Repartiendo su tiempo entre Concepción y Montreal, y viajando por todo el mundo dirigiendo diversos programas, y coleccionando alabanzas por su trabajo, el canadiense Julian Kuerti sigue feliz con su labor como Director Principal Invitado de la Orquesta Sinfónica de la UdeC.
Por Cyntia Font de la Vall.
Gracias a su estilo seguro, integridad artística y pasió n por la colaboración musical, el canadiense Julian Kuerti, ha logrado, en poco tiempo, tener gran reconocimiento como director, siendo alabado por los críticos, quienes lo han catalogado como “uno de los talentos más destacados que han surgido en los últimos años en el arte de la dirección orquestal”.
Ha dirigido a numerosas orquestas en América, Europa y Asia, y su pasión muestra que se siente igualmente cómodo conduciendo sinfonías u óperas, y es, desde el año pasado, el Director Principal Invitado de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción, cargo similar al que ocupa en la Orquesta Métropolitain en Montreal.
Nacido en el seno de una de las familias musicales más distinguidas de Canadá, Kuerti estudió en Berlín, en la Universidad de las Artes, con Lutz Köhler; en Aspen, con David Zinman, y en Tanglewood, con James Levine, convirtiéndose en asistente de Iván Fischer en Budapest, y luego de Levine en la Sinfónica de Boston.
El director cuenta que ha estado viniendo a Concepción desde el 2007. “Conozco la ciudad muy bien, sus alrededores y el sur de Chile. Es un país hermoso; de hecho, en julio traeré a mi familia a conocerlo”.
En cuanto al trabajo con la Orquesta, afirma que es un desafío que asume con placer, “porque son una maravillosa colección de artistas, con gran personalidad y mucha dedicación a su arte. Juegan a un alto nivel, lo que no implica que no puedan mejorar aún más, pues cada vez que nos enfrentamos a un nuevo repertorio, o ensayamos uno ya conocido, siempre encontramos detalles por pulir, pero me encanta la actitud de estos músicos frente al trabajo, son ambiciosos y decididos a ser una de las mejores orquestas del país”, señala Kuerti.
Durante 2014, en virtud de su cargo, sigue teniendo injerencia directa en la programación y en los lineamientos musicales, y le corresponde liderar varios conciertos, aunque quizás lo más exigente del año fue la Maratón Beethoven, presentada hace unos días, y que fue la recreación de un concierto que el propio compositor alemán dio en 1808, en Viena. Duró cerca de cuatro horas e incluyó coro, algunas arias, sinfonías, conciertos y extractos de una misa, todo un desafío para los músicos y el director.
Kuerti sostiene que “es un orgullo trabajar junto a esta Orquesta y sus músicos. Mi mayor impedimento es mi falta de habilidad para comunicarme en español, cosa que voy mejorando poco a poco. Con la orquesta nos entendemos muy bien, pero tengo que seguir mejorando”.
Al despedirse, el joven director afirma: “Me siento honrado y afortunado de poder hacer lo que hago para ganarme la vida. Este trabajo me hace crecer, como persona y como músico. La verdad es que dirigir es algo que me llena de felicidad”, puntualiza.