Andrés Medina A.
Licenciatura en Historia UCSC.
Durante el siglo pasado, la humanidad fue devastada por dos guerras mundiales que cubrieron amplias zonas geográficas. Europa, Asia, África y las islas del océano Pacífico fueron asoladas por acciones militares que trajeron consigo muerte y destrucción, dejando consecuencias que por años afectaron a sus poblaciones.
Afortunadamente, el continente americano no fue escenario de guerra en ninguna de las dos conflagraciones, excepto algunos hechos puntuales, uno de los cuales tuvo como escenario a la bahía de Coronel.
Al inicio de la Primera Guerra Mundial, en 1914, era de conocimiento general el poderío que ostentaba la armada inglesa. Esta realidad llevó al mando alemán a proyectar acciones en el Pacífico, para desafiar el poder inglés y controlar su tráfico.
Una flota de cinco cruceros alemanes, al mando del almirante Von Spee, se enfrentaron a una escuadra de cuatro cruceros ingleses, al mando del almirante Cradock, al atardecer del 1 de noviembre de 1914, a 50 millas del puerto de Coronel.
“El cañoneo, que se prolongó por algunas horas, causó expectación en la población de Coronel, que apreció tanto el retumbar de la artillería como los relámpagos que se divisaban en el horizonte…”.
Al inicio de la acción, la fuerza alemana se encontraba ubicada hacia el continente, en tanto, la inglesa, se emplazaba hacia el horizonte, donde al atardecer, con la caída del sol, resultaba un blanco perfecto para los artilleros germanos.
El factor anterior, unido a la ventaja que representaba una nave más, y el mayor poder de artillería, fueron los factores que decidieron el triunfo alemán, que provocó el hundimiento de dos cruceros ingleses y la muerte de más de 1.600 hombres, incluido el almirante Cradock.
El cañoneo, que se prolongó por algunas horas, causó expectación en la población de Coronel, que apreció tanto el retumbar de la artillería como los relámpagos que se divisaban en el horizonte, sin tener mayor información sobre el combate que se libraba en alta mar, ni antes ni después de la acción, pues concluida esta, las naves de la fuerza inglesa tomaron rumbo al extremo sur, en tanto, la flota alemana, para reabastecerse, se dirigió a Valparaíso.
La derrota de Coronel, que dejaba el Pacífico en manos germanas, fue profusamente comentada en Inglaterra, pues hacía más de un siglo que su escuadra no sufría tamaño desastre. La decisión del almirantazgo inglés fue enviar de inmediato una nueva fuerza naval que eliminara la amenaza concretada después del combate en el golfo de Arauco. Así, en noviembre, la escuadra alemana se dirigió hacia el sur para cruzar al Atlántico y apoderarse de las islas Falkland.
En el Atlántico, Von Spee se encontrará con una flota inglesa de ocho unidades que ponen fin a su proyecto, terminando con su vida y con toda la escuadra alemana, salvo el crucero Dresden, que retornará al Pacifico, donde será acorralado en el archipiélago Juan Fernández y terminará hundido por su propia tripulación, que será internada en la isla Quiriquina.
Posteriormente a su liberación, algunos marineros alemanes no retornarán a su patria y se quedarán en la zona penquista donde sus descendientes, ya chilenos, han representado un valioso aporte, con su esfuerzo e iniciativa, al desarrollo de diferentes actividades de la región.