Van a ser tres décadas dedicadas al espectáculo. Kato Senociain, músico y productor, ha traído a Concepción artistas nacionales y extranjeros de primera clase. Un trabajo que disfruta como empresario y como espectador.
Música, juego de luces sobre el escenario y el artista del momento vitoreado por el público penquista. Esta es la tónica de las producciones que Kato Senociain ha hecho en Concepción en los últimos 30 años. Reconoce que es un trabajo arduo, lleno de sorpresas e imprevistos que le demandan estar siempre listo para resolver las exigencias de los artistas. Su recompensa, en todo caso, es la satisfacción de un espectáculo grabado en la memoria de las cientos de personas que fueron testigos del show.
Este año comenzó con una lluvia de estrellas. Alberto Plaza, Luis Jara y Fito Páez fueron los primeros en subirse a la parrilla de Kato Producciones. A ellos le siguieron los mexicanos de Camila y el dúo puertorriqueño RKM & Ken-Y. Ambos se presentaron en suelo penquista después de sus respectivas presentaciones en el Festival de Viña del Mar replicando el éxito que tuvieron en la Quinta Vergara. Y es que Kato Senociain, con todos estos años de experiencia, desarrolló un sexto sentido que utiliza para contratar a las estrellas que el público de toda la región también espera conocer.
Récord de audiencia
Corrían los primeros años de los ’80 cuando Kato Senociain hizo de su restaurante El Rancho de Hermógenes su centro de operaciones. Allí comenzó su carrera como productor de eventos incorporando el concepto del café concert y la presentación de artistas nacionales en un ambiente más íntimo. Además, fue la época en que comenzó a postular a producciones en el escenario de la Ferbio donde literalmente “era grito y plata hacer show ahí”.
Aliado con su amigo Sergio Cichero en la productora CyS, fue el responsable de la primera presentación en Concepción de Los Prisioneros. Memorable concierto que marcó el récord de público de más de 50 mil personas. Fue la prueba de fuego porque “estábamos en pañales y recién partiendo con producciones grandes”. Pero el desafío lo superó con creces porque desde entonces ocupó ese escenario los jueves, viernes y sábado con artistas que se movían en la escena nacional, entre ellos Myriam Hernández, Checho Hirane, Miguelo, Soledad Guerrero, Quilapayún, Patricia Maldonado y Florcita Motuda.
Desde hace 8 años, Kato Senociain corre con sus propias producciones y apoyado de una mejor infraestructura y una amplia red de contactos se ha dado el lujo de traer a grupos de la talla de La Oreja de Van Goh, Sin Bandera, Tom Jones o Miguel Bosé.
Todo por el público
No es fácil dar en el gusto al público y al mismo tiempo hacer del show un buen negocio. Sin embargo, Kato Senociain tiene su propia receta para triunfar. El secreto está en conocer a fondo el mundo del espectáculo y, si es necesario, adelantarse y conocer lo que está sonando en otras latitudes. Fue así como el 2005, la apuesta de traer al por ese entonces desconocido Marco Antonio Solís, le significó un gran reconocimiento a su experiencia. “Lo contraté dos meses antes que se supiera que venía al Festival de Viña de ese año. Nadie lo conocía, pero fue un exitazo. Al día siguiente de su presentación allá tenía vendidas 18 mil entradas”.
Pero esta sintonía con el éxito no siempre está de su parte. La carrera de Kato Senociain está llena de logros, pero también se incluyen algunos errores que bien le han costado toda su inversión. “Me pasó con Ricky Martin el 1993. Perdimos 19 millones de pesos porque nos faltó público. Compramos 3 actuaciones, una en Talca y 2 en La Tortuga. Allá esperábamos 5 mil personas y fueron 2 mil y acá pensábamos que llenaríamos 2 shows, pero hicimos uno y casi lleno, pero igual hubo que pagar las 3 funciones”. Aprendió la lección. En esos años todavía el artista no era tan conocido en la escena nacional. Además, comprendió qué los elementos deben estar presentes en sus producciones. “El público busca su artista y hay que saber, o al menos tener una idea, de los fans que cada cantante o banda tiene en la zona. Por ejemplo, sabía que Fito Páez tiene unas 1.400 personas incondicionales y fue más o menos el número de público que tuvimos. En segundo lugar, el show tiene que ser bueno y para eso me preocupo de que el momento, la iluminación, en definitiva todo esté bien organizado”.
Otro elemento a considerar es la cantidad de público que tiene el mercado del espectáculo en Concepción. Mientras en Santiago la demanda es de 5 millones de habitantes, allá se pueden producir eventos para todos los gustos. “Aquí, en cambio, haces una obra de teatro cultural y no llenas la sala, pero con una obra más picarona con rostros de la televisión sí te va bien. Además, la gente que va a los shows es siempre la misma y uno tiene que contar con eso”.