un actor con kilometraje para hablar sobre qué está sucediendo en los medios de comunicación chilenos, ése es Juan Manuel Astorga. Uno de sus mayores logros lo obtuvo hace más de doce años en Radio Duna FM, donde estuvo 7 años. Allí, y desde su puesto como editor general, llevó a la emisora desde el lugar 16 al primero de audiencia entre su público en menos de 6 meses. En ese lugar se mantuvo hasta su renuncia al cargo en diciembre de 2001.
-¿A qué atribuyes hoy ese gran logro en la FM? ¿Qué supiste ver o qué hiciste para conseguir ese avance?
-Tuve suerte. En la época, las FM recién se empezaban a desarrollar en el negocio, se estaban modernizando. Tenían noticieros grabados por locutores, una programación muy envasada, y las noticias estaban en las AM. Hicimos una radio con contingencia y con opinión en FM; afinar mucho la oreja y escuchar bien lo que el público -ejecutivos hombres entre 25 y 44 años, ABC1- le gustaba en música y otros
– Una vez señalaste que al día siguiente de la visita del presidente Obama, los canales de TV dedicaron “una nota de menos de un minuto para detallar de qué le sirvió políticamente a Chile su visita” ¿Qué pasa hoy con los noticieros de la TV?
-Hablaron de la señora de Obama, del vestido, de la comida. El noticiero de TV es muy generalista, le ha costado que el contenido específico genere el atractivo suficiente para este público al que ciertas cosas no le interesan. Cuando tienes que mezclar tanto público, y responder a una cierta cantidad de rating -porque en Chile se trabaja con la lógica de que los departamentos de prensa tienen que ser utilitarios y responder en términos de lucas, cosa que no pasa en otros países- el noticiero tiene que buscar la manera de hacerlo atractivo, por eso es que uno se encuentra con esta paradoja de que se habla de lo poco importante, y de lo importante se habla corto para que la gente no se latee. Aún así yo creo que la televisión abierta hace un gran esfuerzo. Yo no salgo a despotricar contra los canales de buenas a primeras, creo que en general tienen buenos noticieros, no son malos.
-¿Compartes o no el diagnóstico de la periodista Mónica Pérez? Ella culpó a Chilevisión del sensacionalismo que hoy se ve en los noticieros de televisión.
-Comparto parte del diagnóstico, pero no puedes criticar la buena estrategia de tu competidor y relacionarla con un eventual resultado tuyo. 24 Horas sigue siendo líder y no renuncia a los temas importantes. Puedes discutir sobre ciertas notas que son más de divertimento que pueden estar dentro del noticiero, pero 24 Horas tiene las noticias importantes.
-Tal vez ella refleja la frustración de ciertos periodistas por una supuesta frivolización que impone por la competencia, que afecta el rating de las noticias más “serias”…
-Es que Jaime de Aguirre (Chilevisión) tiene un concepto de las noticias distinto al que tiene Mauro Valdés (TVN). Jaime de Aguirre piensa que toda historia es noticiable, y que detrás de cada historia noticiable, hay mucho componente de política, de cómo funciona la sociedad, a partir de un episodio en particular. Chilevisión tiene su estilo y 24 Horas tiene otro, la gente elegirá. Yo parto de la base de que la gente no es tonta, la gente cacha, cuando requiere de algo importante sabe donde encontrarlo y no se confunde ni un segundo. Y está demostrado, cada vez que ha pasado un episodio de importancia global, 24 Horas es líder sin ninguna duda.
-En Chilevisión son más “diablos” para salir de la noticia “dura”.
-seamos justos. Chilevisión es el único canal que tiene puesto en su horario prime un programa de política, Tolerancia Cero. Entonces, yo ahí sí le compro la defensa a Jaime de Aguirre. Por eso te digo, estoy en parte de acuerdo con la crítica de la Mónica Pérez: a mí no me gusta el noticiero de Chilevisión, soy amigo de sus conductores de noticias y se los he dicho, yo no lo veo. Pero, yo no soy chiita.
-No compartes la afirmación que Chilevisión le hizo mal a los informativos de la tele.
-No. Teletrece lanzó una nueva fórmula que concentra las noticias importantes en media hora y después tiene segmentaciones. 24 Horas confía en su fórmula de que hereda un piso en base a la teleserie y, por tanto, puede darse el lujo de tener noticias duras y no pasa nada, no pierde rating. Chilevisión está en otra cosa: si tuviese la teleserie de TVN, y tuviese 20 puntos de rating a las nueve de la noche, te aseguro que no haría lo mismo.

“No camino por la vida como alguien discriminado”

A mediados de agosto de 2008, Juan Manuel Astorga concedió una entrevista a la revista Caras, en la que hizo pública su homosexualidad. En aquella oportunidad reconoció que debió tomar la determinación tras haber sido víctima de un chantaje por parte de un abogado que, supuestamente, pertenece al Opus Dei, y que lo amenazó con contar este aspecto íntimo de su vida si no le pagaba una fuerte suma de dinero.
Aunque en aquel momento Astorga apostó que el tema tendría “una corta duración”, lo cierto es que su experiencia resulta ser un referente en un momento en que finalmente fue aprobada por una amplia mayoría la ley de Antidiscriminación en el Senado, restando su promulgación por parte del Presidente Sebastián Piñera. Un tema que el periodista asegura no haber sufrido mayormente en lo profesional, salvo la vez que el conductor Mauricio Israel, en pantalla y en tono de broma, le sacó en cara su opción homosexual, cuando él aún no la hacía pública.
“Mi último año en Mega fue el peor de mi vida y cuando ya me había ido, una vez en la mañana me dedicó una mención comercial. Era de artefactos y tenía una juguera, una arrocera, una freidora y después de que termina de hacer la mención dice: “Juan Manuel, este regalo es para ti, te regalo una arrocera para que no se te queme el arroz”, contó en su momento el profesional a un medio escrito. Ahora, tras recordar el episodio, reflexiona: “hoy día, (Mauricio Israel) jamás se habría atrevido a hacerlo, porque hoy es políticamente incorrecto.
-Y respecto al chantaje que te hicieron ¿se habría evitado de existir leyes que protegieran contra la discriminación?
-Sí, (el abogado chantajista) la habría pensado dos veces. No habría evitado que le pegaran a Daniel Zamudio, pero sí que un pelotudo considerara que me podía pedir plata para no contar que yo era gay. Y la ley Antidiscriminación es una señal ética y una señal moral. Una señal de lo que quiere el Estado: que nadie en este país sea discriminado. Y por lo tanto tú tiendes a marginar y a aislar a los gueones que consideran que un tipo puede ser violentado de alguna manera, incluso sicológicamente por su condición. Por lo mismo, creo que es importante la ley, es una declaración de principios hacia dónde vamos, y que con el paso de los años te parezca realmente absurdo que a alguien lo hayan ninguneado, chantajeado y ni hablar de que le hayan pegado porque era gay. Yo creo que los cambios de mentalidad se consiguen a través de esfuerzos legales, al contrario de quienes piensen que no. Por algo existe la Declaración Universal de los Derechos Humanos y ese tipo de cosas.
-¿Y no podría afectar una ley de este tipo a la libertad de expresión? Un grupo o alguien podría confundir discriminación con una postura pública determinada frente a un conflicto -como el que se vive en el Medio Oriente- o una broma que aluda a una etnia, religión u opción sexual.
-Lo que pasa es que, como todas las leyes, las cosas se van amoldando. Pero, la libertad de expresión no es gratis. Uno tiene que hacerse responsable de lo que dice y de lo que plantea, y eso tiene sus costos. Dudo que alguien vaya a un tribunal cuando exista la ley antidiscriminación, simplemente, porque un humorista hace un chiste. Distinto es burlarse con nombre y apellido como lo hace Kramer respecto de Jordi, ridiculizándolo al nivel que lo ridiculiza. Eso es diferente, eso tiene un costo, gracias a dios no es gratis.
-Bajo este criterio, ¿hay una diferencia entre lo que hace Kramer y el personaje Tony Esbelt del humorista Mauricio Flores, que estereotipa y caricaturiza a los homosexuales?
-No, porque la ley Antidiscriminación no castiga el estereotipo, castiga la discriminación, que es diferente. El temor de quienes no quieren la ley es que alguien pueda aprovecharse y que, por ejemplo, diga que lo echaron porque era gay o judío, en circunstancias que lo despidieron porque hacía mal la pega. O que alguien vaya a arrendar un departamento, y el arrendador diga que no, porque no le dio confianza el personaje en cuestión, y que después el fallido arrendatario demande al arrendador, porque no le dio el arriendo debido a su condición de coreano. Por ahí eventualmente podrían venir los abusos, y yo entiendo a quienes tengan esa legítima aprensión. Pero, en lo grueso, esta ley es una declaración de principios. Y esto yo no lo planteo porque soy homosexual, porque, la verdad, salvo el chantaje, yo no me siento discriminado, no camino por la vida como alguien discriminado, porque en esta sociedad -lo voy a decir en crudo- es tan ‘culia y maricona’, que a los ‘gueones’ que considera mejor posicionados en la sociedad no los discrimina. Para decirlo abiertamente, a mí no me discriminan porque además -y me lo han dicho muchos veces- a mí no se me nota… lo que me parece asquerosamente insultante. O sea, que si a mí se me notara… por qué alguien que habla afeminadamente tiene que ser discriminado.
-Más allá del caso Zamudio ¿Cómo sientes que los homosexuales hoy viven su condición en la sociedad chilena, perciben una mayor libertad o la discriminación sigue siendo total?
-Me quedo con esto: el otro día yo entrevisté al Ministro Jaime Mañalich y me dijo una frase que me marcó: en Chile han aumentado las tasas de suicidio en los hombres entre 14 y 19 años. Y han aumentado por que los niños se sienten discriminados, entre otras cosas, por su condición sexual. Ese puro argumento me basta y me sobra para entender que en Chile se tiene que tener una ley Antidiscriminación, y si no se logra con cambio cultural, que sea a través de la ley. Porque no puedo creer que hayamos llegado a un nivel en que la situación de presión para un cabro es tal, que cree que sincerar su sexualidad es menos grave que quitarse la vida. Eso a mí me golpeó, yo no pude dormir esa noche porque lo encontré brutal. A mí me escriben todas las semanas cabros angustiados, preguntando cómo lo hice yo para salir adelante. Por eso creo que es importante la ley, porque es una señal de lo que nosotros esperamos. Discutir lo que para mí es el marginal -si podemos o no podemos casarnos, si podemos o no podemos adoptar hijos- yo creo que eso va a llegar con el tiempo. Pero, esto, es fundamental.
-¿Qué te parece que el vocero de Gobierno Andrés Chadwick haya descartado que el proyecto de Ley Antidiscriminación (nota de la R: ya aprobada en el Parlamento) abra la puerta al matrimonio homosexual?
-Es que no abre las puertas, porque para eso necesitas una modificación constitucional y este proyecto no hará una modificación de ese tipo. Él está haciendo una apreciación política que es correcta, lo que pasa es que él trata de explicar una cuestión que es imposible de explicar, si es evidente que para allá vamos. Y no va a ser en este Gobierno, pero será en el siguiente. Eso va a pasar de todas maneras; yo quisiera que pasara ahora, pero yo ya tengo 39 años, o sea, probablemente me voy a poder casar a los 50. O sea, adoptar hijos va a ser imposible… pero para allá vamos y es evidente que éste es un paso. Y él trata de congraciarse con su propio partido, si él es UDI. Yo te digo una cosa, porque lo sé: Piñera no se cree su discurso de matrimonio entre un hombre y una mujer. Parte de sus mejores amigos son gays, viven en pareja y él no tiene ningún problema con este tema. O sea, esta frase es mucho más para los conservadores que lo apoyan en su Gobierno que en su convicción personal. Y puede salir a negar lo que yo estoy diciendo, todo lo que quiera a los cuatro vientos, pero yo lo sé, y él sabe que yo lo sé.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

SÍGUENOS EN NUESTRAS REDES SOCIALES